martes, 2 de septiembre de 2014

El Lupercal


Altar de la loba en el que el pastor Faustolo encuentra a los gemelos
Ostia Antica 2013

          La leyenda más antigua de Roma cuenta que Rómulo y Remo (sus fundadores) fueron amamantados por una loba en una gruta que según Dionisio de Halicarnaso, coetáneo de Augusto, se encontraba a los pies del Palatino, cercana al Tíber. Según el escritor griego, era grande, cavernosa, rodeada de encinas, con una fuente al fondo.
Augusto transformó aquel lugar oscuro en un magnífico santuario símbolo de la fundación de la ciudad, tal y como él mismo relata en sus Res Gestae Divi Augusti (19). Su situación geográfica cercana a su propio palacio (que englobaba la legendaria Campana de Rómulo) encerraba un mensaje político claro: el Príncipe se vinculaba así directamente con los míticos fundadores de Roma.
Precisamente la gruta santuario se convirtió en el centro de las fiestas que conmemoraban cada 15 de febrero el milagroso amamantamiento de los gemelos y en la que tenían lugar el rito de los lupercales, en los que en honor del dios Luperco (medio lobo, medio macho cabrío) jóvenes semidesnudos, cubiertos tan sólo por la piel de los animales sacrificados, corrían golpeando con tiras de piel a las mujeres romanas con la finalidad de purificarlas y de propiciar la fecundidad.


Los lupercales

El 25 de enero de 2007, durante un sondeo realizado en el marco de la restauración del Palacio de Augusto, la arqueóloga italiana Irene Iacopi descubrió  una cavidad a unos 15 metros de profundidad que ella misma y un gran número de especialistas han identificado con la sacra cueva del Lupercal. Aunque los arqueólogos están aún buscando la entrada a la gruta, el 20 de noviembre de ese mismo año fue explorada por una telecámara que mostró al mundo una estructura de paredes curvas y nichos; de 9 metros de altura x 7,5 de diámetro posee un magnífico cubrimiento de mosaicos decorados con conchas dominadas por un águila blanca (símbolo del Principado de Augusto) que destaca sobre un fondo azul. Una maravilla, en los subsuelos de una Roma, que no cesa de asombrar al mundo con los tesoros de su inigualable y legendario pasado. De confirmarse la identificación del Lupercal, sería un hito sin precedentes en la historia del arqueología, pues no sólo la leyenda tomaría vida sino que el mundo contemporáneo podría contemplar el lugar más sagrado de la historia de Roma, donde sus ancestros veneraban el origen mítico de la ciudad que cambió la faz de la tierra.
Corte transversal de la situación topográfica del supuesto Lupercal

Descenso al supuesto Lupercal

El supuesto Lupercal

Detalle del supuesto Lupercal

Detalle de mosaicos

Algo que parece corroborar la asociación del descubrimiento arqueológico con el Lupercal es el lugar donde se encuentra ubicado (entre el Circo Máximo, la ruinas Templo de Apolo Palatino y la Iglesia de Santa Anastasia) y lo que puede ser más significativo, la cercanía al Palacio de Augusto y la aparición de su águila blanca. Los expertos que se muestran contrarios alegan que según las fuentes escritas la gruta debería encontrarse más al oeste, en frente del templo de la Magna Mater y de la Victoria. Asimismo, las fotos que han salido a la luz no muestran imágenes de lobos. No queda más que esperar a que las excavaciones confirmen la hipótesis de un lugar que aun cuando no se correspondiera con la Gruta de Rómulo seguiría siendo extraordinario.
Lo que no suscita ninguna duda es la gran devoción que siempre han sentido los romanos hacia la loba, cuyo culto se siguió practicando hasta el siglo IV en el papa Gervasio I prohibió los Lupercales, celebración que derivaría con el tiempo en la actual Candelaria.
Pero nadie puede borrar las huellas de un pasado milenario, por lo que la loba amamantando a Rómulo y Remo sigue siendo el símbolo más universal de Roma y el testimonio vivo de la presencia romana en cualquier lugar del mundo.

La Loba a los pies del Capitolio. Roma 2013

Siena 2012

Mérida. 2005

París 2007

Galeria Vittorio Enmanuele. Milán 2014

        
Verona 2014

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