En el año 81 d.C.,
Domiciano construyó el Arco dedicado a las victorias de su hermano Tito en
Oriente que culminaron con la conquista de Jerusalén en el año 70, una joya
arquitectónica que aún se conserva sobre la Vía Sacra en el Foro Romano.
El de Tito es el más
majestuoso de los arcos que se conservan en el mundo romano y su modelo se
difundió desde el siglo XVI con gran éxito. Posee una pureza clásica y
elegancia extrema. La principal finalidad de este tipo de obras era la
propaganda política de las victorias del emperador, con la intención de
recordar al mundo que el poder de Roma residía en el triunfo de sus legiones.
De un solo vano y
realizado en mármol del pentélico (las restauraciones se hicieron en mármol travertino
para diferenciarlo), el monumento, de 15,40 metros de altura, está dividido en
tres cuerpos: el cuerpo inferior es un podio sobre el que se eleva el arco; el
segundo lo componen dos pilares decorados con sendas columnas adosadas de orden
compuesto (mezcla hojas de acanto y volutas) en cada uno de ellos. Entre las
columnas se disponen vanos ciegos rectangulares. En las enjutas se colocaron
relieves que representan a victorias aladas que se dirigen a la clave del arco;
una de ellas porta una corona de laurel para colocarla en las sienes de
emperador. Sobre la clave se eleva una figura masculina en el lado este y otra
masculina en el oeste, que probablemente representen la virtud y el honor
respectivamente.
La estructura culmina con
el tercer cuerpo en el cual encontramos el friso, donde se colocan las
inscripciones conmemorativas que homenajean a Tito. Sólo se ha conservado la original de una cara que dice “El Senado y el Pueblo al Divino Tito
Vespasiano Augusto, Hijo del divino Vespasiano”. En la otra aparece una
inscripción posterior realizada por el Papa Pio VII, restaurador del arco en
1821. Remataba el arco una escultura en bronce de una cuadriga tirada por
elefantes que portaba al emperador deificado. El friso, por su parte, aparece
decorado con unas representaciones en alto relieve que escenifican una
procesión triunfal de las legiones romanas, entre las que puede verse el río
Jordán personificado portado por tres hombres.
El vano del arco está
coronado por una bóveda de cañón decorada con casetones en cuyo centro
encontramos un relieve que refleja la apoteosis de Tito montado sobre un águila,
símbolo de Júpiter y de Roma, evocando el momento en que el alma del emperador
subió al cielo.
No obstante, los
relieves más espectaculares del arco son los que decoran el interior de los
pilares que conmemoran el Triunfo celebrado por Tito en Roma tras volver
victorioso de Jerusalén. Suponen la cumbre del relieve histórico, una creación
genuinamente romana.
Sobre el pilar
meridional se representa el traslado de los objetos del Templo de Jerusalén,
entre los que destaca el candelabro de siete brazos o Menorá, las Trompetas de Oro
o la Mesa del Pan de la proposición. Según estudios recientes se sabe que en su
origen los relieves estuvieron coloreados y todos estos objetos sagrados
estaban pintados en oro sobre fondo azul.
En el otro pilar aparece
Tito como triunfador sobre una cuadriga coronado de laureles por una victoria
alada, en una escena que pone de manifiesto por primera vez la mezcla de lo
real y lo divino en una misma composición, ya que en el Ara Pacis las divinidades están separadas de los personajes
históricos. Estos es un claro ejemplo de cómo a medida que se sucedían los
emperadores se reforzaba cada vez más su carácter divino. Rodean la cuadriga
los lictores, identificados con sus fasces y laureles. Las lanzas se disponen
de forma desordenada, lo que sirvió de inspiración a Velázquez durante su
estancia en Roma para su famoso cuadro “La
Rendición de Breda”.
La alternancia del bajo,
medio y alto relieve consigue crear profundidad y la sensación de atmósfera que
lo envuelve todo dando lugar a una ilusión espacial sin precedentes y una
perspectiva perfectamente lograda.
En la Edad Media la familia Frangipani lo convirtió en una torre fortificada, con una habitación sobre la arcada. La influencia
arquitectónica del arco de Tito es inmensa, estando presente tanto en los
grandes maestros del Renacimiento como León Battista Alberti, que se inspiró en
él para la fachada de San Andrés de Mantua, o en arcos posteriores como el de
París o incluso en otros ejemplos en Estados Unidos y la India.
Quee sorpresaaaa......!!!!!!!!!!!
ResponderEliminarJamás pensé que se pudiera entrar en este Arco, ni que estuviera hueco por dentro. No tenía ni idea de cómo era su estructura interna.
Supongo que los Arcos de Septimio Severo y de Constantino también estarán construidos de manera similar, pero nunca se me ocurrió que se pudieran visitar.
Ya estoy deseando volver
Yo tampoco lo sabía hasta q vi este video en 2019. No se si el hueco es original o fruto de las restauraciones y desconozco si los otros arcos estan igual. Lo investigaré. Ya queda poco para volver a estar alli. Saludos
EliminarTuve la maravillosa oportunidad de visitarlo y contemplarlo como el más antiguo de los arcos aún conservados, tanta historia y simbologia en uno sola pieza, entiendo que para los judíos estaba prohibido cruzarlo.... No se que mas añadir a lo que has incluido en la entrada... Gracias de nuevo
ResponderEliminarEl arco es sencillamente una obra maestra, en la linea de la politica constructiva de los Flavio. Sin duda, mi arco favorito. Gracias a ti por leerme
Eliminar¡Qué gran blog! Gracias.
ResponderEliminarGracias a ti. Saludos
ResponderEliminarEl Arco de Tito es uno de los monumentos históricos más importantes que se conservan del Imperio Romano. El monumento es de suma belleza, y que se construyó para celebrar aquella victoria, y que afortunadamente se conserva en excepcional buen estado en la actualidad.
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