domingo, 21 de enero de 2018

Que me odien, siempre que me teman

Tras abandonar la bahía de Nápoles Calígula se encaminó por fin hacia Roma. El espectáculo ofrecido por el emperador en Bayas no hizo más que ahondar la tensa relación entre Calígula y el Senado debido a que el emperador disfrutaba cada vez más humillando a la nobleza.  En los siguientes meses tuvieron lugar una serie de procesos sin mucho fundamento.


La Batalla de Accio. Lorenzo A. Castro

Ello queda reflejado en la conmemoración anual de la Batalla de Accio en la que Augusto se impuso a Marco Antonio y Cleopatra. Calígula despreciaba a su abuelo Agripa, al que consideraba indigno de llevar su sangre por ser de baja estirpe. Por este motivo le gustaba decir que su madre Agripina era fruto del incesto entre el emperador Augusto y su única hija, Julia. No obstante, se sentía orgulloso de ser biznieto de Marco Antonio, por lo que en esta ocasión se presentó como descendiente de aquel. Esta actitud desconcertó al Senado pues Antonio era uno de los personajes considerados nefastos en la historia de Roma. La motivación del emperador era un pretexto sólido para acusar a los cónsules y senadores, pues los habría hecho caer en desgracia tanto si hubieran hecho sacrificios para festejar la victoria de Augusto como si los hubieran hecho por la derrota de Antonio, pues ambos eran sus bisabuelos. Como consecuencia, Calígula destituyó a los dos cónsules. Uno de ellos se suicidó, por lo que se especula sobre un motivo más profundo detrás de las destituciones como la existencia de un posible complot que pretendía atentar contra la vida del emperador.
Estas actuaciones fueron seguidas por una serie de procesos por lesa majestad. Dión Casio esgrime como excusa para éstas la necesidad urgente de recaudar fondos tras los descomunales gastos ocasionados por el puente de Bayas. Los condenados acababan en la cárcel o arrojados por la roca Tarpeya, a menos que se suicidasen. No había garantías ni para los enviados al destierro pues podían morir por el camino o durante el exilio.
También por esta época pareció diluirse el entusiasmo demostrado por el pueblo al inicio del Principado por Calígula. El emperador ya no sólo se contentaba con provocar a los senadores sino que también disfrutaba irritando a la plebe. Los motivos de Calígula, según Dión Casio, eran pueriles. Su ira se sustentaba en que la gente no mostraba el mismo interés por los espectáculos que antaño, que no aplaudía suficientemente a sus actores preferidos o que se enfervorecían por cosas que a él no le gustaban tanto. Así, los hacía esperarle largas horas e incluso le molestaba que lo aclamaran como joven Augusto, pues entendía que le recriminaban tener tanto poder a tan corta edad.
En este contexto se inscribe el famoso episodio en el que un Calígula irritado ante el fervor del pueblo por la victoria en el Circo de un equipo que él detestaba exclamó “Lástima que el pueblo romano no tenga una sola cabeza, para cortarla de un solo tajo”.


Mosaico de los Aurigas. Siglo IV. Museo Nacional de Arte Romano. Mérida 2014

Suetonio revela algunas de estas actuaciones en relación a la masa popular “En las representaciones teatrales, para sembrar un motivo de discordia entre la plebe y el orden ecuestre, concedía sus liberalidades demasiado temprano, a fin de que los asientos reservados a este último estamento fueran ocupados incluso por las gente de más baja condición. En los combates de gladiadores hacía a veces retirar los toldos cuando el sol quemaba más, y ordenaba que no se dejara salir a nadie; eliminaba asimismo los número de costumbre, y en su lugar, presentaba fieras que  no se tenían en pie, gladiadores que no valían nada, y, como espadachines, padres de familia respetables, pero que se distinguían por algún defecto físico. A veces, ordenó incluso cerrar los graneros y condenó al pueblo a pasar hambre” (Vida de Calígula, 26, 4-5).
Sin embargo, al peligroso camino iniciado por Calígula en contra del Senado y el Pueblo le quedaba la parada más temeraria: contra el ejército y su propia guardia pretoriana. Algunos de los procesos contra los senadores habían sido dirigidos hacia personajes que contaban con tropas bajo su mando. Del mismo modo, ya analicé cómo en su viaje a Germania condenó a Getúlico comandante al mando de las tropas allí acantonadas.

2 comentarios:

  1. Roca Tarpeya...interesante, pero me la he perdido en Roma. Quizá la próxima vez:
    https://es.wikipedia.org/wiki/Roca_Tarpeya

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  2. Te lo podrás creer, pero tampoco yo la he visto. Aunque seguro que hemos pasado por delante. Roma está lleno de lugares legendarios, aunque en este caso sea un lugar siniestro.

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