Cabeza colosal de Tito, Siglo I d.C. Munich. Gliptoteca
Fuente: De Desconocido artist - User:Bibi Saint-Pol, own work, 2007-02-08, Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=1888196
Tito es uno de los
emperadores que las fuentes clásicas tratan con más benevolencia; así Suetonio
empieza el relato de su vida diciendo que “fue
el amor y la delicia del género humano: tan grande eran sus dotes naturales, su
habilidad o su fortuna para captarse la voluntad de los hombres, y, lo que es
sumamente difícil, durante su Imperio, pues mientras fue un simple particular,
e incluso durante el Principado de su padre, no se libró del odio y menos aún
de la difamación pública” (Vida de
Tito, 1). De todos modos, como todo, su opinión está sujeta a matices.
Tito Flavio Vespasiano
nació el 30 de diciembre del año 39 d.C., y recibió el mismo nombre de su
padre, que por entonces era un simple tribuno militar que aspiraba a ascender
en el cursus honorum y que el mismo
año del nacimiento de Tito había sido nombrado edil curul.
Cabeza de Tito encontrada en la Isla de Pantelleria. Siglo I d.C.
Fuente: De Ed Uthman from Houston, TX, USA - Titus, CC BY-SA 2.0.
Debido a la influencia
que Antonia Cenis (amante de Vespasiano) tenía en la corte del emperador
Claudio, Tito fue educado junto a Británico (hijo del César), del que se
convirtió en gran amigo.
Desde muy pequeño
demostró muchas capacidades físicas e intelectuales pues del mismo modo que era
muy diestro en el manejo de las armas, en la práctica de ejercicios militares y
en montar a caballo, también lo era en oratoria. Escribía poemas en griego con
gran soltura e incluso tocaba la cítara. “Según
he sabido por numerosas fuentes, solía asimismo escribir en taquigrafía con una
enorme velocidad, compitiendo en broma con sus secretarios para divertirse, y
podía imitar cualquier tipo de letra que hubiera visto, lo que le hacía
declarar a menudo que habría podido ser el más grande falsificador” (Suetonio,
Vida de Tito, 3, 2).
Tito. Siglo I d.C. Nápoles, Museo Arqueológico
Durante los años 57-59,
Tito sirvió como tribuno militar en Germania Inferior y en el año 60 en
Britania. Después obtuvo el cargo de censor. No obstante, su gran fama la
consiguió durante la campaña de Judea, primero como ayudante de su padre, y
cuando éste marchó a Roma para ser proclamado emperador, en solitario culminó
la conquista de Jerusalén. A pesar de
los rumores que empezaron a circular sobre que Tito deseaba independizarse de
su padre, éste corrió a Roma para ponerse al servicio de Vespasiano.
Ya allí fue recompensado
con un triunfo en el año 71 que celebró
junto a su padre y su hermano Domiciano. Ambos herederos fueron nombrados
Césares. El pueblo romano se rindió a Tito. A partir de ese momento fue
nombrado cónsul en siete ocasiones, y se convirtió en la mano derecha de
Vespasiano, que lo nombró Prefecto del pretorio.
Tito. Siglo I d.C. Nápoles, Museo Arqueológico
Tito estuvo casado en
dos ocasiones: en primeras nupcias con Arrecina Tertula, que murió al poco
tiempo, siendo probablemente la madre de la única hija de Tito que sobrevivió,
Flavia Julia y en el año 63 casó con Marcia Furnila de la que se divorció al
conocerse que varios familiares suyos estaban implicados en la conspiración de
Pisón contra Nerón. No volvió a casarse ni sobrevivieron más hijos suyos; Su
gran pasión fue la reina oriental Berenice de Cilicia, hija del rey Herodes
Agripa I, a la que tuvo de concubina durante cerca de 20 años y a la que incluso
pensaba convertir en su esposa legítima.
En cuanto al carácter de
Tito, a pesar de las palabras de Suetonio, todos los historiadores coinciden en
un drástico cambio de personalidad desde la violencia y la agresividad cuando
trabajaba al servicio de su padre a la magnanimidad y la generosidad cuando se
convirtió en emperador.
Tito con toga, siglo I d.C., Roma, Museos Vaticanos
De hecho durante el
Principado de su padre, Tito se ganó fama de brutal como jefe de la guardia
pretoriana pues no dudó en sentenciar a muerte a cualquier persona que le
resultara sospechosa. Igualmente, al destapar una conjura liderada por Aulo
Cecina en el año 79, lo invitó a cenar ordenando que fuera asesinado a sangre
fría antes de abandonar la casa. También se ha ganado fama de violento por las
campañas judaicas y la toma de Jerusalén, aunque el historiador Flavio Josefo
(que era judío) nos narra que Tito ordenó que no se saqueara la ciudad ni el
templo, siendo ignorado por sus soldados.
También se le criticaba
el gusto por los festines hasta largas horas de la madrugada y las
extravagancias, por lo que se temía que fuera un nuevo Nerón. Y era muy
impopular su relación con Berenice, pues cualquier reina oriental cercana al
corazón de sus dirigentes, despertaba en Roma el fantasma de la odiada
Cleopatra. De este modo, según Suetonio que tanto lo admira afirma que “apenas se encontrara persona que haya
ascendido al Principado con unos rumores tan adversos y más contra la voluntad
de todos” (Vida de Tito, 6, 2).
Tito. siglo I d.C., Roma, Villa Borghese
Sin embargo, coinciden
las fuentes que Tito cambió por completo su comportamiento cuando empezó a
gobernar y según Dión Casio “después de
convertirse en gobernante, no cometió ningún asesinato ni se dejó llevar de la
pasión amorosa, sino que se mostró honesto, pese a los complots contra él, y
moderado, aunque Berenice regresó nuevamente a Roma. Esto puede deberse a que
cambiase verdaderamente; de hecho, para los hombres resulta muy diferente
ejercer un gran poder en nombre de otros a ejercer la autoridad
independientemente por sí mismos” (Historia
Romana, LXVI, 18). A Berenice la envió de vuelta a Oriente contra su
voluntad y no dio muerte a nadie durante su Principado; él mismo afirmó que “resulta imposible que se me insulte o se
abuse de mí en modo alguno. Pues nada hago que merezca censura y no me preocupo
de lo que se afirme falsamente. Pues en cuanto a los emperadores que han muerto
, ya ellos se vengarán en caso de que alguien les haga algún mal, si en verdad
son semidioses y tienen algún poder” (Dión Casio. Historia Romana, LXVI, 18). Con esta afirmación queda claro que
Tito abolió los juicios de lesa majestad contra su figura o la de otros
emperadores.
En cuanto a su físico,
según Suetonio era agraciado y poseedor de una belleza peculiar en la que no
faltaba autoridad ni gracia. Era de baja estatura y tenía tendencia a engordar.
Gozaba también de un gran vigor y de una
memoria prodigiosa. Era generoso y de muy buen carácter. Durante su Principado
ocurrieron varias catástrofes importantes como la erupción del Vesubio, un grave incendio en Roma y una pestilencia, y
él actúo como un padre, dando todo el consuelo y ayuda que podía. De hecho se
desplazó dos veces a Campania para estar cerca de los afectados por la violencia
del volcán.
Tito arengando las tropas, Siglo I d.C.
Fuente: De Desconocido author - Urban (Dec. 2004), from fr.wikipedia, CC BY-SA 3.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=1665552
En conclusión, y según
mi opinión, Tito fue una gran persona para la época, y al igual que Augusto
tuvo a veces que mostrar dureza para consolidar su poder (en este caso el
ascenso de la Dinastía Flavia), pero finalmente ambos cuando estuvieron seguros
en el trono se permitieron ser generosos y gobernar sabiamente, sin represiones
contra sus enemigos. De hecho Dión compara a los dos emperadores “A este respecto, en verdad, se le recuerda
como habiendo igualado el largo Principado de Augusto, pues se sostiene que
Augusto nunca habría sido amado de haber vivido menos tiempo, ni Tito de haber
vivido más. Ya que Augusto, aunque al principio se mostró más duro a causa de
las guerras y las luchas entre facciones, pudo más tarde, en el transcurso del
tiempo, lograr una brillante reputación por sus actos bondadosos; Tito, por
otra parte, gobernó con suavidad y murió en el apogeo de su gloria, mientras
que si hubiese vivido largo tiempo, puede que hubiera resultado que debía su
fama presente más a la buena fortuna que al mérito” (Historia Romana, LXVI, 18). En realidad el Principado de Tito duró
sólo 2 años y medio y Dión afirma que fue tan breve que no le dio tiempo a
hacer mal alguno. En eso difiero, porque en sólo tres años Calígula se
convirtió en uno de los gobernantes más crueles de la historia.
¿Reprendió a sus soldados por saquear Jerusalén en contra de su orden o lo dejó pasar? De todas formas, era el premio para los legionarios ¿no?
ResponderEliminarLas fuentes no dicen nada al respecto, así que imagino que no haría nada. De todos modos la referencia de Flavio Josefo es muy vaga, y el escritor era muy cercano a Tito, así que vete su a saber si es cierta la afirmación o no. Normalmente sí era un premio, nadie podía impedir el saqueo a los legionarios. Saludos
ResponderEliminarQue habría pasado si Tito hubiese gobernado tanto como Domiciano, una lastima lo breve del periodo
ResponderEliminarImagino que el Imperio habría sido más justo durante un largo período de tiempo. Una verdadera lástima. Aunque la muerte de Tito, no exenta de sospecha, se asocia a causas naturales, como he dicho en alguna ocasión Roma no es un lugar para las buenas personas. Saludos
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