miércoles, 17 de junio de 2020

Vespasiano y Tito

Vespasiano y Tito mantuvieron siempre una profunda relación en la que predominó el afecto mutuo y una gran complicidad. De hecho el primer emperador Flavio lo tuvo clarísimo: no buscó su mano derecha y más cercano colaborador en ningún sitio, sino que desde el primer momento depositó la máxima responsabilidad y confianza en su primogénito. Lo cierto es que Vespasiano tuvo una gran predilección por Tito, ya fuera porque éste era su primer hijo, por los 12 años que le llevaba a Domiciano que impedían que pudiera contar con él o por la diferencia de caracteres entre los dos herederos.

Vespasiano, Tito y Domiciano en un denario

Aun así, algunas fuentes apuntan un poco de manera infundada algunas discrepancias entre ellos o posibles deslealtades de Tito hacia su padre. Este primer recelo surgió tras la toma de Jerusalén por parte del hijo del emperador, pues era tal la devoción que le profesaban sus soldados que “suscitó la sospecha de que había intentado independizarse de su padre y reclamar para sí el reino de Oriente; sospecha que se vio incrementada cuando, de camino a Alejandría, consagró en Menfis al buey Apis llevando en la cabeza una diadema, según la costumbre y el ritual de esta antigua religión, pero no faltaban quienes lo interpretaran de otro modo. Por este motivo se apresuró a regresar a Italia, arribando a Regio y luego a Pozzuoli en una nave de carga; de allí se dirigió a Roma con la mayor rapidez, y dijo a su padre, que no lo esperaba, como para demostrar la insignificancia de los rumores esparcidos sobre él: Ya estoy aquí, padre, ya estoy aquí (Suetonio, Vida de Tito, 5, 2-3). Como vemos el mismo Suetonio descarta la traición de Tito y la respuesta de Vespasiano también lo confirma: cubrió a Tito de honores y no sólo compartió con él el gobierno del Imperio sino que lo  nombró prefecto del pretorio, un cargo de suma importancia desde que los pretorianos eran los que ponían o quitaban emperadores. Si Vespasiano hubiera desconfiado de su hijo, jamás lo hubiese nombrado en ese cargo.

El triunfo de Tito y Vespasiano. Giulio Romano, 1537, París, Museo del Louvre

Incluso el triunfo por la victoria sobre los judíos lo celebraron juntos. Y como continúa Suetonio, Tito “desde ese momento no dejó de actuar como partícipe e incluso como protector de Imperio” (Vida de Tito, 6). Además ejerció la censura y la potestad tribunicia junto a Vespasiano, y ambos compartieron siete consulados.
Hasta el último momento Tito estuvo al lado de su padre. Por eso también es infundada la acusación que recoge Dión Casio en su Historia Romana que hiciera el emperador Adriano, acusando a Tito de estar implicado en la muerte de su padre (LXVI, 17, 1). Todos los historiadores, incluso Dión, coinciden que la muerte de Vespasiano fue por causas naturales y él mismo deja claro que el rumor lo crearon para dañar la imagen impoluta de Tito. “Vespasiano cayó enfermo; a decir verdad, no fue a causa de su acostumbrada gota, sino de una fiebre, falleciendo en Cotilia, en territorio sabino. Algunos, sin embargo, en el intento engañoso de incriminar a Tito (entre otros el emperador Adriano), propagaron la información de que fue envenenado en un banquete”.


Las tres columnas de los estos del templo de Vespasiano y Tito en el Foro Romano, Siglo I d.C., Roma 2018

Por tanto no hay nada que haya podido empañar la relación tan sólida y entrañable entre Vespasiano y Tito, no muy común en una época en las que las luchas por el poder y las traiciones estaban por encima de los lazos familiares, como se demostró después con el segundogénito Domiciano.

2 comentarios:

  1. Una fortuna que llegaran esas 3 columnas hasta el dia de hoy yo hayan sido derribadas en la edad media, un saludo

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  2. Sí, majestuosas, dando ese toque tan especial a mi lugar favorito de Roma, el Foro contemplado desde el Capitolio. Un saludo

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