viernes, 12 de mayo de 2017

Tiberio y Calígula


Busto de Calígula. Siglo I d.C. Copenhage. Carsberg Glytotek Museum

           Cayo Calígula fue el único de los hijos varones de Germánico y Agripina que consiguió sobrevivir a Sejano. Varios son los motivos que propiciaron esta circunstancia. En primer lugar, era el más joven e inofensivo políticamente hablando de los tres y, por ello, el menos cercano a las maniobras de su madre. Después, ante los hechos que precipitaron la ruina de sus familiares directos, el adolescente estuvo bajo la protección de su bisabuela Livia, siendo entonces intocable y, tras la muerte de ésta, de su abuela Antonia, una de las únicas personas por las que Tiberio sentía un profundo cariño y respeto (hay que recordar que era su cuñada como viuda de su hermano Druso).
              Tras la caída en desgracia de Agripina y sus dos hijos mayores, Calígula con 19 años fue llamado por Tiberio a Capri donde asumió la toga viril sin ceremonia alguna. El joven se adaptó perfectamente a la vida en Villa Jovis. Según Suetonio “En Capri, a pesar de todas las asechanzas que le tendieron para incitarle y forzarle a prorrumpir en quejas, no dio jamás pretexto alguno, como si se le hubiera borrado por completo de la memoria la desgracia de los suyos y a ninguno de ellos le hubiera ocurrido nada; pasaba incluso por alto, con un disimulo increíble, lo que él mismo tenía que aguantar, y se mostraba tan servicial con su abuelo (por adopción) y su corte, que con razón se dijo que no había esclavo mejor ni peor amo” (Vida de Calígula. 10,2).
              A pesar de que consiguió ganarse la confianza de Tiberio, el viejo emperador conocía la naturaleza cruel y depravada de su joven nieto pues continuamente repetía que “Cayo vivía para su ruina y la de todos, o que él estaba criando una víbora para el pueblo romano” (Suetonio. Vida de Calígula. 11). Sin embargo, le toleraba cualquier cosa quizás, como apuntan algunos, porque Calígula era la venganza que Tiberio estaba preparando contra el pueblo romano que tanto lo había despreciado durante toda su vida.
Calígula, por su parte se esforzaba en aparentar una vida virtuosa. Contrajo matrimonio con Junia Claudia para disipar los rumores de incesto con sus hermanas. Al mismo tiempo fue nombrado miembro del Colegio de Pontífices y cuestor, lo que le confería honorabilidad.


Claudio (Derek Jacobi), Calígula (John Hurt) y Tiberio (George Baker). Fotograma de la serie Yo, Claudio, 1976

    No obstante, al fallecer de parto su esposa comenzó a acercarse al nuevo prefecto del pretorio Nevio Sutorio Macrón, que había adquirido gran influencia como sustituto de Sejano. Según Tácito el prefecto “que no había descuidado nunca el favor de Cayo César (Calígula), lo cultivaba con más insistencia todavía y tras la muerte de Claudia, empujó a su propia mujer Ennia a atraerse al joven con un amor simulado y a encadenarlo con un pacto de matrimonio; él no se negó a nada con tal de alcanzar el poder; pues aunque era de temperamento exaltado, había aprendido las falsedades de la simulación en el regazo de su abuelo” (Anales. Libro VI, 45,3). Suetonio al referirse a este acercamiento subraya que fue el propio Calígula el que indujo al adulterio a Ennia mediante promesa de matrimonio para captar, por mediación de ella, la voluntad de Macrón. A mí me parece más plausible esta segunda opción, pues dudo que nadie fuese capaz de manipular al intrigante Calígula. Ya sea verdadera una u otra versión, lo cierto es que el vínculo entre Calígula y Macrón se hizo tan evidente que despertó las suspicacias de Tiberio. “Así, a Macrón le reprochó sin mucho misterio, que abandonaba el occidente y miraba al oriente; y cuando en una conversación surgida por casualidad Cayo César (Calígula) se burló de Lucio Sila, (Tiberio) le predijo que él tendría todos los vicios de Sila y ninguna de sus virtudes” (Tácito. Anales. Libro VI, 46,4). 

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