“Las obras que llevó a cabo fueron grandiosas y necesarias, más que
numerosas, y entre ellas cabe destacar: el Acueducto comenzado por Cayo
(Calígula), el canal de desagüe del lago Fucino y el puerto de Ostia. Acometió
tales empresas aunque sabía que Augusto se había negado a emprender la segunda
de ellas a pesar de las insistentes súplicas de los marsos, y que el divino
Julio, después de haber proyectado muy a menudo la tercera, la había abandonado por las dificultades que
entrañaba. […]. Construyó el Puerto de Ostia, levantando dos diques a derecha e
izquierda y poniendo a la entrada como barrera un muelle, ya en aguas
profundas; para darle unos cimientos más sólidos, comenzó por sumergir el navío
en el que se había traído de Egipto el gran obelisco, y luego amontonó pilares
sobre él, coronando la obra con una torre altísima, a imitación del Faro de
Alejandría, para que los navíos pudieran dirigir su rumbo guiándose por las
luces que brillaban en ella por la noche”.
Suetonio.
Vida de Claudio, 20, 1, 3.
Una vez erradicadas las conspiraciones que tuvieron
lugar durante los primeros de su
principado, Claudio se dedicó a lo que más le interesaba: buscar el bienestar
del pueblo romano.
Relieve Torlonia, hallado en Ostia en 1863
Fuente: http://www.nationalgeographic.com.es/historia/grandes-reportajes/ostia-el-gran-puerto-de-roma_6763/1
Su primera preocupación
era buscar una solución para la continua escasez de trigo que asolaba
continuamente durante el período invernal a los estratos más bajos de la
sociedad. El emperador tomó dos medidas en esa dirección: en primer lugar,
otorgó a los navegantes privilegios especiales para animarlos a viajar a Egipto
fuera del período estival para abastecerse de grano (entre ellos se incluían la
concesión de la ciudadanía y la exención de la aplicación de la Lex Papia Poppaea que regulaba el
matrimonio). Al mismo tiempo, eliminó los impuestos que Calígula había
establecido sobre la comida y redujo aún más los tributos en las zonas que
padecían hambruna.
Sin embargo, su proyecto
más ambicioso fue la construcción de un nuevo puerto en Ostia, el conocido como
Portus. Hasta ese momento el abastecimiento de la ciudad se hacía a través del
pequeño puerto que había en esa colonia que, por sus minúsculas proporciones y debido
a la poca profundidad del rio, no podía acoger a barcos de grandes dimensiones.
Ello obligaba a trasvasar la mercancía en alta mar a barcos más pequeños lo que
a veces ocasionaba naufragios. La otra opción era descargar las mercancías en
Pozzuoli, cerca de Nápoles, y continuar el transporte de grano por tierra,
durante cerca de 250 kilómetros.
Portus de Claudio. Ignazio Danti, 1582, Roma, Galeria de los Mapas, Museos Vaticanos
El nuevo puerto se inició
en el año 42 d.C., a 4 kms de Ostia. Constaba de dos muelles semicirculares. Al
mismo tiempo construyó un gran faro, a imitación del de Alejandría, que
seguramente se alzaba aislado en una isleta artificial entre los dos. Para
asentar los cimientos del faro se hundió, cargada de piedras, la gran nave que
Calígula mandó construir para traer desde Egipto el gran obelisco que colocaría
en la spina de su circo y que aún hoy
se alza en el centro de la Plaza de San Pedro del Vaticano.
El complejo ocupaba 150
hectáreas. Fue una magnífica obra de ingeniería excavada en parte en tierra
firme y en parte en el mar. Al menos dos canales artificiales aseguraban la
conexión entre el mar, el Puerto de Ostia y el puerto fluvial situado en la
boca del Tíber, lo que permitía a las naves llegar hasta Roma sin ningún
peligro. Fue acabado en el 64 d.C. por Nerón.
Mosaico de barcos en el Foro de las Corporaciones. Siglo II d.C, Ostia Antica, 2013
El Puerto de Claudio se
utilizó durante largo tiempo aunque fueron necesarios drenajes para evitar la
acumulación de arena; no obstante, 40 años después Trajano construyó otro más
interno entre los años 100 y 112 d.C. pues el anterior se reveló insuficiente.
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