domingo, 18 de octubre de 2015

El ascenso de Tiberio

A la muerte de Druso se unieron poco después (en 8 a.C.), el fallecimiento de Mecenas y de Horacio, dos de los más grandes amigos y consejeros del emperador. Augusto cada vez se iba quedando más sólo; de sus años de juventud sólo permanecía con vida Livia. No obstante, la pesada carga de gobernar el imperio no le permitía dejarse vencer por el dolor de las ausencias. Aunque si bien es cierto que a partir de entonces, el Príncipe se mostró más severo a la hora de tomar decisiones.
          Una vez pasado el duelo de Druso, enseguida envío a Tiberio a Germania para evitar posibles sublevaciones en la zona. En esos momentos el hijo de Livia tenía 34 años y se había convertido en el único adulto con experiencia con el cual Augusto podía contar para las tareas de gobierno, mientras él se volcaba en la educación de los herederos, que en esa época contaban sólo con 12 años (Cayo) y 9 (Lucio). Augusto se trasladó a la Galia con Cayo para vigilar de cerca las operaciones y aprovechó la ocasión para que el pequeño participara por primera vez en algunos ejercicios militares. Incluso ordenó la emisión de monedas en su honor para pagar al ejército.

Moneda con el rostro del pequeño Cayo César

Tiberio, que estaba demostrando ser un excelente general, logró apagar los focos de rebelión en Germania y construyó fortalezas, siguiendo el ejemplo de Druso, hasta el Elba. Al mismo tiempo deportó a más de 40.000 germanos hacia territorios de la Galia para así tenerlos más controlados.
A pesar de que en época de Augusto, Germania nunca fue pacificada por completo, pues continuamente surgían conflictos con las tribus, a Tiberio se le concedió un triunfo en 7 a.C., el primero que se otorgaba desde que estas celebraciones habían pasado a ser prerrogativa imperial. El triunfo fue la culminación de las campañas de los últimos años en Germania y en los Balcanes que supusieron la incorporación de nuevas provincias en Panonia, en el Danubio y al este del Rin en Germania. Augusto declinó el que el Senado le había ofrecido a él mismo, aunque sí aceptó el honor de que el mes de sextilis se denominara a partir de entonces Augusto.


Tiberio coronado de laurel. Siglo I d.C. Museos Vaticanos. Roma 20418


El Príncipe que estaba de visita en las provincias no restó protagonismo a su yerno en los festejos de su triunfo. Después de la celebración del mismo, en el que Tiberio tuvo siempre muy presente la memoria de su hermano Druso, el hijo de Livia presidió una fiesta para los senadores en el Capitolio, mientras que la emperatriz ofreció otra a las principales damas de Roma. Juntos, madre e hijo dedicaron el Pórtico que Augusto había construido en honor de Livia en la colina del Esquilino. Es reseñable que en estos momentos la relación entre madre e hijo era muy cercana y cordial; en cambio las fuentes ignoran la presencia de Julia, esposa de Tiberio, en las celebraciones, lo que pone de manifiesto el mal momento que atravesaba el matrimonio.


Triunfo de Tiberio en una copa del Tesoro de Boscoreale. Siglo I d.C. París. Museo del Louvre

Para culminar su buen año, Tiberio fue nombrado cónsul por segunda vez. En su primer discurso anunció que en nombre de su hermano y suyo, restauraría los Templos de la Concordia y de Cástor y Pólux en el Foro Romano. Especialmente a Tiberio le gustaba asociar a los Dioscuros o Gemelos celestiales con su persona y la del desaparecido Druso. Como ellos, los hermanos de Helena de Troya se amaron tanto que cuando uno murió, el otro compartió la vida con él, de modo que ambos estuvieran vivos y muertos en días alternos. Si Tiberio hubiera podido, hubiera hecho lo mismo pues en los festejos del año fue evidente lo mucho que echaba de menos a su querido hermano.


Las tres columnas más hermosas de Roma son las que restan del templo de Cástor y Pólux en el Foro Romano.Siglo I a.C. Roma 2013

A pesar de la gran labor realizada por Tiberio en estos días, Augusto no le reconoció el papel de igual que había otorgado a Agripa. Con estas actitudes ya se percibe el reparo que el Príncipe siempre experimentó hacia su hijastro mayor, por quien nunca sintió un gran afecto.

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