Vespasiano y Tito mantuvieron
siempre una profunda relación en la que predominó el afecto mutuo y una gran
complicidad. De hecho el primer emperador Flavio lo tuvo clarísimo: no buscó su
mano derecha y más cercano colaborador en ningún sitio, sino que desde el
primer momento depositó la máxima responsabilidad y confianza en su
primogénito. Lo cierto es que Vespasiano tuvo una gran predilección por Tito,
ya fuera porque éste era su primer hijo, por los 12 años que le llevaba a
Domiciano que impedían que pudiera contar con él o por la diferencia de
caracteres entre los dos herederos.
Vespasiano, Tito y Domiciano en un denario
Aun así, algunas fuentes
apuntan un poco de manera infundada algunas discrepancias entre ellos o posibles
deslealtades de Tito hacia su padre. Este primer recelo surgió tras la toma de
Jerusalén por parte del hijo del emperador, pues era tal la devoción que le profesaban
sus soldados que “suscitó la sospecha de
que había intentado independizarse de su padre y reclamar para sí el reino de
Oriente; sospecha que se vio incrementada cuando, de camino a Alejandría,
consagró en Menfis al buey Apis llevando en la cabeza una diadema, según la
costumbre y el ritual de esta antigua religión, pero no faltaban quienes lo
interpretaran de otro modo. Por este motivo se apresuró a regresar a Italia,
arribando a Regio y luego a Pozzuoli en una nave de carga; de allí se dirigió a
Roma con la mayor rapidez, y dijo a su padre, que no lo esperaba, como para
demostrar la insignificancia de los rumores esparcidos sobre él: Ya estoy aquí,
padre, ya estoy aquí (Suetonio, Vida
de Tito, 5, 2-3). Como vemos el mismo Suetonio descarta la traición de Tito
y la respuesta de Vespasiano también lo confirma: cubrió a Tito de honores y no
sólo compartió con él el gobierno del Imperio sino que lo nombró prefecto del pretorio, un cargo de suma
importancia desde que los pretorianos eran los que ponían o quitaban
emperadores. Si Vespasiano hubiera desconfiado de su hijo, jamás lo hubiese
nombrado en ese cargo.
El triunfo de Tito y Vespasiano. Giulio Romano, 1537, París, Museo del Louvre
Incluso el triunfo por
la victoria sobre los judíos lo celebraron juntos. Y como continúa Suetonio,
Tito “desde ese momento no dejó de actuar
como partícipe e incluso como protector de Imperio” (Vida de Tito, 6). Además ejerció la censura y la potestad
tribunicia junto a Vespasiano, y ambos compartieron siete consulados.
Hasta el último momento
Tito estuvo al lado de su padre. Por eso también es infundada la acusación que
recoge Dión Casio en su Historia Romana
que hiciera el emperador Adriano, acusando a Tito de estar implicado en la
muerte de su padre (LXVI, 17, 1). Todos los historiadores, incluso Dión,
coinciden que la muerte de Vespasiano fue por causas naturales y él mismo deja
claro que el rumor lo crearon para dañar la imagen impoluta de Tito. “Vespasiano cayó enfermo; a decir verdad, no
fue a causa de su acostumbrada gota, sino de una fiebre, falleciendo en
Cotilia, en territorio sabino. Algunos, sin embargo, en el intento engañoso de
incriminar a Tito (entre otros el emperador Adriano), propagaron la información
de que fue envenenado en un banquete”.
Las tres columnas de los estos del templo de Vespasiano y Tito en el Foro Romano, Siglo I d.C., Roma 2018
Por tanto no hay nada
que haya podido empañar la relación tan sólida y entrañable entre Vespasiano y
Tito, no muy común en una época en las que las luchas por el poder y las
traiciones estaban por encima de los lazos familiares, como se demostró después
con el segundogénito Domiciano.
Una fortuna que llegaran esas 3 columnas hasta el dia de hoy yo hayan sido derribadas en la edad media, un saludo
ResponderEliminarSí, majestuosas, dando ese toque tan especial a mi lugar favorito de Roma, el Foro contemplado desde el Capitolio. Un saludo
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