jueves, 7 de noviembre de 2019

La muerte de Séneca y de Petronio


Supuesto retrato de Séneca. Siglo I d.C. Museo de las Termas. Roma 2011

Aproximadamente en el año 62 d.C., Séneca cada vez más apartado del círculo de Nerón y con apenas influencia sobre él, le solicitó retirarse de la vida pública alegando problemas de salud. En su retiro no dejó de escribir sobre sus sensaciones pesimistas en relación a la ruina del mundo.
Aunque no está clara del todo la implicación de Séneca en la conjura, Tácito señala que Séneca le había dicho a Pisón en una ocasión “que ni a uno ni a otro convenía que conversaran con frecuencia, y que por lo demás su vida dependía de que a Pisón no le ocurriera nada” (Anales, XV, 60, 3). Según mi opinión es un argumento muy vago para acusar a alguien, pero también es cierto que Séneca no había digerido bien el verse separado del poder y de que el emperador no hubiera seguido en modo alguno sus enseñanzas. Continúa Tácito que Séneca partió desde Campania en dirección a Roma al enterarse del fracaso de la conspiración, quizás para intentar encontrarse con el emperador, pero se quedó a 6 kilómetros de la capital en una villa de su propiedad. Allí, fue rodeado por los pretorianos y le transmitieron que Nerón esperaba que se quitara la vida. ¿Tiene sentido si hubiera sido culpable de encaminarse a Roma en vez de intentar huir fuera de Italia?. Difícil saber.
“Él, sin inmutarse, pide las tablillas de su testamento; como el centurión se las niega, se vuelve a sus amigos y les declara que, dado que se le prohíbe agradecerles su afecto, les lega lo único, pero lo más hermoso, que posee: la imagen de su vida; si se acuerdan de ella, tendrán la reputación de hombres virtuosos como premios por tan constante amistad […]. Les pregunta […] ¿a quién había pasado desapercibida la crueldad de Nerón?. Asesinados su madre y su hermano- les decía- ya nada le faltaba sino añadir a esas muertes la de su educador y maestro” (Anales, XV, 62, 2).


La muerte de Séneca. Manuel Domínguez Sánchez, 1871, Madrid, Museo del Prado

Sigue contando Tácito que a continuación se abrió las venas de las muñecas y como la sangre le manaba muy lentamente, se cortó también la de los muslos y pantorrillas. A continuación pidió un veneno, que no le causó efecto alguno hasta que “por fin entró en un baño de agua caliente, y salpicando a los esclavos que se encontraban a su lado añadió que hacía libación de aquellas aguas a Júpiter Liberador. Acto seguido se metió en la bañera, cuyos vapores lo asfixiaron. Su cuerpo es incinerado sin funeral alguno; así lo había dispuesto en un codicilo cuando, todavía en la cima de la riqueza y del poder, no dejaba por ello de ocuparse de sus momentos supremos” (Anales, XV, 64, 4).
Aunque unos meses después, otro que perdió la vida a causa de la conjura fue Petronio, el más refinado consejero de Nerón. Aún menos clara es su participación en los hechos, pero parece que Tigelino, celoso de la gran influencia que ejercía el Arbitro de la Elegancia sobre Nerón lo acusó de amistad con Escevino (uno de los conjurados), según Tácito comprando a un esclavo para que lo denunciara y privándolo de defensa al apresar a casi todos sus siervos.


La muerte de Petronio (Leo Genn) en un fotograma de la película Quo Vadis? (1955)
Fuente: De trailer screenshot (MGM) - Quo Vadis trailer, Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=10621136

“Era el caso que por aquellos días el César había marchado a Campania, y Petronio que llegó hasta Cumas, quedó allí detenido; ya no quiso dar largas a su temor o a su esperanza. Pero no se quitó la vida precipitadamente, sino que, tras cortarse las venas, se las ligó y se las volvió a abrir de nueva según le vino en gana, mientras hablaba a sus amigos, no en términos serios o que le procuraran fama de valeroso; y escuchaba lo que le decían, que no era nada acerca de la inmortalidad del alma y de las opiniones de los filósofos sino canciones ligeras o versos ocasionales. A sus siervos, a unos le hizo larguezas y a otros les dio de azotes. Se puso a la mesa, y se entregó al sueño para que su muerte, aunque forzada, se pareciera a la natural. Tampoco aduló en sus codicilos, al contrario de los que perecían, a Nerón o a Tigelino o a cualquier otro de los poderosos, sino que relató con detalle las infamias del Príncipe con los nombres de los degenerados y de las mujeres que en ellas participaran, así como la originalidad de cada uno de sus escándalos; los selló y se los envío a Nerón, y luego rompió su anillo a fin de que no sirviera para perder a otros” (Anales. XVI, 19).
Aunque de forma exagerada y, analizándola con las reservas que me produce esta película, en Quo Vadis? se refleja más o menos fiablemente el relato de Tácito sobre la muerte de Petronio.

La muerte de Petronio (Leo Genn) en un fotograma de la película Quo Vadis? (1955)

Nerón con estas medidas cada vez se iba quedando más solo, aunque no creo que fuera consciente aún de su aislamiento.

2 comentarios:

  1. Peter Ustinov siempre será Nerón!!!!!!!! incluso mejor que el original.... jajajaja
    ¿El Vaso de lágrimas era una costumbre o es un invento de Hollywood?
    Pobre Nerón...hasta me va a dar pena cuando desaparezca. ☻

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  2. Te doy la razón en ello, aunque un pelín sobreactuado el personaje, jjjj. No tengo constancia de que existan pero te dejo un enlace para saciar tu curiosidad: https://es.wikipedia.org/wiki/Lacrimatorio. Un saludo

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