"Cuando se gobierna no se
puede admitir ningún tipo de debilidad a pesar de tu propio sufrimiento y del
que puedas inflingir a los tuyos"
Augusto
a Julia en la
MIniserie Augusto , el primer emperador, 2004.
Julia la Mayor. Siglo I a.C. Berlín. Altes Museum
Con su marido Tiberio en el exilio voluntario, Julia (que
siempre había mantenido una vida disoluta fuera del matrimonio) se volvió más
descuidada. Tomó como amante a Julo Antonio, con el que se había criado (el
pequeño había sido acogido en casa de su tía Octavia a la muerte de sus padres)
y a quien había vuelto a reencontrar en los círculos que ambos frecuentaban
(reunión de un grupo de intelectuales que pacíficamente mostraban su
disconformidad con la pérdida de libertades que había supuesto el gobierno de
Augusto). Desde ese momento ambos no hicieron nada por ocultar su pasión.
Por ello, los amantes se unieron a una conjura para acabar con
la vida de Augusto en la fecha que se conmemoraba el 30 aniversario de la Batalla de Accio (que tendría
lugar en el año 1 a .C.).
Julo probablemente albergaba la romántica idea de vengar la memoria de su padre
Marco Antonio, aún cuando éste lo abandonó y a Augusto debía todo lo que tenía,
pues siempre había sido tratado como un miembro más de la familia
imperial y había recibido una esmerada educación y un cursus honorum a la altura de su clase. Julia, por su parte,
seguramente ignoraba la finalidad última de la rebelión, pues es dudoso que
tuviera intención alguna de asesinar a su padre; ella sólo anhelaba
poder obtener el divorcio para contraer matrimonio con Julo y asegurar el futuro de sus hijos, en caso de que Augusto falleciera pronto, frente a la
facción de Tiberio y Livia. Esto se puso de manifiesto en una orgía nocturna por
las calles de Roma, en las que la joven subida en los hombros de Julo Antonio,
coronó una estatua de Marsias (símbolo de la libertad) para reivindicar su
propia libertad. Precisamente Marsias era un sátiro que sufrió castigo por
enfrentarse a Apolo (dios tutelar del emperador).
Julia (Vittoria Belvedere) junto a Julo Antonio (Juan Diego Botto) en la miniserie Augusto, el primer emperador. 2004
Cuando se descubrió la conjura, Julia fue acusada de traición y
adulterio. En ese momento todas sus relaciones extramatrimoniales salieron a la
luz. Augusto, rígido como siempre era a la hora de aplicar las leyes y de dar
ejemplo, a pesar del inmenso dolor que sintió, no tuvo más remedio que
desterrar a Julia, tal y como estipulaba la ley que en el 17 a .C. había promulgado para
castigar severamente la infidelidad. Sus amantes y demás implicados en la
conjura (que no llegó a ser más que una mera intención) fueron juzgados y
condenados al destierro, a excepción de Julo Antonio que fue obligado a suicidarse.
Julia (Vittoria Belvedere) es llevada al exilio en la miniserie Augusto, el primer emperador. 2004
Julia partió hacia el exilio a la Isla de Pandataria acompañada
de su madre, Escribonia, con la que apenas había tenido trato y que se ofreció a compartir el destino de su hija. En la pequeña isla, tenía prohibido el contacto con
cualquier hombre incluso con los soldados encargados de vigilarla. No disponía
de lujos ni siquiera en lo referente a la alimentación. Las pocas visitas que
podía recibir eran supervisadas por Augusto que solicitaba incluso informes
sobre el aspecto físico de los hombres para que no le resultaran atractivos
a Julia.
Algunas fuentes hostiles a Livia apuntan la implicación de la
emperatriz en la caída en desgracia de Julia con la intención de favorecer el
regreso de su hijo. No obstante, es poco probable una intervención suya más
allá de intentar advertir a Augusto sobre el comportamiento de su hija.
Augusto (Peter O'toole) y Julia (Vittoria Belvedere) en la miniserie Augusto, el primer emperador. 2004
El Príncipe soportó mucho peor la deshonra de Julia que la
muerte de sus seres queridos, pues acostumbrado a imponer su voluntad se sintió
humillado y ridiculizado además de ser consciente que había fracasado como
padre. "Eres incapaz de
querer a nadie. Sólo te importa tu Imperio Romano. Haz conquistado el mundo
pero has perdido tu alma". Con
esta palabras se despide Julia de Augusto en la
MIniserie Augusto , el primer emperador.
El emperador estuvo largo tiempo
recluido y alejado de la vida pública. Incluso no compareció en el Senado para
acusarla sino que envío una carta con los delitos que se le atribuían y con los
nombres de todos los implicados en la conjura. Cuando se enteró que la liberta
encargada del cuidado de su su hija, Febe, se había suicidado, exclamó
que “Desearía haber sido el padre de Febe”. (Suetonio. Vida
de Augusto. 65,2-3). Augusto comunicó a Tiberio el divorcio de su hija,
pero ni le perdonó su abandono ni le permitió volver del exilio, pues en el
fondo lo culpaba de la degeneración de la conducta de Julia al no haber sabido
llevar las riendas de su matrimonio.
A pesar de todo, los muchos seguidores de Julia continuamente
reclamaban a Augusto su perdón. Este contestaba airado “¡que los dioses os castiguen con
hijas o mujeres que se comporten del mismo modo!” (Dion Casio. Historia Romana. 55,13,1) o “antes se mezclarán el fuego y el
agua que se le permita volver”; algunos seguidores de Julia lanzaron
antorchas encendidas al Tíber en señal de protesta (Suetonio. Vida de Augusto. 65,3).
Después de cinco años, Augusto cedió un poco y la trasladó a una
isla de mayores dimensiones, Reghium a la vez que ordenó que se suavizaran un
poco sus condiciones de vida. Aún así nunca volvió a pronunciar su nombre y
dejó estipulado en su testamento que si le sobrevivía no la
enterraran en su mausoleo.
Julia con Cayo César en el Ara Pacis Augustae. 13-9 a.C. Roma 2013
No sabemos como afectó el escándalo a Cayo y a Lucio César porque
las fuentes no lo mencionan. Aunque era su progenitora, realmente habían pasado
poco tiempo con ella desde el momento que fueron adoptados por su abuelo. No
obstante, Julia amaba mucho a sus hijos y siempre estuvo pendiente de ellos y
luchando por sus intereses por lo que no debían haber sido totalmente
indiferentes a la desgracia de su madre, aunque públicamente intentaran
esconder sus sentimientos para no contradecir a Augusto.
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