La última oración de los mártires cristianos. Jean Leon Gerome. 1883. Museo Walters. Baltimore
Una de las consecuencias
del incendio de Roma, y que aún causa profundos debates, fueron las
persecuciones contra los cristianos, acusados por el propio Nerón de ser los
causantes de la tragedia para alejar las sospechas sobre si mismo. Este hecho,
apuntado por Tácito, y amplificado por la historiografía cristiana posterior,
fue lo que fraguó por encima de todo la leyenda negra de Nerón. ¿Pero qué hay
de cierto en todo ello?.
“Ni con los remedios humanos ni con las larguezas del príncipe o con
los cultos expiatorios perdía fuerza la creencia infamante de que el incendio
había sido ordenado. En consecuencia, para acabar con los rumores, Nerón
presentó como culpables y sometió a los más rebuscados tormentos a los que el
vulgo llamaba cristianos” (Tácito. Anales,
44, 2). Continúa Tácito “el caso fue que
se empezó por detener a los que confesaban abiertamente su fe, y luego por
denuncia de aquellos, a una ingente multitud, y resultaron convictos no tanto
de la acusación del incendio cuanto de odio al género humano. Pero a su
suplicio se unió el escarnio, de manera que perecían desgarrados por los perros tras haberlos hecho cubrirse
con pieles de fieras, o bien clavados en cruces, al caer el día eran quemados
de manera que sirvieran como iluminación durante la noche. Nerón había ofrecido
sus jardines para tal espectáculo, y daba festivales circenses mezclado con la
plebe con atuendo de auriga o subido en el carro. Por ello, aunque fueran
culpables y merecieran los máximos castigos, provocaban la compasión, ante la
idea de que perecían no por el bien público, sino para satisfacer la crueldad
de uno solo” (Tácito. Anales, 44,
4-5).
Por su parte Suetonio
apunta que durante el principado de Nerón “se
entregó al suplicio a los cristianos” (Vida
de Nerón, 16,2).
Crucifixión de San Pedro. Caravaggio. 1601, Roma, Santa María del Popolo
Fuente: De Caravaggio, Dominio público,
Ni está probado que la
plebe (que tanto amaba a Nerón) lo acusara del incendio ni que éste culpara a
la comunidad cristiana de Roma. No obstante, es difícil de despojar a Nerón de
la imagen que han vertido sobre él desde hace siglos. En el siglo II,
Tertuliano definió a Nerón como “el
primer perseguidor del naciente cristianismo” (Apologeticum) y el responsable de las condenas de San Pedro y San
Pablo. Esta afirmación en sí no puede ser cierta porque Claudio antes que él llevó
a cabo algunas medidas contra ellos. Con posterioridad fue reconocido como el Anticristo:
“un rey sin ley, asesino de su madre, llegará
a este mundo con todos los poderes, y todo el mundo accederá a lo que desee”
(La Ascensión de Isaias, Cap. 4.2).
Según Brent D. Shaw,
autor de un artículo sobre el tema en The
New York Review of Books, analizando el párrafo de Tácito señala que el
historiador romano se está refiriendo más a su propia época donde las
persecuciones a los cristianos eran más frecuentes. Insiste también en el hecho
de que no hablan de ellas los escritores de época neroniana. Yo también me lo
pregunto ¿por qué hablan de unos hechos tan horrorosos historiadores que
vivieron entre 50 y 100 años después de los mismos y no comentan nada los
historiadores coetáneos de Nerón, habiendo quedado claro que la mayoría lo
detestaban?. También es llamativo que Dión Casio, que escribió
pormenorizadamente sobre el incendio de Roma y que tanto ha vilipendiado a
Nerón no escribiera nada sobre la persecución a los cristianos, aun acusando a
Nerón de ser el causante del desastre “la
población acusaba Nerón, aunque no mencionaron su nombre, sino que simplemente
maldijeron en términos generales a aquellos que habían incendiado la ciudad”
(Historia Romana, Libro LXII, 17, 2
Según Shaw la conexión de los cristianos con
el incendio es más tardía, aunque no duda en afirmar que seguramente Nerón
dirigió las sospechas hacía algún otro colectivo. Sus argumentos se dirigen
también a analizar la muerte de San Pedro y San Pablo, de las que no se conocen
apenas datos. Pues del primero no se sabe a ciencia cierta las condiciones de
su ejecución, mientras que Pablo fue mandado ejecutar por agitador, no por su
fe cristiana. El español Juan Eslava Galán apunta en esa misma dirección,
llegando aún más lejos, pues según su opinión ese párrafo habría sido insertado
en la Edad Media, basándose en que los más antiguos manuscritos de la obra de
Tácito conservados son del siglo XI y proceden de los escritorios monacales. Él
se basa para afirmar esto en que durante los primeros tiempos del cristianismo ningún
escritor cristiano aludió a la persecución de Nerón. Algo que no es del todo
cierto, pues como hemos señalado Tertuliano, Lactancio y San Agustín, mencionaron
la supuesta malignidad de Nerón.
Antorchas de Nerón. Henryk Siemiradski. 1877, Cracovia. Museo Nacional
No obstante, otros
biógrafos de Nerón sí creen que se produjeron duras persecuciones a cristianos
tras el incendio, poniendo la atención en por qué iba a inventarse Tácito tales
acontecimientos.
La realidad nunca se
sabrá. Es cierto que el número de cristianos en época tan temprana era escaso
en Roma (unos 2500) y que estaban aún muy vinculados al judaísmo, pero también
lo es que el hecho de que se reunieran en lugares de culto propio y sus cultos
propios eran interpretados como un indicador de que estaban vinculados a
rituales mágicos y despertaba las suspicacias del pueblo romano, que siempre ha
sido muy supersticioso. Según mi opinión, la persecución probablemente existió,
sin embargo, la propaganda cristiana posterior la exageró, pues queda
constancia que fueron mucho más duras las posteriores como la de Diocleciano
(donde perdieron la vida unas 200.000 personas), la más grave de todas, llamada
por su duración la Era de los Mártires no teniendo este emperador la mala fama
de Nerón ni siendo tan conocida esta masacre. Trajano y Marco Aurelio,
considerados buenos emperadores también persiguieron a los cristianos, y nadie
habla de ello. ¿Por qué atacaron sin piedad la figura de Nerón?. 2000 años
después esta cuestión sigue siendo un enigma.