jueves, 2 de abril de 2015

La Conspiración de Murena

A pesar del terrible dolor que le causó la muerte de Marcelo, Augusto no pudo dedicar mucho tiempo al duelo público, pues sus responsabilidades de gobierno se lo impedían, por tanto al poco tiempo de enterrar a su joven sobrino se vio obligado a buscar otras alternativas para dar perdurabilidad a su obra política, que estuvo en serio peligro algunos meses después, ya en 22 a.C., con la conocida como Conspiración de Murena.

Busto de Augusto. Siglo I a.C. Centuripe. Sicilia

El origen de esta conjura está en la acusación contra el gobernador de Macedonia, Marco Primo, imputado por haber iniciado una guerra contra Tracia sin autorización del Senado (era un delito muy grave sacar un ejército de una provincia, más en este caso al tratarse de una bajo tutela senatorial). Primo alegó que había recibido órdenes de Marcelo, que a causa de su fallecimiento no pudo declarar en el juicio. Augusto asistió a las sesiones por decisión propia (pues consideraban que podría ser una afrenta hacia él hacerlo testificar) y cuando el presidente del tribunal le preguntó si él había dado tal orden a Marcelo, el Príncipe contestó que no. A continuación, el abogado defensor de Primo, Lucio Terencio Varrón Murena, también cuñado de Mecenas empezó a hacer comentarios irrespetuosos contra el emperador y le preguntó descaradamente: “¿Qué estás haciendo aquí y quién te ha pedido que venga?”. “El interés común” fue su respuesta.

Reconstrucción de la Basílica Julia, sede del Tribunal durante la época de Augusto

 Primo fue condenado al exilio, lo que provocó cierto malestar entre algunos miembros de la alta aristocracia que encabezados por Fanio Cepión se unieron para acabar con la vida de Augusto; entre los conspiradores se encontraba Murena. La conspiración fue rápidamente descubierta y los implicados condenados a muerte; no obstante Murena, avisado por Mecenas consiguió huir aunque fue condenado en ausencia y posteriormente asesinado por las tropas de Augusto.
Una consecuencia triste de estos acontecimientos fue que Augusto, aunque no tomó represalias contra Mecenas lo apartó de su círculo de íntimos por lo que la bonita relación existente entre ambos desde la adolescencia se enfrió. A pesar de ello, en alguna ocasión el Príncipe siguió acudiendo a Mecenas en busca de consejo, pero no con la misma confianza de antes. 

Cayo Cilnio Mecenas

2 comentarios:

  1. Lo de "imputado" queda muy bien ahora que lo van a cambiar aquí por "investigado". Está claro que lo de las visitas a los tribunales es tan viejo como la propia humanidad, donde había jueces, claro.

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    1. Realmente no creo que usaran el término "imputado" en la antigua Roma; por supuesto que los juicios han existido siempre aunque en el mundo antiguo, y sobre todo durante la época imperial, la imparcialidad de los mismos era más bien dudosa. Realmente la Conjura de Murena no tuvo gran impacto, pues con las estrictas medidas de seguridad que rodeaban a Augusto, tenía que haber estado muy bien tramada para tener éxito. Si la he querido resaltar es con la finalidad de subrayar la ruptura entre el Príncipe y Mecenas, uno de los personajes más importantes en su vida hasta este momento. Gracias por leerme Javi

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