martes, 15 de mayo de 2018

Los matrimonios de Claudio

Al igual que con otras facetas de su vida privada, Claudio tampoco fue muy afortunado en el amor. Según Suetonio “sentía una gran pasión por las mujeres, y no tuvo ninguna relación homosexual” (Vida de Claudio, 33, 2). Esto fue usado a veces en su contra pues los historiadores antiguos lo acusan en muchas ocasiones de estar sometido a sus esposas.

Claudio. Siglo I d.C. París, Museo del Louvre
Fuente: De Desconocido - Jastrow (2006), Dominio público, 

Antes de su primer matrimonio estuvo prometido dos veces: una con su prima Emilia Lépida (que no llegó a realizarse por cuestiones políticas) y con Livia Medulina (que murió de manera súbita el mismo día de la boda). Después de esto estuvo casado en cuatro ocasiones.
Su primera esposa fue Plaucia Urgulanila, familiar de una amiga íntima y confidente de su abuela Livia. De esta unión nació Claudio Druso (que murió siendo aún niño). Claudio se divorció de Urgunalia por adulterio y porque se sospechaba que había cometido un asesinato. Tras el divorcio, Urgulanila tuvo una hija, a la que Claudio repudió por considerarla hija de uno de sus libertos.
Poco después, Claudio se casó con Elia Petina (alrededor del año 28) hermana de Sejano, quien ansioso de fortalecer lazos con la familia imperial fue el máximo promotor de esta unión. A la caída del prefecto del pretorio, Claudio se divorció de Elia, con quien tuvo a su  hija Antonia.
Su tercer matrimonio fue aún más infortunado, su nueva esposa era una muchachita de 15 años, descendiente también de Augusto a través de Antonia la mayor (primera hija de su hermana Octavia con Marco Antonio): Valeria Mesalina, de excepcional belleza y cegada por la ambición. Mesalina estaba muy ligada al círculo de Calígula. Aceptó casarse con Claudio, pues su familia estaba arruinada y no gozaba de prestigio político. Lo sedujo con promesas de amor, que cautivaron a un escéptico Claudio, tras dos matrimonios fallidos. “Cuando un cincuentón  no muy inteligente y no muy atrayente se enamora de una muy atrayente y muy inteligente muchacha de quince años, por lo general tiene muy malas perspectivas” (Robert Graves, Yo Claudio, XXXII).

Mesalina y Británico. Siglo I d.C, París, Museo del Louvre
Fuente: De Desconocido - Ricardo André Frantz (User:Tetraktys), 2005, CC BY-SA 3.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=2306515

Al poco tiempo dio dos hijos al emperador: Claudia Octavia (en el año 39-40) y el posteriormente conocido como Británico (en el año 41). Manipuladora y depravada, Mesalina usó el poder que tenía sin ningún tipo de escrúpulos para lograr sus fines, siendo atraer a su lecho a hombres de cualquier estrato social su primera prioridad. Las fuentes antiguas afirman que Mesalina era ninfómana. Relatan incluso que estando Claudio en Britania, organizó un concurso en Palacio para constatar que mujer era capaz de tener relaciones con más hombres. El gremio de prostitutas envió a su más reputada meretriz, Escilas, que perdió ante la lascivia de la emperatriz que superó la cifra de 25 hombres antes del amanecer. Claudio era ajeno a todo, hasta que la pasión de Mesalina por el cónsul Cayo Silio, precipitó la caída de la emperatriz. Ambos tramaron derrocar a Claudio y usurpar el trono imperial. Claudio fue informado por sus libertos y Mesalina fue mandada ejecutar.
Tras otra amarga desilusión, Claudio “afirmó ante la asamblea de los pretorianos que era su propósito permanecer célibe, puesto que los matrimonios le salían mal, y que si no lo cumplía, estaba dispuesto a aceptar la muerte de sus propios manos” (Suetonio. Vida de Claudio, 26, 2). Sin embargo, al poco tiempo estaba pensando en nuevos enlaces. Sobre la mesa había varias candidatas: su segunda esposa, Elia Petina, Lolia Paulina (que fuera esposa de Calígula) y la que a finalmente se convertiría en emperatriz, Agripina la menor, hija de su hermano Germánico y hermana de Calígula. Ésta “aprovechando su derecho a besarlo y las múltiples ocasiones que tenía de mostrarse tierna con él, le hizo enamorarse de ella a base de caricias” (Suetonio. Vida de Claudio, 26, 3). El Senado hubo de decretar que se permitiera este  matrimonio entre tío y sobrina, prohibido hasta entonces por considerarse incestuoso. Quizás también influyera en Claudio el hecho de querer reforzar su siempre débil posición con un miembro de la familia Julia, bisnieta de Augusto y madre del único descendiente varón del divinizado emperador, el entonces conocido como Lucio Domicio (futuro emperador Nerón). Agripina fue consiguiendo de Claudio todo lo que deseaba: casó a Nerón con su hija Octavia y logró que Claudio adoptase a Lucio Domicio, en detrimento de Británico.

Camafeo conmemorativo de la boda entre Claudio y Agripina la menor con Germánico y Agripina la mayor Siglo I d.C. Viena. Kunsthistorisches Museum.
Fuentehttp://www.romeandart.eu/es/arte-emperador-claudio.html

Los últimos meses de vida de Claudio, la relación de éste con Agripina se fue deteriorando, por lo que el emperador empezó a replantearse su elección de heredero. Esto convierte a Agripina en la máxima sospechosa del envenenamiento de Claudio a través de un plato de setas, como afirman por unanimidad los historiadores antiguos. De ser así, su última esposa fue la peor de todas pues le costó la vida.

Nerón joven. Siglo I d.C. Museo del Palazzo Massimo alle Terme. Roma 2018. 
Fotografia propiedad de Francisco Javier Díaz Benito

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