Aunque la mayoría de
historiadores antiguos condenan a Sejano por su sangre fría y extrema crueldad,
no se ponen de acuerdo en afirmar si fue él quien manipuló a Tiberio o, si al
contrario, el prefecto fue sólo un instrumento entre las manos del César.
Sejano (Patrick Steward) departe con Tiberio
(George Baker) en un fotograma de la serie Yo, Claudio, 1976
Uno de los que se
adhiere a esta segunda teoría es Suetonio, que señala que Tiberio se valió de
Sejano para eliminar a la familia de Germánico, y después se lo quitó
de encima cuando ya no le era útil. “De
sus asesores, apenas dos o tres conservaron la vida; a los demás los hizo
perecer por diferentes motivos, entre ellos a Elio Sejano, que arrastró en su
caída a muchos más. Había elevado a este último a la cima del poder no tanto
por afecto cuanto para tener de quien servirse a la hora de envolver con
artimañas a los hijos de Germánico y asegurar la sucesión del imperio a su verdadero nieto, el hijo de Druso” (Vida de Tiberio. III, 55).
Tácito por su parte, afirma que todo el horror
del gobierno de Tiberio fue debido a Sejano aunque tampoco exculpa al propio
emperador. “(Tiberio) fue de una
execrable crueldad, pero ocultando sus vicios mientras amó o temió a Sejano”
(Anales. VI, 3). Por su parte de
Sejano dice que “tenía un cuerpo
resistente a las fatigas y un espíritu audaz; hábil para ocultarse a sí mismo,
y para acusar a los demás; trepador y orgulloso a la vez, ocultaba bajo las
apariencias de la modestia una sed desenfrenada de grandezas; para llegar a
donde quería, usaba, a veces, la generosidad y el fasto; otras, la vigilancia y
la actividad” (Anales. IV, 1,3).
Sólo Veleyo Paterculo,
que fue contemporáneo de Sejano aporta una descripción favorable del mismo, al
que define como “hombre de gran
constitución física sólo comparable a su vigor de ánimo, de una gravedad serena,
de una gran afabilidad que recuerda a la de épocas antiguas; es activo sin
parecerlo, no reclama nada para sí y por lo mismo todo lo obtiene; se cree
siempre indigno de la estima que los demás le otorgan; su rostro es tranquilo
como su vida; de ánimo infatigable” (Historia
Romana, Libro 2). A Veleyo se le atribuye cierta amistad con Sejano de ahí
que fuera uno de los ejecutados tras la caída del prefecto del pretorio.
Tiberio. Siglo I d.C. Roma. Museos
Capitolinos
En realidad, es difícil
saber si realmente Sejano preparaba una conspiración contra Tiberio pues todos
los historiadores latinos hablan de ello muy de pasada. Desgraciadamente, el
relato de Tácito al respecto se ha perdido. Sólo Dión Casio ofrece una
narración más detallada de la desgracia de Sejano. Muchos historiadores
contemporáneos consideran a Sejano inocente de conspirar contra el emperador
pues en esa época Tiberio era ya un anciano al que no debía quedar mucho tiempo
de vida, y nada iba a obtener él a cambio. Opinan que fue más bien víctima de
una conspiración contra él llevada a cabo por la élites de la sociedad romana a
quien tanto había perseguido.
Por mi parte, teniendo
en cuenta que ni Sejano ni Tiberio despiertan mis simpatías, pienso que debe
haber algo de verdad en cada una de estas versiones contradictorias. Pienso que
Sejano vivió dominado por gran una ambición (queriendo emular al incomparable
Agripa) y que no se paró ante nada para alcanzar sus objetivos. Por su parte,
Tiberio le dio alas porque le convenía, porque odiaba gobernar. No obstante,
cuando percibió que las atribuciones de su consejero eran exageradas lo
eliminó. Sea cierta o no la teoría de la conspiración, creo que el emperador
debió darle veracidad pues si no, sería difícil de explicar la violenta purga
que practico entre todos los allegados y conocidos del prefecto, pues hasta ese
momento la crueldad de Tiberio había sido moderada. Por otra parte, está claro
que el odio que el pueblo romano profesaba al emperador venía en gran parte
motivado por toda la crueldad que le permitió a Sejano, en especial contra la venerada
familia de Germánico. Por tanto, el prefecto no pudo ser tan inocente.
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