El Imperio romano durante Tiberio
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Tiberio se mantuvo fiel
a la decisión de Augusto de mantener invariables los límites del Imperio,
buscando de salvaguardar los territorios internos y de asegurar la
tranquilidad. Estipuló que Roma sólo intervendría militarmente por motivos de
seguridad. Así, consiguió evitar guerras inútiles y los consecuentes gastos,
dando un mayor papel a la diplomacia. Alejó a los reyes clientes y a los
gobernadores que habían resultado inadecuados para su papel y buscó garantizar
un sistema administrativo más eficiente. Las únicas modificaciones
territoriales llevadas a cabo se circunscribieron a Oriente, cuando a la muerte
de algunos reyes clientes Capadocia, Cilicia y Comagene
fueron incorporados al Imperio romano. Todas las revueltas que tuvieron
lugar durante su mandato fueron sofocadas exitosamente por sus generales.
Militarmente hablando,
durante el gobierno de Tiberio, la tutela de Italia fue confiada a dos flotas,
la de Rávena y la de Miseno mientras que Roma era defendida por nueve cohortes
pretorianas que Sejano reunió en un Campamento a las puertas de la ciudad y por
tres cohortes urbanas. El noroeste de Italia hasta las costas de la Galia, era por su parte custodiado por otra
flota constituida por las naves rostratas que Augusto había capturado en Accio.
El resto de fuerzas estaban acantonadas en las provincias con el objetivo de defender
las fronteras y reprimir eventuales revueltas internas. Ocho legiones se
encontraban en la zona del Rin para proteger Italia de las invasiones
germánicas y de las rebeliones galas, tres legiones se ubicaban en Hispania, y
dos entre las provincias de Egipto y África, donde Roma podía también contar
con la ayuda del reino de Mauritania. En Europa oriental, dos legiones estaban
estacionadas en Panonia, dos en Moesia para proteger las fronteras danubianas y
dos en Dalmacia. En Oriente había dispuestas cuatro legiones entre Siria y el
río Eufrates. Distribuidas por todo el territorio había también otras pequeñas
flotas de trirremes, batallones de caballería y grupos de auxiliares reclutados
entre los habitantes de las provincias para poder intervenir donde hiciera
falta.
Germánico. Siglo I d.C. Copenhague. NY Carlsberg Gliptoteca
Fuente: http://www.indiana.edu/~c414rome/net_id/spring98/germanicasnycarls.jpg
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En cuanto a Germania
Tiberio siguió el principio de mantener y consolidar una barrera contra los
germanos a través del curso del Rin, poniendo fin pocos años después de su
subida al trono a las empresas que llevó a cabo Germánico entre los años 14 y
16 d.C. con la intención de llevar la frontera hacia el Elba. El emperador
consideraba estas campañas improductivas y peligrosas. Tácito atribuye que el pensamiento
de Tiberio estaba motivado por la envidia que sentía hacía los éxitos de su sobrino
a quien quería privar de gloria. No obstante, los historiadores contemporáneos
interpretan esta decisión en la línea de querer respetar el deseo de Augusto de
no ampliar los límites del Imperio. Igualmente, Germánico sofocó algunos
motines entre los legionarios acantonados en Germania.
En Oriente, la situación
política a la muerte de Augusto se tornó más inestable lo que hizo necesaria
una intervención romana. Tiberio envió a Germánico, que había sido investido
cónsul y con imperium proconsularis maius
sobre todas las provincias orientales. Asu ves nombró gobernador de Siria a
Cneo Calpurnio Pisón. Germáncio, aún a pesar de la relación conflictiva que
mantenía con Pisón, restableció la paz en Oriente a base de diplomacia, paz que
duró más alla de la muerte del joven (acaecida en el 19) hasta el año 34. Un
Tiberio anciano, desentendido de las tareas de gobierno tuvo que aceptar en esa
época que Partia fuese gobernada por un soberano hostil a Roma.
En África, por su parte
tuvo lugar en el año 24 una guerra con Tacfarina, rey de Numidia que pretendía
ocupar territorios romanos. Los romanos vencieron y acabaron con los rebeldes.
Lo mismo ocurrió en la Galia en el año 21 donde se produjo una rebelión
provocada por los numerosos impuestos que debían pagar las diferentes tribus. Fue
sofocada rápidamente sin que se redujeran en nada los tributos.
En Iliria también tuvo
lugar una revuelta de las legiones a la muerte de Augusto. Los legionarios
esperaban poder originar una nueva guerra civil que les reportara importantes
beneficios y a la vez mejorar las condiciones del ejército, como reducir el
tiempo de servicio militar y un aumento del estipendio. Tiberio envió a su hijo
Druso junto a Sejano, logrando acabar eficazmente
con los disturbios. Aunque en ese momento no obtuvieron nada, más tarde estas
legiones consiguieron los mismo beneficios que Germánico había otorgado a las
de Germania.