A finales del año 7 a .C. Tiberio volvió a partir
hacia Germania y Augusto regresó a Roma siendo recibido con gran algarabía.
Para la ocasión, Cayo César presidió unos juegos en su honor en los que Julia
(la gran ausente en el triunfo de Tiberio) estuvo muy presente, lo que puso de
manifiesto las diferencias irreconciliables entre el matrimonio por estas
fechas.
Área construida por Agripa en el Campo de Marte
Igualmente tanto Cayo
como Lucio César presidieron la inauguración del Diribitorium proyectado por su padre Agripa y que fue un gran logro
de ingeniería para la época. Su techo, que se elevaba sin columnas, era el más
grande de estas características construido por los romanos. Para la ocasión se
celebraron juegos funerarios en honor de Agripa. Las luchas de gladiadores
tuvieron lugar en la Saepta (edificio
también mandado construir por el inolvidable general) en conmemoración de su
gran generosidad hacia el pueblo. Todos los invitados iban vestidos de luto a
excepción de Augusto. Fue un gran año para sus hijos adoptivos, que vieron
ascender su popularidad hasta el punto que Cayo fue elegido durante ese mismo
año cónsul con sólo 14 años y sin ser legalmente un hombre. Augusto se negó a
que se llevara a cabo tal nombramiento. Y lo propuso para el
cargo en el año 1 d.C., cuando tuviese 20 años.
Todas estas acciones
irritaron enormemente a Tiberio, tanto, que al regresar a Roma a finales del
año 6 a .C.
decidió retirarse de la vida pública. Augusto había previsto enviar a su
hijastro a Armenia a aplacar unas revueltas, a lo que Tiberio respondió con su
anuncio alegando que “estaba cansado del
cargo y necesitaba un descanso”. Argumentó que estaba agotado tras años de
duro trabajo por lo que solicitaba
marchar a la isla de Rodas para llevar una vida privada tranquila en la que
continuar con sus estudios.
Isla de Rodas
Augusto montó en cólera
y le denegó el permiso con rotundidad. Tras varios intentos sin éxito, Tiberio
se declaró en huelga de hambre hasta que el emperador aceptó. El Príncipe
condenó públicamente el abandono de las tareas de gobierno por parte de su
yerno, considerándolo como una traición.
El hijo de Livia
salió de Italia discretamente, viajando como un particular y en Rodas se
instaló en una casa modesta. Desde entonces Augusto no ocultó su desprecio
hacia un hombre al que nunca había querido verdaderamente.
Busto de Tiberio. siglo I d.C. Palermo. Museo Archeologioco Regionale
Fuente: "Tiberius
palermo" di User:ChrisO - Opera propria. Con licenza Pubblico dominio
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Esta situación
conllevó que por primera vez en su vida y con 57 años, el Príncipe tuviera que
enfrentarse solo a las tareas de gobierno, pues Cayo y Lucio eran demasiado
jóvenes para ser tomados seriamente en cuenta.
Augusto (Brian Blessed) juega con los pequeños Cayo y Lucio en un fotograma de Yo, Claudio. 1976
La decisión de Tiberio
desconcertó no sólo a Augusto sino que las fuentes de la época no supieron explicar a ciencia
cierta los motivos que empujaron a un hombre sano, de tan solo 36 años y
altamente capacitado a desear retirarse de la vida pública.
Muchas son las
interpretaciones al respecto: algunos dicen que no soportaba más las
humillaciones a los que le sometía Julia y que él pensaba eran aprobadas por
Augusto, otros que estaba hastiado de trabajar duramente para después legar el
mando a los consentidos Cayo y Lucio, cuya facción estaba en auge. O
simplemente que quería allanarle el camino a los hijos de su esposa, pues
Tiberio nunca tuvo empatía con el pueblo ni un particular ansia por participar
en las tareas de gobierno. Aumentaron su desazón la separación obligada de su primera
esposa Vipsania y la muerte de su hermano Druso a quien tan unido se sentía.
No obstante, nadie
creía que su retirada fuera definitiva por lo que todos los romanos distinguidos
que viajaban a las provincias orientales hacían una parada en Rodas para
presentarle sus respetos.