“Hacía muchos años que Agripina creía que tal sería su fin, y había
desdeñado darle importancia; pues unos caldeos cuando los consultó acerca de
Nerón, le respondieron que había de reinar y de matar a su madre; ella dijo:
“que la mate, con tal que reine”.
Tácito.
Anales, XIV, 9, 3
Agripina la menor. Siglo I d.C. Milán. Museo Arqueológico
Fuente: Di Giovanni Dall'Orto - Opera propria, Attribution,
A pesar de todas las
medidas que tomó el emperador para aislar a su madre, Agripina siguió
conspirando a sus espaldas, o esos fueron los rumores que llegaron a oídos de
Nerón pues ahora, los múltiples enemigos que aquella había acumulado en su
vida, no dudaron en atacarla. Así, Domicia (tía paterna del César) la acusó ante
su sobrino de querer contraer matrimonio con un descendiente de Augusto en la
misma medida que Nerón, Rubelio Plauto y, que de este modo, buscaría reemplazar
a su hijo en el trono imperial.
Aun cuando se demostró
la falsedad de tales acusaciones, Nerón alentado por Popea, empezó entonces a
plantearse el asesinato de Agripina, aunque Séneca y Burro (temerosos de su propia
posición sin la mujer que les había puesto al lado del emperador) se lo
desaconsejaron. De hecho Séneca estaba tan inquieto que envió incluso a Acté (la
antigua amante de Nerón), con quien seguía manteniendo amistad, para que
hablara con él y lo calmara.
Supuesto retrato de Popea Sabina, Siglo I d. C., París, Museo del Louvre
Fuente: De Desconocido - Marie-Lan Nguyen (2007), Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=2201731
Si bien parecía que las
relaciones entre madre e hijo habían mejorado, Nerón ya había decidido acabar
con su madre. Para no levantar un escándalo mandó preparar un barco mortal que
regaló a la Augusta con la finalidad de que naufragara en el mar, pero la
estratagema no le salió bien.
A Nerón “le pareció bien aquella astucia, a la que
además favorecían las circunstancias, dado que celebraba las fiestas de los
Quincuatros en Bayas. Atrae allí a su madre, diciendo una y otra vez que hay
que soportar las iras de los padres y refrenar los impulsos, a fin de provocar
el rumor de la reconciliación y de que Agripina lo acogiera con la fácil
credulidad de las mujeres ante las noticias gratas. Luego, cuando ella llegó,
le salió al encuentro a la orilla del mar (pues ella venía de Anzio), le ofreció su mano, la abrazó y la acompaña
a Baules. Es ese el nombre de una villa situada entre el cabo Miseno y el lago
de Bayas, y bañada por un brazo de mar”
(Tácito. Anales, XIV, 4, 1-2).
Agripina coronando a Nerón. Siglo I d.C. Afrodisias, Museo
Esa misma tarde Nerón la
invitó a un banquete para que el crimen fuera cometido al amparo de la noche. “Allí las ternuras disiparon su miedo [Agripina
dudaba del cambio de actitud de su hijo]:
fue recibida afectuosamente y colocada en lugar superior al del propio Nerón.
El caso es que con conversaciones diversas, ya procediendo con juvenil
familiaridad, ya con seriedad como aparentando confidencias importantes, Nerón
alargó el banquete, la acompañó cuando se marchaba y la abrazó besando sus ojos
y estrechándose contra su pecho, ya para completar su simulación, ya porque el
contemplar por última vez a su madre que iba a morir impresionaba su ánimo por
feroz que fuera” (Tácito. Anales,
XIV, 4, 4). Añade Dión Casio que las últimas palabras de Nerón a su madre,
antes de que ésta subiera a la nave mortal, fueron “por ti vine al mundo y gracias a ti gobierno” (Historia romana, 61, 13, 2).
Siguen contando las
fuentes antiguas que al poco de partir el techo del camarote de Agripina se
desprendió matando en el acto a uno de sus sirvientes. Ella y su criada
Acerronia se salvaron por poco. La nave comenzó a hundirse por lo que Agripina
y su esclava acabaron en el agua. Ésta última empezó a pedir socorro gritando
que era Agripina, por lo que fue asesinada golpeada en la cabeza con unos remos.
La madre del emperador percatándose de la situación se alejó en silencio
nadando hasta que fue recogida por unas barcas que la trasladaron a su villa.
Intento de asesinato de Agripina en la nave regalada por su hijo
Siendo consciente de que
su hijo había querido matarla prefirió hacer como si no supiera nada y le mandó
a éste una nota diciéndole que estaba a salvo pero que no la visitara pues
necesita recuperarse de sus heridas y de la traumática experiencia.
Cuando Nerón recibió las
noticias se aterrorizó pensando en las posibles venganzas de su madre.
Consultando a Séneca y Burro sobre cómo debía reaccionar, ambos concluyeron que
era necesario acabar con Agripina pues ésta aún tenía poder suficiente para acusar
a su hijo de intento de asesinato, pero desaconsejaron enviar a los pretorianos
a darle muerte pues eran fiel a toda la casa de Germánico y que su liberto
Aniceto (el encargado de preparar la nave mortal) debía concluir lo que había
comenzado. Así “Aniceto rodea la villa [de
Agripina] con un destacamento y tras
violentar la puerta se deshace de los esclavos que le salieron al paso hasta
que llegó a la puerta de la alcoba, junto a la cual permanecían sólo unos
pocos, pues a los demás los había puesto en fuga el pánico ante aquella
irrupción. En la alcoba, había una luz escasa y sólo una de las sirvientas, y
Agripina más y más angustiada porque nadie llegaba de parte de su hijo, ni
siquiera Agermo [el mensajero que había enviado a Nerón][…]. Luego cuando la criada se iba, le dijo cara
a cara: ¿también tú me abandonas?, ve tras de sí a Aniceto, acompañado por el
trierarco Herculeyo y por Obarito, centurión de la flota; le dice que si ha
venido a visitarla, podía anunciar que se había recuperado, pero que si estaba
allí para cometer un crimen, no estaba dispuesta a creer nada de su hijo; no se
le había ordenado un parricidio. Los asesinos rodean el lecho y primero el
trierarco la golpeó en la cabeza con un bastón; cuando ya el centurión
desenvainaba su espada para darle muerte, mostrándole sus entrañas le gritó:
hiéreme en el vientre, y al momento acabaron con ella cosiéndola a cuchilladas”
(Tácito. Anales, XIV, 8, 2-5).
Nerón ante el cadaver de su madre, Agripina la menor, 1887, Madrid, Museo del Prado
De esta manera acabó sus
días Agripina la menor, pensando en su hijo hasta el último aliento de vida. Ésta
y la muerte de Octavia son las dos únicas que se pueden atribuir a Nerón sin
lugar a dudas.
Es una lástima que debido
a las luchas de poder la relación entre madre e hijo acabaran así. Es cierto
que la muerte de Agripina se justificó como una conspiración contra el
emperador, aunque yo dudo que Agripina en el fondo hubiera sido capaz de
cumplir las amenazas continuas contra su hijo. No hay duda de que era ambiciosa
y muy orgullosa, pero en realidad ella siempre fue muy consciente que su
supervivencia dependía de una situación de poder fuerte como los hechos de su
vida le habían demostrado.
Por otro lado, en
realidad ella sabía que hubiera sido la descendiente natural de Augusto y que
fue privada de ese privilegio debido a su condición de mujer, algo que a mi
entender Agripina no toleraba, pues se consideraba tan capaz como cualquier
hombre. Pero no estábamos en el siglo XXI, sino en la antigua Roma, donde sólo
Livia fue capaz de detentar un gran poder durante décadas, y eso porque fue lo
suficiente prudente de no destacar y mantenerse siempre a la sombra de su
marido.
¿Por qué Nerón no mandó a su madre a la isla (ya no me acuerdo el nombre) donde Augusto confinó a su hija. Así se la quitaba de la vista sin tanto escándalo porque ¿de esto se enteró todo el pueblo de Roma al instante o se supo después de la muerte de Nerón?
ResponderEliminarEn primer lugar porque Nerón no era Augusto, quien fue incapaz de asesinar a ningún miembro de su familia. En segundo lugar, Agripina era mucho más poderosa y peligrosa que Julia, pues tenía de su parte a los pretorianos (que nunca dañarían a la hija de Germánico) La isla era Pandataria. En el próximo artículo analizaremos las reacciones al asesinato. Se supo en el mismo momento. Un saludo
EliminarDespués de todo lo que he leído acerca de esta mujer, apesar de ser la última de la gens Julia, siento una extraña alegría
ResponderEliminarSi la guardia pretoriana era leal a la casa de Germánico, ¿Por qué mataron a Calígula?
ResponderEliminarPorque Caligula sobrepasó los límites humillando continuamente a Casio Querea, el prefecto del Pretorio, y les obligaba a tareas desagradables para un soldado. Saludos
EliminarNi Calígula se hubiera atrevido a tanto
ResponderEliminarCalígula se atrevía a todo, de hecho la frase que le dijo a su abuela Antonia: “A una amonestación de su abuela Antonia, como si no bastara con desobedecerla Calígula contestó: recuerda que todo me está permitido y con todas las personas” (Suetonio. Vida de Calígula. 29,1).Un saludo
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