miércoles, 30 de octubre de 2019

La conjura de Pisón


Busto de Nerón, Siglo I d.C., Ropma, Museos Capitolinos

Tras el incendio de Roma, Nerón tuvo que enfrentarse a dificultades financieras por los enormes gastos que supusieron la reconstrucción de la capital y la edificación de la Domus Aurea. A los nobles se le gravó con nuevos impuestos y se le expropiaron propiedades, por lo que el descontento era constante entre las clases senatoriales.
A principios del año 65 d.C., un gran número de senadores y caballeros se unieron para acabar con la vida de Nerón. A ellos se agregaron algunos pretorianos, incluido uno de los jefes de ese cuerpo militar, Fenio Rufo, hombre de gran honestidad y rectitud, que ayudó a multiplicar el número de conspiradores y poetas como Lucano. Sin embargo, no pretendían volver a instaurar la República sino que su objetivo era reemplazar a Nerón por un nuevo emperador. Entre los miembros más influyentes participantes en la conjura se encontraba Cneo Calpurnio Pisón, descendiente de aquel otro Pisón que casi 50 años antes estuvo supuestamente implicado en la muerte de Germánico, abuelo de Nerón. Pretendían entronizar a Pisón, quien contraería matrimonio con una de las hijas de Claudio que aún vivía, para legitimizar su vínculo con Augusto.
Un primer proyecto planeaba que el asesinato tuviera lugar en la villa que Pisón poseía en Baias, pero éste se negó porque no quería atentar contra las leyes de la hospitalidad y porque consideraba que el crimen debía hacerse en público y no en acto privado. Entonces decidieron apuñalar a Nerón el 19 de abril, durante los juegos de Ceres que tendrían lugar en el Circo Máximo, mientras Pisón estaría siendo presentado a los pretorianos por Fenio Rufo.
Sin embargo, un liberto de uno de los conjurados, Flavio Escevino, delató a su amo. Otro conspirador, Antonio Natal también fue denunciado. Ambos fueron torturados por separado por lo que incriminaron a numerosas personas, entre las que se encontraba el poeta Lucano, e incluso Séneca, aunque la implicación de éste no está demostrada totalmente.

La muerte de Lucano. José Garnelo.  1887, Madrid, Museo del Prado

Pisón, al igual que la mayoría de los conjurados, se suicidó cortándose las venas. Algunos otros como Fenio Rufo o Flavio Escevino fueron ejecutados mientras que amigos y familiares de los acusados fueron condenados al exilio. Lucano también se quitó la vida, del mismo modo que Séneca y Petronio, acusado por Tigelino quien estaba celoso de su influencia sobre el emperador. No se ha podido demostrar la culpabilidad de estos dos últimos.
Nerón nombró a Nifindio Sabino prefecto del pretorio, con una reputación tan terrible como la de su colega Tigelino, que prolongaron para su provecho el clima de terror imperante.
A pesar de la represión, había quedado claro que Nerón no gozaba del apoyo de la clase senatorial, algo que ya no recuperaría en los años restantes de su Principado.

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