Claudio. Siglo I d.C, Roma. Museos Capitolinos
Las primeras medidas que tomó Claudio tras
ser investido como emperador del mundo romano estuvieron encaminadas a poner
orden en el caos provocado tras el asesinato de su sobrino. Casio Querea fue
ajusticiado y ejecutado, pues no sólo había matado a un emperador sino a su
mujer y a su hijita, que no habían cometido más crímenes que ser su familia. Otro
de los máximos implicados, Cornelio Sabino se suicidó ante el desprecio que les
mostró la sociedad a la que habían pretendido salvar. Una vez más, tal y como
ocurrió con el asesinato de César, Roma dio la espalda a los asesinos.
Las
represalias de Claudio no fueron más allá, ni siquiera contra los senadores que
habían manifestado abiertamente no desearlo como emperador. Se mostró clemente,
algo que los magistrados agradecieron, aún sobrecogidos por el trato que les
dispensaba Calígula. El hecho de que Claudio hubiera sido el principal objeto
de burla de su sobrino le sirvió para mostrarse muy cauteloso en el trato a los
demás, poniendo toda su atención en no ofender a nadie.
Así
y todo no gozaba de ninguna popularidad, ni en el Senado ni entre el pueblo de
Roma. Por ello, no disminuyó su temor a ser asesinado, por lo que siempre iba
rodeado de guardias, incluso en el Senado o a la hora de comer. Nadie se podía
acercar a él sin haber sido sometido a un intenso cacheo.
Moneda con el perfil de Claudio
Eso
sí, contaba con el apoyo de los dos prefectos del pretorio de Calígula, que
habían salido indemne de la conspiración de enero (aunque cuando tuvo una
posición más sólida los sustituyó por otros), y el del poderoso liberto
imperial Cayo Julio Calixto (en la sombra máximo sospechoso de haber instigador
el asesinato de Calígula). Flavio Josefo justifica esta teoría recogiendo en su
obra que Calixto “había llegado a la cima
del poder, igual al del tirano, gracias al miedo que inspiraba a todos y a la
gran fortuna que había acumulado. Se apoderaba de todo lo que podía y era
insolente con todos usando su poder con injusticia. Sabía que Cayo era
implacable y tan terco que nunca desistía de lo que había decidido; por esto y
por muchas otras cosas se sentía en peligro, especialmente por su gran fortuna.
Por eso servía a Claudio, habiéndose pasado secretamente a su lado, pensando
que éste obtendría el Imperio si Cayo desaparecía y que él encontraría, en un
poder similar al que ocupaba, un pretexto para obtener favores y honores, si
tomaba la precaución de conquistar la gratitud de Claudio y la reputación de
que le había sido fiel. Incluso había llegado su audacia a decir que había
recibido del emperador la orden de envenenar a Claudio, y había diferido su
ejecución con mil pretextos” (Antigüedades
Judías, Libro XIX, 10).
Calixto era un
funcionario, no un soldado, pero manejaba todo los hilos ocultos del poder en
el palacio imperial. Su trabajo incluía cuidar el patrimonio del emperador y administrar
las finanzas de todo el mundo romano: los impuestos, el pago a las legiones,
etc. El liberto conocía las cifras exactas de las cuentas públicas, sabía dónde
se escondía la reserva de monedas y disfrutaba de privilegios nada inferiores a
los de los senadores. Decían que tenía tanto poder que se comportaba como un
déspota. Contar con su apoyo fue fundamental para Claudio.
Sin embargo, el nuevo
emperador dando una muestra más de inteligencia, para que Calixto no acaparara
tanto poder, buscó otros libertos de similar talento que lo contrarrestaran;
éstos se convertirían en piezas claves de las intrigas palaciegas y del devenir
de la dinastía Julio-Claudia en los años venideros: Narciso (antiguo esclavo
del propio Claudio, sumamente habilidoso para resolver problemas) y Palas (que
combinaba su gran capacidad organizativa con una lealtad férrea hacia la
familia Claudia).
En el ámbito de su
propia casa, Claudio encaminó sus acciones a restaurar la armonía familiar. De
ahí que una de sus primeras medidas fuera hacer regresar a sus sobrinas
Agripina y Livila del exilio a las que había relegado su hermano Calígula.
Agripina la Menor. Siglo I d.C, Milán. Museo Arqueológico
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