miércoles, 27 de septiembre de 2017

Enfermedad y conspiración

En otoño del año 37 cuando sólo llevaba algunos meses rigiendo la suerte del Imperio más poderoso de la antigüedad, Calígula cayó gravemente enfermo. Ya hemos analizado en una reseña anterior que ni los historiadores antiguos ni los modernos han sabido diagnosticar con certeza la naturaleza de dicha enfermedad. Para Filón de Alejandría, ésta había sido la consecuencia de la transformación brusca que sufrió la vida de Calígula, desde una existencia relativamente tranquila a una vida de excesos en todos los niveles. Encefalitis, enfermedad venérea, hipertiroidismo, epilepsia….fuese lo que fuese lo que originó su mal, lo cierto es que el emperador estuvo a las puertas de la muerte.


Busto de Calígula. Siglo I d.C. París. Museo del Louvre

Hasta tal punto lo creía él mismo que nombró heredera de todos sus bienes y del Imperio a su querida hermana Drusila, en una decisión sin precedentes en la historia de Roma. Una gran multitud, de día y de noche, rodeaba el palacio imperial orando por la recuperación del César, y hubo hasta quien hizo voto de donar su vida por la de Calígula o combatir como gladiador si el emperador sanaba.
Calígula no era un soldado curtido en las batallas, de ahí que siempre tuviera su lado al hombre que le había ayudado a sentarse en el trono imperial, el prefecto de la guardia pretoriana, Nevio Sutorio Macrón. También se contaba entre sus más íntimos asesores, el padre de su difunta primera esposa, Junio Silano, un importante senador. Ambos al ver a Calígula moribundo sintieron muy cerca la amenaza que eso suponía para su situación privilegiada. Por eso, comenzaron a tantear al adolescente Tiberio Gemelo, nieto del difunto emperador, que contaba en esa época con 18 años.
Pero Calígula no murió, sino que se recuperó por completo aunque sus facultades mentales quedaron seriamente dañadas. De ahí que Suetonio apuntara en este punto de su relato sobre el emperador “hasta aquí hemos hablado de Calígula como de un Príncipe, réstanos referirnos a él como un monstruo” (Vida de Calígula, 22,1).
El primero que padeció su ira fue el desdichado Gemelo quien fue acusado de traición y obligado a suicidarse. Cuenta Suetonio que excusó esta decisión diciendo que joven pretendía envenenarlo pues “su aliento le  había olido a un antídoto que debía haber tomado para precaverse contra venenos”. Suetonio continúa narrando que el pobre chaval sólo “había tomado un medicamento a causa de una tos pertinaz que le aquejaba y que iban en aumento” (Vida de Calígula, 23, 3).


Tiberio Gemelo. Siglo I d.C. Luni (Liguria). Museo Arqueológico Nacional

Le siguieron Macrón y Silano. Al primero lo honró con el cargo de gobernador de Egipto, y luego, antes de que partiera, le obligó a suicidarse, junto con su esposa Nevia, antaño amante de Calígula. Silano también fue obligado a cortarse la garganta con una cuchilla. El descubrimiento de la facilidad con la que se había quitado de en medio a sus dos poderosos aliados, lo incitaba a probar hasta dónde llegaban sus límites.
A aquellas personas que habían ofrecido su vida por la suya durante su enfermedad les recordó que cumplieran su juramento. A Atanio Secundo, un ecuestre que había prometido luchar como gladiador, lo envío a la arena. Allí el desgraciado duró poco. Esto demostraba que nadie, independientemente de su estatus estaba libre del alcance de la mano del nuevo Calígula.

2 comentarios:

  1. Hola:
    Increíble la vida de los Césares
    ¿Obligados a suicidarse? Estaba con su paranoia pero no se dice por qué cayeron en desgracia. ¿no podían haber huido o los mataron y dijeron que se habían suicidado?

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  2. Se supone que cayeron en desgracia por intentar poner a Gemelo como emperador, si Calígula moría. Al sobrevivir, éste se sintió amenazado. Lo del obligar a suicidarse supuestamente era un "gesto amable" en el mundo romano pues así dejaba a la víctima morir con honor. Para los romanos la "dignitas" incluso a la hora de morir era vital. Un saludo

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