En el año 37, Tiberio
abandonó Capri quizás con la idea de retornar a Roma para pasar allí sus
últimos años, sin embargo, cuando estaba muy cerca de la capital decidió
volverse a Campania. En el camino de vuelta comenzó a encontrarse mal por lo
que paró en Miseno. Después de una
ligera mejoría, el 16 de marzo entró en una especie de coma dándosele por muerto.
Muchos empezaron a celebrar el acceso al trono imperial de Calígula cuando
Tiberio volvió a despertar creando un gran desconcierto en quienes habían ya
aclamado al nuevo emperador y en el mismo Calígula. A partir de aquí hay varias
versiones sobre la muerte del emperador.
La
muerte de Tiberio. Jean-Paul Laurens. 1864. Toulouse. Musée Paul Dupuy
Fuente: De Jean-Paul Laurens -
http://www.artrenewal.org/asp/database/image.asp?id=5382, Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=1831105
Hay quien afirma que
murió de forma natural, pero son más los que defienden que fue asesinado por
Macrón o por Calígula. Tácito cuenta “El
16 de marzo se le cortó la respiración y se creyó que había terminado su vida
mortal; ya Cayo César (Calígula), en medio de un corro de felicitaciones, salía
para tomar posesión del imperio, cuando de repente se anuncia que Tiberio
recupera la voz y la vista y que pide que le lleven alimento para rehacerse de
su debilidad. Todos se quedaron aterrados; los circundantes se dispersan y se
fingen tristes o ignorantes; Cayo César, clavado en el silencio, en vez del
supremo poder aguardaba su propio final. Macrón, sin temblar, manda que ahoguen
al viejo echándole mucha ropa encima y que salgan de la habitación. Así acabó
Tiberio a los 77 años de edad”. (Anales, Libro VI, 50, 4-5). Suetonio aporta otras
teorías “hay quien dice que Cayo (Calígula)
le administró un veneno lento y corrosivo; otros piensan que se le negó el
alimento que ansiaba durante una bajada repentina de la fiebre; algunos por
último, que fue asfixiado con la almohada, cuando reclamaba, al volver en sí,
el anillo que le habían quitado mientras se hallaba inconsciente. Según Séneca,
se quitó el anillo cuando se sintió desfallecer como para entregárselo a
alguien, y lo retuvo por algún tiempo; luego se lo volvió a poner en el dedo y
permaneció durante largo rato inmóvil, con la mano izquierda cerrada; de
repente, después de haber llamado a sus criados sin que ninguno de ellos
respondiera, se levantó y, al faltarle las fuerzas, cayó muerto no lejos del
lecho” (Vida de Tiberio. 73, 2).
Estas teorías se
escribieron años después de la muerte de Tiberio. Los historiadores
contemporáneos se decantan por una muerte natural, algo nada improbable cuando
el emperador contaba con 77 años. El mismo Suetonio reconoce en este sentido
que “según algunos autores, el propio
Calígula confesó más tarde, si no haber ejecutado el parricidio, sí, al menos
haberlo pensado alguna vez; y continuamente se jactaba, en efecto, celebrando
su piedad, de haber entrado con un puñal en el dormitorio de Tiberio mientras
dormía para vengar el asesinato de su madre y sus hermanos, y de haberse
retirado, movido por la compasión, tras haber arrojado el hierro” (Vida de Calígula, 12, 3).
Calígula.
Siglo I d.C. París. Museo del Louvre
Fuente: NPZwI/AAAAAAAA8og/PHm9Spqz16M/s1600/EL%2BEMPERADOR%2BCAL%25C3%258DGULA.%2BBLOG%2BIMPERIO%2BROMANO%2BDE%2BXAVIER%2BVALDERAS%2B%25283%2529.jpg
Según nuevamente
Suetonio “el pueblo se alegró sobremanera
de su muerte, y así, a la primera noticia de ésta, la gente se echó a correr en
todas direcciones, mientras unos gritaban: “Tiberio al Tíber!, otros rogaban a
la madre Tierra y a los dioses Manes que no acogieran al muerto sino en los
impíos, y otros, en fin, amenazaban al cadáver con el gancho y las Gemonías
[…]. Cuando comenzó el traslado del cuerpo desde Miseno, muchas personas
gritaron que había que llevarlo más bien a Atela y quemarlo a medias en el
anfiteatro, pero fue transportado a Roma por unos soldados y quemado en
funerales públicos” (Vida de Tiberio.
75). Sólo este autor escribe sobre la reacción de júbilo del pueblo. Cierto es
que Tiberio era poco amado y que por ello no fue ni siquiera elevado a los
altares, pero también es verdad que no se le aplicó la damnatio memoriae. El pueblo romano y las legiones adoraban a
Calígula, como hijo que era del llorado Germánico, el romano más amado de todos
los tiempos, por lo que la alegría por el acceso al poder de éste y la
indiferencia por Tiberio marcaron los funerales. De hecho, cuando la comitiva
partió de Miseno, Calígula aunque iba vestido de luto siguiendo el cortejo
fúnebre, fue aclamado durante todo el trayecto hacia Roma por una multitud
enloquecida por verle investido con la dignidad imperial. Tiberio fue quemado
en el Campo de Marte y la urna con las cenizas fueron depositadas en el
Mausoleo de Augusto. Calígula fue el encargado de dar el discurso funerario
algo que hizo entre abundantes lágrimas, lo que incrementó el fervor de la
plebe hacia él.
A pesar del entusiasmo
que despertaba Calígula, Tiberio, en su testamento, sólo lo había designado
heredero a partes iguales con su otro nieto, Tiberio Gemelo (hijo de Druso el
menor), declarando a la vez heredero al uno del otro. Dejó también legados a
muchas personas, entre ellas a las vestales, a los soldados y al pueblo romano.
Moneda
que representa a Tiberio Gemelo
Fuente:
Di Classical
Numismatic Group, Inc. http://www.cngcoins.com, CC BY-SA 3.0,
https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=3101790
Dejar morir es lo mismo que asesinar?
ResponderEliminarSegún mi opinión puede ser lo mismo pero con matices, depende el contexto y las circunstancias. En el caso de Tiberio entiendo que sí. Saludos
ResponderEliminaryo creo que lo mata Caligula y que macron lo apoya
ResponderEliminarEs lo que supone todo el mundo. Un saludo
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