Reconstrucción de la Domus Aurea
“19 de mayo de 2018, Roma. Pasado el mediodía mis pasos se encaminan hacia
el Colle Oppio y mi corazón late acelerado; me espera soterrado el Palacio más
impresionante jamás concebido en la Ciudad Eterna, el que guarda la memoria de
su más famoso emperador: la Domus Aurea, llamado así por el resplandor que
emanaba de la gran cantidad de elementos decorativos brillantes y de
tonalidades doradas que lo adornaban. Un nuevo secreto escondido en lo más
profundo de su suelo que me desvela la urbe que más amo".
Resto de decoración en tonos dorados. Domus Aurea. Roma 2018
"Después de cubrir nuestras cabezas con el casco protector y ponernos
ropas de abrigo (a pesar del calor que hacía) descendimos a las entrañas de la
colina llegando a un largo pasillo cubierto con bóveda de cañón y de una altura
impresionante. Nos esperaba un audiovisual que nos sumergió en la historia del edificio y de
su constructor. El primer pensamiento que vino a mi mente es la gran diferencia
entre las personalidades de Augusto y Nerón proyectadas en sus casas: el hogar
del fundador del imperio es reflejo de la modestia y humildad de un Primer
Ciudadano cuya imagen se proyecta al nivel de la de su pueblo, mientras su tataranieto
no puede ocultar en el suyo su ansia de grandeza y exuberancia, dominado por un
hombre casi divino que no duda en poner de manifiesto su supremacía sobre todos”.
Tras el incendio de
Roma, y aprovechando que su palacio (la Domus
Transitoria) había quedado parcialmente arrasado por el fuego, Nerón se
apropió de unas 50 hectáreas entre el monte Palatino y la colina Oppio en
el Esquilino. Todo ello enmarcado dentro del proyecto ideado por el emperador
para hacer resurgir Roma de las cenizas y construir una urbe más segura, con
grandes avenidas en las que se limitó incluso la altura de los edificios.
Encargado a los
arquitectos Severo y Celer, se pretendía que el conjunto fuera el centro de un
jardín frondoso en medio del cual se extendía un lago artificial. En las
cercanías de éste se alzaba una estatua colosal de Nerón, identificado como
Helios (dios del Sol), conocida como el coloso. Encima de ese terreno se
levanta aún hoy el mayor símbolo de Roma, el Coliseo, que recibe precisamente
su nombre desde el siglo XI de la estatua colosal. “Levantó una mansión en la que no eran tanto de admirar las piedras
preciosas y el oro - algo ya antes usual y por entonces lujo muy corriente-
como los jardines y estanques y, cual en lugar despoblado, los bosques por una
parte, por otra los espacios abiertos y hermosas vistas; fueron los directores
y proyectistas de la obra Severo y Céler, que tenían ingenio y osadía bastante
para intentar con el arte incluso lo que naturaleza había negado y abusar de
los recursos del príncipe” (Tácito. Anales,
XV, 42, 1).
El coloso se encontraba delante de la fachada principal del edificio que medía 260 metros de ancho. En el centro, sobre el eje de simetría se abría una gran exedra de 50 m de ancho, con la forma de un semi-octógono.
El coloso de Nerón
Fuente: De Art: Jaime Jones. Source: Marianne Bergmann, Institute for the Study of the Ancient World, New York University, CC BY-SA 4.0,
El coloso se encontraba delante de la fachada principal del edificio que medía 260 metros de ancho. En el centro, sobre el eje de simetría se abría una gran exedra de 50 m de ancho, con la forma de un semi-octógono.
“Entre altos pasillos decorados con delicadas pinturas murales fuimos
pasando de sala en sala, de ninfeo en ninfeo hasta llegar a una sala donde pudimos
viajar a través de un contenido multimedia impresionante hasta el edificio tal
y como era en el siglo I d.C. La proyección está concebida de tal manera que
parece que las paredes reviven y la Domus Aurea cobra vida; incluso se puede
percibir el olor de la hierba fresca y de las flores que nacen en el espléndido
jardín, el rumor de las fuentes…. Es como estar allí. Una sensación maravillosa".
Roma 2018
Roma 2018
Roma 2018
"Tras este salto en el tiempo continuamos avanzando hacia la joya arquitectónica
que es la gran Sala Octogonal cuya cúpula con óculo central adelanta en un
siglo a la del Panteón”.
Sala Octogonal. Roma 2018
En el ala este,
encontramos una gran sala octogonal construida a base de hormigón que tenía
finalidad de salón comedor, coronada por una cúpula de 14 metros de diámetro,
con un gran óculo central. Está rodeada por una serie de habitaciones que se
comunican entre sí; entre ellas destacan dos alcobas y dos triclinia que flanquean un gran ninfeo central abovedado. Al fondo
del mismo, una escalera de agua hacía sonar una cascada.
Sala Octogonal. Roma 2018
Sala Octogonal. Roma 2018
Sala Octogonal. Roma 2018
“Todas sus habitaciones estaban forradas de oro y adornadas con piedras
preciosas y conchas de perlas; sus comedores estaban cubiertos por unos paneles
de marfil movibles y perforados por tubos, para que se pudieran esparcir desde
el techo flores o perfumes; el comedor principal era redondo y giraba
continuamente sobre sí mismo, de día y de noche, como el mundo; sus baños
tenían agua corriente del mar y de los manantiales de Álbula” (Suetonio, Vida de Nerón, 31, 2). Añade Séneca en
su Carta a Lucilio (Libro XIV, 90,14) que “un
mecánico ha inventado como hacer llover desde una gran altura agua teñida de
azafrán y ha conseguido ensamblar los artesones del techo de ese salón de tal
manera que la imagen que ofrecen se modifica como uno quiere”.
Sala Octogonal. Roma 2018
La sala está bien
conservada y se aprecian alrededor del óculo dos ranuras con función de railes
que permitían colgar una serie de adornos giratorios hemiesféricos que se
adaptaban al interior de la cúpula.
“Y nuestra visita continuó hasta llegar a un espacio donde se ubica el
único pavimento original de todo el palacio, con un colorido precioso y de gran
viveza, se nos muestra ese rincón en el que aún resuenan las huellas de Nerón”.
Pavimento original de la Domus Aurea. Roma 2018
Pavimento original de la Domus Aurea. Roma 2018
Tras la muerte del
emperador, el palacio quedó inconcluso y gravemente dañado durante el incendio
del año 104. Posteriormente, Trajano la cubrió de escombros, para construir sus
termas. Este hecho lo favoreció pues libró al edificio de los expolios que
sufrieron otros monumentos romanos. Permaneció oculto hasta el siglo XV, cuando
un joven romano cayó accidentalmente a través de una hendidura y descubrió la
rica decoración pictórica que dio origen al término grutesco y que tanto
influenció en el Renacimiento. El mismo Rafael Sanzio fascinado por las
pinturas las estudió pormenorizadamente y se hizo eco de su influencia en las
Salas que pintó en el Vaticano.
Los restos encontrados
con posterioridad muestran un gran estado de conservación, aunque el principal
peligro que amenaza a los delicados frescos son las humedades que, a su vez,
producen grietas que hacen temer estabilidad del edificio. No obstante, se está
trabajando para crear un jardín sobre él que absorba la humedad y que proteja
esta maravilla única en el mundo… y que no deja de asombrar: este año se ha
descubierto un nuevo ambiente, denominado Sala de las Esfinges, pues está
decorada con figuras de animales reales y míticos. La memoria de Nerón más viva
que nunca.
Roma 2018
Roma 2018
Sala de las Esfinges
Sala de las Esfinges
Sala de las Esfinges
Magnífico. ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡Qué recuerdos!!!!!!!!!!!!
ResponderEliminarSii...fue una experiencia maravillosa, la próxima vez toca la Domus Transitoria. Saludos
ResponderEliminarExcelente artículo, que gran honor el poder pisar el mismo pavimento que vio en vida el mismo Neron, Y pensar que quisieron borrar su menoria, pero mal o bien su nombre es sinónimo de emperador romano, de otro lado, sabes en que estado se encuentra el proyecto del jardín para controlar la humedad?
ResponderEliminarSé que las visitas guiadas que se pueden hacer exclusivamente los fines de semana, es para ese fin. No tengo constancia de que se haya inaugurado nada aún, imagino que siguen trabajando en ello. Yo hace año y medio que la visité. Cualquier novedad que me enteré, la publicaré. Un saludo
ResponderEliminarImpresionante.
ResponderEliminarSí, es maravillosa. Tuve el placer de disfrutarla. Un saludo
Eliminar