jueves, 8 de enero de 2015

El amanecer de un Imperio


Imperio romano en tiempos de Augusto. 30 a.C. 6 d.C.

Como ya hemos indicado el poder de Augusto se cimentaba sobre todo en el control de ejército por lo que las primeras medidas de su gobierno fueron encaminadas a una reorganización de las fuerzas militares. Para ello, redujo las 60 legiones que existían en el 31 a.C. a 28, que aglomeraban a unos 150.000 hombres, todos ciudadanos romanos dando lugar a un ejército profesional romano, en el que los soldados se alistaban voluntariamente. Complementó estas legiones con el mismo número de tropas auxiliares, no ya de ciudadanos romanos, sino reclutados en todos los dominios bajo su mando que solían prestar servicio en las cercanías de su lugar de origen, por lo que las provincias podían intervenir en su propia defensa sintiéndose parte del Imperio y no territorio sometido. Al mismo tiempo creó dos flotas permanentes.
Para pagar al ejército Augusto estableció el aerarium militare, donando 170 millones de sestercios con el que se remuneraba tanto a los soldados activos como a los retirados; en esto de alguna forma el Príncipe fue un precursor de las pensiones. Asimismo, a los veteranos les regaló tierras dando lugar a la creación incluso de colonias para establecerlos como es el caso de Mérida (Emerita Augusta).

Guardia pretoriana. Relieves del arco de Claudio. Siglo I d.C. París. Museo del Louvre

En el 27 a.C. creó la Guardia Pretoriana que en origen era su guardia personal en el campo de batalla y que evolucionó hacia Guardia Imperial con un gran peso político pues alcanzó tal poder que podían nombrar y deponer emperadores. En principio se crearon 9 cohortes, cada una de ellas con unos 480 hombres más 100 jinetes. Su sueldo era más elevado que el de otros legionarios (a comienzos de la era imperial un pretoriano cobraba 3.000 sestercios frente a los 900 que ganaba un legionario). Esta guardia estaba al mando de dos prefectos de pretorio, que debían ser militares experimentados pertenecientes al orden de los caballeros.
Además, Augusto instauró un cuerpo de bomberos institucionalizado formado por un contingente humano que oscilaba entre los 500 y 1000 hombres que repartidos en 7 unidades cubrían los diferentes sectores en la ciudad. También introdujo tres cohortes urbanas para la defensa de la ciudad. Nombró a un Praefectus vigilum al mando directo de los cuerpos de vigilancia y antiincendios de Roma.

Cuartel de los cuerpos de vigilancia. Ostia Antica. 2013

Fundó también un sistema oficial de correos  con el establecimiento de una serie de postas gestionadas por el Praefectus vehiculorum. La mejora y ampliación de la red viaria facilitó la comunicación entre los ciudadanos del Imperio y una gran movilidad del ejército.
Por otro lado, Augusto redujo el número de senadores de 1000 a 800 en una primera restructuración  que hizo de la institución en el 28 a.C. En posteriores purgas en 18 y 11 a.C, consiguió reducir el número a 300; estas medidas le valieron gran animadversión.

Foro romano. Al fondo la Curia Julia. Roma 2013

Sin embargo, comprometido con los más desfavorecidos, en 29 a.C., el Príncipe pagó 400 sestercios por persona a un total de 250.000 ciudadanos.
Las Reformas económicas tuvieron un gran impacto sobre el éxito posterior del Imperio. Abolió los antiguos impuestos el stipendium (contribución fija y arbitraria), el diezmo y derechos de pastoreo. Hizo que una gran parte del terreno del Imperio romano pasase a estar bajo control e imposición directa de Roma. La medida aumentó considerablemente los ingresos que Roma percibía de los territorios conquistados regularizando el flujo entre Roma y las provincias. Los impuestos en época de Augusto iban en función del censo de población, con cuotas fijas para cada provincia dependiendo del número de habitantes. Los ciudadanos de Roma e Italia pagaban impuestos indirectos, mientras que las provincias pagaban impuestos directos. Había dos impuestos: el tributum capitis (pagado en algunas provincias por todos los adultos, y otras sólo por los varones) y el tributus soli (impuesto sobre las tierras y otros bienes materiales).

Augusto como magistrado. Siglo I d.C. París. Museo del Louvre

Otra reforma importante fue la abolición del sistema privado de recolección de impuestos que ejercían los publicanos (contratistas privados que habían llegado a acumular suficiente poder para influir en política) que sería reemplazado por un sistema público de carácter funcionarial de recaudadores de impuestos. Los publicanos se quedaban con todo lo que pudieran recaudar por encima de lo establecido, por lo que al eliminarlos Augusto creó un sistema más justo y regularizado, aunque siguieron existiendo otros impuestos como los derechos de aduana, más imprevisibles.
A su vez, en las provincias adjudicó un sueldo fijo a los gobernadores para evitar los abusos.
Junto a todo este tipo de medidas, otra de las prioridades de Augusto era embellecer su amada Roma, obra que ya había comenzado durante el triunvirato pero que ahora su poder preeminente le permitiría culminar.

Templo de Saturno. Sede del Erario. Siglo IV a.C. Roma 2005

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