domingo, 6 de diciembre de 2015

Padre de la Patria

“Cuando ejercía mi decimotercer consulado, el Senado, el orden ecuestre y el pueblo romano entero me designaron Padre de la Patria y decidieron que el título había de grabarse en el vestíbulo de mi casa, en la Curia y en el Foro de Augusto, así como en las cuadrigas que, con ocasión de un senadoconsulto, se habían erigido en mi honor”.
Augusto. Res Gestae Divi Augusti. 35

Cayo César niño. Copia de busto en mármol. Museo del Ara Pacis. Roma 2013

Pasado el desconcierto inicial que suscitó la renuncia de Tiberio a seguir ejerciendo cargo público alguno al servicio del Estado, Augusto siguió gobernando su Imperio, aliviado porque un año después de este hecho, su nieto mayor Cayo asumió la toga virilis cuando cumplió 15 años (en el año 5 a.C.) lo que suponía que se convertía en un hombre de pleno derecho. Ese mismo año fue nombrado princeps iuventutis (Príncipe de la Juventud) siendo reconocido también miembro honorario del orden ecuestre. Ambos títulos eran de nueva creación y eran más bien simbólicos, destinados a aumentar su prestigio, pues no implicaban poder ni responsabilidad real.
Poco más se sabe de los asuntos públicos durante estos años. Augusto se vio obligado a mandar a otros generales a liderar sus ejércitos, como es el caso de Lucio Domicio Enobarbo, casado con su sobrina Antonia Mayor, a quien le dio el mando de Germania. Aunque prefería dar el control de sus ejércitos a miembros de su familia, esto no siempre era así.


Augusto Legislador. Siglo I a.C. París. Museo del Louvre

         También se supone que durante este periodo el emperador viajó poco, pues temía dejar Roma desprotegida al no contar con un colega de gobierno de plena confianza, por lo que las delegaciones extranjeras tenían que acercarse hasta la capital del Imperio para entrevistarse con él. Múltiples eran las peticiones que le llegaban y que ahora tenía que atender en solitario. Por ejemplo en esta época las comunidades de Asia, asoladas por continuos terremotos le pidieron una exención de impuestos. Augusto les permitió no pagar impuestos durante dos años abonando él mismo de su dinero la suma equivalente al Estado. Gestos como este ponen de manifiesto la gran generosidad que siempre manifestó el Príncipe hacia sus súbditos más necesitados. De ahí que fuera tan amado y respetado.
En los años 4 y 3 a.C. Augusto reformó el procedimiento por el cual un gobernador provincial podía ser procesado, por extorsión u otros abusos de poder, más rápidamente al mismo tiempo que se establecieron más asentamientos de militares veteranos.
Sin embargo, el año 2 a.C. comenzó muy bien. Augusto ocupaba el consulado por decimotercera vez y Lucio César asumió la toga virilis. Fue nombrado augur y al igual que su hermano, Príncipe de la Juventud. El emperador cada vez confiaba más en sus adorados muchachos, y veía dichoso como empezaban a contraer cada vez mayores responsabilidades. No había mayor felicidad para él saber que el futuro de Roma estaba asegurado en la continuación de la sangre Julia.

Lucio César. Siglo I a.C. Cuenca. Museo

Ese mismo año se inició una campaña popular para conferir a Augusto el título de Pater Patriae (Padre de la Patria), el mayor honor que se podía dar a un gobernante romano, pues se había asignado en muy raras ocasiones. Los dos últimos que lo habían ostentado habían sido Julio César (tras la batalla de Munda) y Marco Tulio Cicerón (cuando descubrió la Conspiración de Catilina). Pero ninguno de ellos fue concedido con tanta rotundidad y apoyado por todos los estratos de una sociedad romana que valoraba la estabilidad traída por el Príncipe gracias a su dedicación absoluta a velar por el bienestar del Estado, independientemente de cuál hubiera sido su comportamiento, a veces dictatorial, en sus inicios, cuando solo era un joven ansioso de vengar la muerte de su padre adoptivo asesinado de una manera tan vil, cuya supervivencia era muy cuestionable. Con su trabajo incansable durante 30 años, ahora el pueblo y el Senado lo veían como un paterfamilia universal que había traído a Roma la paz y la prosperidad tan añorada tras décadas de guerras civiles.


Copia del Augusto de Prima Porta ante los restos del Foro de Augusto. En el pedestal se lee la incrispción "PATER PATRIAE". Roma 2013

De hecho el 5 de febrero en una sesión del Senado, fue Valerio Mesala en una sincero discurso (un senador que había luchado contra Augusto en Filipos y que siguió a Marco Antonio hasta Egipto para después pasarse al bando del entonces Octavio en Accio) quien se dirigió al antaño enemigo en estos términos: “¡Qué todas las bendiciones y el divino favor caigan sobre ti y tu familia, César Augusto! De este modo también suplicamos una perpetua buena fortuna para la república y alegría permanente para nuestra ciudad. El Senado y el Pueblo de Roma te saludan como Padre de la Patria. El Príncipe (con 61 años) se emocionó hasta tal punto con la distinción  que por primera vez en su vida se le llenaron los ojos de lágrimas en público al contestar: “Padres del Senado, finalmente he logrado mi mayor ambición. ¿Qué mas puedo pedir a los dioses inmortales, excepto poder gozar de vuestra aprobación hasta el día de mi muerte?”. (Suetonio. Vida de Augusto. 58.2). Anteriormente Augusto había rechazado el título ofrecido por una delegación del pueblo. El trabajo de una vida, daba sus frutos al ser reconocido de este modo por la totalidad de la sociedad romana.


Reconstrucción del Foro de Augusto. Siglo I a.C.
Fuente: Roma Capitale

           Al poco tiempo, el 12 de mayo de ese mismo año 2 a.C. para culminar los festejos se inauguró la joya arquitectónica del Principado, el gran Foro de Augusto presidido por el Templo de Marte Vengador, que celebraba en mármol el liderazgo de su emperador y la gloria de Roma. Para tal ocasión, Cayo y Lucio presidieron carreras de caballos y participaron en juegos troyanos junto con el más pequeño de sus hermanos, Agripa Póstumo (de 10 años). Asimismo se celebraron juegos de gladiadores y la matanza de 36 cocodrilos a mano de cazadores profesionales en un pequeño lago creado para tal fin en el Circo Flaminio.
 Sin embargo, el espectáculo más grandioso que tuvo lugar fue una naumaquia, es decir una gran batalla naval, la de Salamina entre persas y atenienses, para la cual se excavó al lado del Tíber un lago artificial de 550 metros de largo por 365 metros de ancho. En la contienda participaron 3.000 hombres, 30 trirremes y birremes perfectamente equipados y muchos otros barcos pequeños. Al igual que en la batalla real vencieron los atenienses. No está claro si la batalla fue real o simulada; si bien es cierto que Augusto prohibió los combates a muerte, también es raro que no corriera algo de sangre, tan habitual en los espectáculos romanos.

La Naumaquia. Ulpiano Checa. 1894. Colmenar de Oreja. Museo Ulpiano Checa
Fuente: «La naumaquia-Ulpiano Checa» de Poniol60 - Trabajo propio. Disponible bajo la licencia Dominio público vía Wikimedia Commons - https://commons.wikimedia.org/wiki/File:La_naumaquia-Ulpiano_Checa.JPG#/media/File:La_naumaquia-Ulpiano_Checa.JPG

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