domingo, 15 de octubre de 2017

El Circo de Cayo y Nerón


Mosaico de los Aurigas. Siglo IV. Museo Nacional de Arte Romano. Mérida 2014


         Calígula era un gran aficionado a las carreras de caballo, hasta el punto que él mismo conducía carros en el circo, costumbre muy mal vista entre los nobles. Era tan ferviente admirador del equipo de los Verdes (uno de los que competían), que solía comer y pasar el día en sus caballerizas. Se dice que en una de sus orgías donó al auriga de esta escuadra, Eutico, dos millones de sestercios y que la víspera de los juegos solía poner soldados en las cuadras para que su caballo Incitato no fuera molestado.
Por ello, en la ladera de un valle donde se encontraba una villa que había pertenecido a su madre Agripina, Calígula construyó un circo privado (con cabida para no más de 20.000 espectadores), a fin de celebrar carreras de caballos y cuadrigas para su corte, aunque a veces, abría las puertas para disfrute del pueblo romano.


Reconstrucción del Circo de Cayo y Nerón

Tenía unas medidas de 540 metros de largo x 100 metros de ancho extendiéndose en dirección Oeste a Este. De forma oval, contaba con las partes características de cualquier circo romano:
-   Arena: ocupaba el centro dividiendo en dos la spina. Era el espacio donde se desarrollaba la carrera. Los carros podían dar hasta siete vueltas.
-   Spina: era un muro bajo que dividía longitudinalmente la arena constituyendo la parte más ricamente ornamentada del edificio. La spina formaba sobre la arena dos calles por donde corrían las cuadrigas. En cada uno de los extremos de la spina había un pilar cónico denominado meta. Los contadores de vueltas solían ser huevos de piedras o estatuillas de delfines. 
-  Cavea: se alzaba sobre un podio que limitaba la arena y en ella se distribuía el público.
-   Carceres: eran las puertas de salida de los carros, dispuestas de manera oblicua para equiparar las posibilidades de los participantes. Desde allí se partía, una vez concluido el desfile previo, hacia la alba línea desde la que se iniciaba la carrera.
Sin embargo, lo más famoso del Circo de Calígula fue el obelisco que mandó traer de Egipto para colocarlo en la spina del mismo, que pesaba más de 300 toneladas. Según testimonio de Plinio, para transportarlo desde Heliópolis el emperador mandó construir un enorme barco destinado sólo a ese fin.


Circo de Calígula junto a la necrópolis

A la muerte de Calígula, toda la zona fue heredada por Nerón que completó la construcción del edificio. Según la tradición, en él fue ajusticiado San Pedro, posteriormente sepultado en la cercana necrópolis. Esto ha sido ampliamente debatido, aunque algunas fuentes apuntan que en los jardines de Nerón tuvieron lugar algunas ejecuciones de cristianos acusados de haber ocasionado el gran incendio de Roma. Tácito escribe que “Nerón había ofrecido sus jardines para tal espectáculo (suplicio de cristianos), y daba festivales circenses mezclado con la plebe, con atuendo de auriga o subido en el carro” (Anales, 46,5). Aunque de dudosa interpretación, a partir de la lectura de estas breves líneas se ha sugerido la idea de que Tácito se refiera al circo de Calígula como lugar de martirio de cristianos, al ser propiedad privada del emperador.
El circo fue abandonado durante la mitad del siglo II d.C., y su área repartida a algunos privados para la construcción de tumbas naciendo al norte del mismo una necrópolis donde muchos cristianos se querían enterrar al lado de la tumba de San Pedro. Así y todo, en la biografía de Heliogábalo del siglo III d.C. se recoge como este emperador guiaba allí una cuadriga tirada por elefantes sobre una pista cubierta de sepulcros.

Planta de la Basílica de San Pedro en su ubicación sobre la del Circo


     Por el hondo sentimiento devocional que esta zona tenía para los cristianos, se erigió allí la Basílica de San Pedro del Vaticano, cuyo ábside se correspondía con la exedra este del circo y la actual nave meridional de la basílica con el lado norte del mismo superponiéndose a la necrópolis allí ubicada.


Obelisco del Vaticano


El obelisco estuvo en su sitio hasta 1586, cuando el Papa Sixto V proyectó colocarlo en el centro de la Plaza de San Pedro. El traslado no fue nada fácil y tardó un año. Se pensaba que en la esfera que lo coronaba se encontraban las cenizas de Julio César, sin embargo, al abrirla se demostró que estaba vacía. Este globo se sustituyó por una cruz y el símbolo de los Chigi. 

3 comentarios:

  1. De esto si que no tenía ni idea. Poca gente lo sabe, aunque si me sonaba que San Pedro murió en la colina vaticana.

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  2. Es lo que tiene ser una ciudad tan mítica como Roma; cada una de sus esquinas esconde un secreto o una leyenda. Lo más grande para un historiador es cuando los vestigios arqueológicos corroboran lo recogido en las fuentes. Un saludo

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  3. De todos modos el Circo de Calígula no era tan imponente como el mayor edificio de Roma dedicado a este tipo de espectáculo, el Circo Máximo, cuyo trazado inmenso, aún hoy impresiona.

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