jueves, 16 de octubre de 2014

Cleopatra, la tentación de Roma. 2ª Parte

Supuesto relieve de Cleopatra

Hasta aquí he ido trazando unas pinceladas de la vida de la soberana más fascinante de la historia, ahora me centraré en su apariencia y carácter, un cometido nada sencillo pues no hay ni un solo busto suyo que podamos identificar con total fiabilidad. Únicamente podemos  reconocer con total certeza  a Cleopatra en los espectaculares relieves que adornan la pared sur del templo de Hathor en Dendera, aun cuando los cartuchos donde debía ir su nombre quedaron vacíos; en ellos, ataviada como Isis está acompañada por su hijo Cesarión. Hasta setenta y tres veces aparece representada en el interior del templo como diosa o faraón egipcio; sin embargo, la ausencia de naturalismo y la tendencia a la seriación en la escultura egipcia hace imposible forjarse una idea del aspecto de la reina a partir de ellos. En cuanto  a la escultura de bulto redondo, ocurre lo mismo, pues tan sólo existen un par de retratos más o menos fiables de la reina (cuya atribución está realizada a partir del estudio de las monedas) aunque no presentan ninguna inscripción que permita identificarlos con ella completamente.

Cleopatra. Siglo I a.C. Dendera. Templo de Hator

Cleopatra ha pasado a la historia como una mujer fatal de deslumbrante belleza cuyo poder de seducción no conocía límites. Las fuentes romanas hostiles la tildaron de cortesana insaciable siendo desgraciadamente esa, la imagen más divulgada de la reina a través de los siglos; incluso en la actualidad, en la cultura popular su nombre sigue asociado a un fuerte erotismo. No obstante, la historiografía moderna está centrando su investigación en desmontar tanto esta imagen como la teoría de la belleza extraordinaria de Cleopatra como única baza de su éxito con la finalidad de descubrir a la verdadera reina del Nilo.
Todo esto no quiere decir que Cleopatra fuera poco agraciada como se han empeñado en afirmar algunos investigadores. Lo que significa es que sus logros no tienen tanto que ver con su belleza como con su inteligencia e ingenio. Nuevamente debemos remitirnos a Plutarco que es quien mejor transmite esta idea: “según dicen, su belleza no era tal que deslumbrase o que dejase parados a los que la veían; pero su trato tenía un atractivo inevitable, y su figura, ayudada de su labia y de una gracia inherente a su conversación, parecía que dejaba clavado un aguijón en el ánimo. Cuando hablaba, el sonido mismo de su voz tenía cierta dulzura” (Plutarco. Vida de Antonio. XXVII). En conclusión, Cleopatra no puede considerarse una beldad tipo Simonetta Vespucci (musa de muchos poetas y pintores del Quattrocento de la que toda Florencia estaba prendada hasta el punto que a su muerte prematura la depositaron en un ataúd de cristal para que el pueblo pudiera contemplarla y que Sandro Botticelli inmortalizó en el Nacimiento de Venus), pero tampoco era fea, simplemente el poder de seducción de Cleopatra residía en su personalidad y en su encantadora e ingeniosa forma de ser. De hecho su cultura (que es lo que más impresionó a César) era muy extensa siendo el único monarca de la dinastía Ptolemaica que aprendió el idioma egipcio. “Con la mayor facilidad acomodaba su lengua, como un órgano de muchas cuerdas, al idioma que se quisiese: usando muy pocas veces de intérprete con los bárbaros que a ella acudían, sino que a los más les respondía por sí misma, como a los Etíopes. Trogloditas, Hebreos, Árabes, Sirios, Medos y Partos. Dícese que había aprendido otras muchas lenguas cuando los que la habían precedido en el reino ni siquiera se habían dedicado a aprender la egipcia, y algunos aun a la macedonia habían dado de mano”. (Plutarco. Vida de Antonio. XXVII).
Nada dicen las fuentes sobre el color de su piel ni de sus cabellos; si tenemos en cuenta su ascendencia griega podemos hipotizar que era de piel blanca con largos cabellos que podían oscilar entre el castaño oscuro y el moreno. Tampoco se menciona el color de sus ojos por lo que no deben haber sido excepcionales sino más bien de un color corriente, entre miel y castaños. Sí hace alusión Cicerón con desprecio del tamaño desproporcionado de su nariz, lo que dio pie a que Blaise Pascal en el siglo XVII escribiera sobre ella: “La nariz de Cleopatra: de haber sido más corta, la faz de la tierra habría cambiado completamente”, o lo que es lo mismo, lo que consiguió siendo una mujer de fisonomía normal, qué no hubiera conseguido de haber sido bellísima. Por otro lado, debía ser de pequeña estatura y complexión delicada, tanto como para pasar desapercibida en el interior de un tapiz cuando se presentó ante César por primera vez.

Moneda con el perfil de Cleopatra
Supuesto busto de Cleopatra. siglo I a.C. Lóndres. Museo Británico

Cleopatra se comportaba la mayor tiempo como una reina griega por tanto vestía como tal; lucía sus cabellos trenzados recogidos en un moño bajo con el único adorno de la característica cinta macedónica. Pero en las grandes audiencias y celebraciones la reina brillaba ataviaba con la galas de un faraón o de diosa egipcia (sobre todo como Isis) adornando en esas ocasiones su cabeza con vistosas pelucas ceñidas con las preciosas coronas egipcias y portando los atributos de su realeza. No obstante, el caluroso clima del país del Nilo favorecía el uso de tejidos finos como el lino que se adherían al cuerpo de la reina confiriéndole gran sensualidad de cualquier manera como se ataviase, algo que contrastaba mucho con la manera de vestir de las virtuosas matronas romanas.

Cleopatra en las terrazas de Philae. F.A. Bridman. 1896

En cuanto a su carácter, hay que tener muy claro que ella era por encima de todo la reina de un país milenario cuyas pirámides desafiaban al tiempo 2000 años antes de que Roma ni siquiera existiera; por tanto se conducía como tal. De ahí que el patriciado romano la tachara de soberbia y arrogante. Su actitud hacia ellos era siempre desafiante pues le costaba disimular su superioridad como exigía su posición; ese fue un grave error por su parte pues al contrario de Antonio que supo granjearse las simpatías en Alejandría, ella no supo hacer lo mismo con la sociedad romana. Sin embargo, esa misma consideración tan elevada de de si misma es la que la hacía ser resolutiva, luchadora como nadie, con una gran fuerza de voluntad, independiente, capaz de tomar decisiones en situaciones extremas, de liderar ejércitos…todo ello gracias a una inteligencia inusual en una mujer de su tiempo que consiguió entre otras cosas impulsar la vida espiritual y científica en Alejandría. Por este motivo, por su interés en empaparse de la cultura faraónica y por su luchar por la supervivencia de Egipto, su pueblo la adoraba.
Por otro lado era más cruel que cualquiera de sus rivales romanos pues asesinó a todos sus hermanos para gobernar en solitario, incluida a su hermana Arsinoe que tras desfilar encadenada en el triunfo de César marchó a vivir a Éfeso (su cabeza fue el primer regalo que exigió a Antonio); a su favor sólo puede decirse que en el entorno de la corte ptolemaica la vida era una auténtica lucha por la supervivencia.
En cuanto a la acusación de meretriz por parte de la historiografía romana es algo que no tiene fundamento, pues esas mismas fuentes no mencionan amoríos secundarios. Sólo mantuvo relaciones con dos hombres, a los que ella consideraba esposos. Precisamente su posición no le permitía relacionarse con nadie por debajo de su rango. Hay mujeres nobles romanas que tuvieron conductas más disolutas, tales como Clodia (amante del poeta Catulo que mantuvo relaciones incestuosas incluso con su hermano), Julia (la hija del mismísimo Augusto que no tuvo reparos estando casada en compartir lecho con innumerables hombres) o la emperatriz Mesalina (que incluso compitió con una reputada prostituta a ver quien realizaba más coitos en una noche); ninguna de ellas ha sido tan maltratada por la historia, pero también es cierto que ninguna de ellas aspiró a dominar Roma.

Cleopatra. Massimo Stanzione 1586-1656. San petesburgo Museo del Hermitage 

Toda esta propaganda, de una manera u otra, ha hecho de Cleopatra una de las mujeres más influyentes de la historia a la vez que la convirtieron en fuente de inspiración de numerosos escritores, artistas y cineastas. Las mismas mujeres romanas que la vilipendiaban la imitaban hasta la saciedad. Casi todos los grandes poetas latinos desde los contemporáneos Virgilio y Horacio, así como otros posteriores (Plutarco, Lucano, Propercio) incluyeron a la reina de Egipto en sus obras con más o menos espíritu crítico. En la edad media el gran Dante Alighieri en su Divina Comedia la colocó en el tercer círculo del infierno junto a otras mujeres lujuriosas y en el siglo XVII William Shakespeare publicó su Antonio y Cleopatra; la reina ha inspirado casi  200 las obras de teatros protagonizando incluso Asterix y Cleopatra uno de los populares cómics de la serie.

Asterix y Cleopatra

Por su parte, la artes plásticas han representado a Cleopatra en numerosas actitudes casi siempre cargadas de gran sensualidad; es reseñable que el gran Miguel Ángel Buonarotti que apenas pintó a mujeres la retratara en un grabado e incluso la divina Simonetta fue pintada 15 años después de su muerte por Piero di Cosimo emulando a la reina del Nilo.

Cleopatra. Miguel Ángel Buonarotti. 1532-1533. Museo de Boston


Simonetta Vespucci como Cleopatra. Piero di Cosimo. 1480. Chantilly. Museé Condé

Hasta 50 películas ha protagonizado la soberana egipcia, a la que han dado vida las  más bellas actrices (lo que no ha ayudado mucho a eliminar los tópicos sobre ella); la más famosa es la polémica superproducción Cleopatra de Joseph L. Mackiewicz (1963) interpretada por una inolvidable Elizabeth Taylor cuya imagen caló tan hondo que está indisolublemente ligada a la de Cleopatra; incluso las más famosas muñecas tienen su replica de  la reina del Nilo desde Barbie hasta las modernísimas Monster High.

La Monster High Cleo de Nile

Vivien Leigh, Leonor Valera, Mónica Bellucci y Lindsey Marshal como Cleopatra

Nadie puede presumir de una estela tan inmensa…sólo ella…una mujer de leyenda, una diosa eterna.

Elisabeth Taylor espectacular como Cleopatra-Isis

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