“Entre las disposiciones que (Augusto) dejó en poder de las Vírgenes
Vestales, había una relación de sus hechos, en la que manifestaba el deseo de
que fuera grabada en dos tablas que debían colocarse delante de su mausoleo”
Suetonio.
Vida de Augusto. 101
Texto original de las Res Gestae Divi Augusti hallado en Ankara
Una faceta de Augusto
no muy conocida es la de escritor. Al primer emperador romano le gustaba
escribir tanto en prosa como en verso. Su estilo era directo pues su intención
era transmitir un mensaje claro e inteligible. Según Suetonio “tenía un estilo oratorio elegante y
moderado, evitando las estupideces y el artificio de las frases hechas y como
él decía “los hedores de las palabras anticuadas”. Ante todo le preocupaba
expresar sus ideas con la mayor claridad posible. Para conseguirlo con mayor
facilidad y para que nada perturbase o petrificase al lector o al oyente, nunca
vaciló en poner preposiciones ante los nombres de ciudades y en hacer frecuente
uso de conjunciones que cuando se omiten oscurecen algo la frase pero aumentan
su encanto” (Suetonio. Vida de Augusto. 86).
Durante su estancia obligada
en Tarragona, a causa de su enfermedad, para entretenerse escribió una
biografía narrada en 13 libros que alcanzaba hasta el final de las Guerras
Cántabras en el año 25 a .C.,
De vita sua; desgraciadamente tanto
la obra como los comentarios que escribió Asinio Polión sobre ella se han
perdido. Tampoco han llegado hasta nosotros otras obras suyas aunque se tienen
referencias de varios poemas y un texto contestando al Catón de Marco Junio Bruto. Una anécdota curiosa es que comenzó a
escribir con gran entusiasmo una tragedia pero como su realización no acabada
de gustarle, la destruyó. Cuando le preguntaban por su Áyax (protagonista de su
obra) les respondió con gran sentido del humor que se había arrojado sobre la
esponja (Suetonio. Vida de Augusto. 85).
Solamente se han
conservado completas las Res Gestae Divi
Augusti, testamento político que el Príncipe hizo grabar en bronce a las
puertas de su mausoleo y cuyas copias se reprodujeron por varias ciudades del
Imperio. La versión que ha llegado hasta nuestros días es la hallada en un
monumento en Ankara a mediados del siglo
XVI, escrita en griego y latín, por lo que una permitió eliminar las lagunas
que existían en la otra. En Antioquía y Apolonia han aparecido otras transcripciones
idénticas por lo que corrobora la teoría de que se trata de las memorias
oficiales de Augusto escritas por él e impuesta como modelo único para uso
público y propagandístico. El propio emperador nos indica su fecha de realización
al final del texto "cuando escribí estos hechos estaba en el septuagésimo sexto año de mi vida" (Capítulo 35) o sea en el año 13 d.C., un año antes
de su muerte.
Monumento Ancyranum en Ankara
El relato, dividido en
cuatro partes, consta de 35 capítulos, además de una breve introducción y una
conclusión final añadida tras su muerte en tercera persona, a diferencia de lo
escrito por Augusto que narra sucesivamente los distintos aspectos de la tarea
de su gobierno, siempre en primera persona.
En la primera parte
(Capítulos 2-14) se resume la carrera política de Augusto junto con las
magistraturas que ostentó. La segunda (Capítulos 15-24) la dedica a enumerar
las donaciones que realizó a expensas de su fortuna personal tanto en dinero como
en tierras a sus legiones y a los ciudadanos de Italia así, como las grandes
inversiones que destinó a obras públicas y a juegos y espectáculos de
gladiadores. La tercera parte (Capítulos 25-33) se centra en las guerras y
alianzas con otros pueblos que llevó a cabo. Para terminar, la cuarta parte
(Capítulos 34-35) recuerda los honores que le fueron concedidos por el Senado,
el ejército y el pueblo de Roma.
El apéndice en tercera
persona plasma que los gastos invertidos por el Príncipe para salvar al Estado
que ascenderían a 2.400.000 sestercios (lo que equivaldría a unos 3.192.000 €
pues un sestercio sería más o menos 1,33 €) al mismo tiempo que refiere la
imposibilidad de cuantificar el montante que gastó en restauración de edificios.
Por supuesto, las Res
Gestae (como denominó Augusto el texto, el resto del título fue obra de Livia y
Tiberio) no son una narración objetiva porque su finalidad era sobre todo
propagandística siendo en esto una obra maestra. En el exterior del nuevo
edificio que protege el Ara Pacis desde el año 2006 se puede ver una copia del
texto augusteo.
Res Gestae en el exterior del Ara Pacis Augustae