lunes, 22 de abril de 2019

El asesinato de Agripina

“Hacía muchos años que Agripina creía que tal sería su fin, y había desdeñado darle importancia; pues unos caldeos cuando los consultó acerca de Nerón, le respondieron que había de reinar y de matar a su madre; ella dijo: “que la mate, con tal que reine”.
Tácito. Anales, XIV, 9, 3

Agripina la menor. Siglo I d.C. Milán. Museo Arqueológico
Fuente: Di Giovanni Dall'Orto - Opera propria, Attribution,

A pesar de todas las medidas que tomó el emperador para aislar a su madre, Agripina siguió conspirando a sus espaldas, o esos fueron los rumores que llegaron a oídos de Nerón pues ahora, los múltiples enemigos que aquella había acumulado en su vida, no dudaron en atacarla. Así, Domicia (tía paterna del César) la acusó ante su sobrino de querer contraer matrimonio con un descendiente de Augusto en la misma medida que Nerón, Rubelio Plauto y, que de este modo, buscaría reemplazar a su hijo en el trono imperial.
Aun cuando se demostró la falsedad de tales acusaciones, Nerón alentado por Popea, empezó entonces a plantearse el asesinato de Agripina, aunque  Séneca y Burro (temerosos de su propia posición sin la mujer que les había puesto al lado del emperador) se lo desaconsejaron. De hecho Séneca estaba tan inquieto que envió incluso a Acté (la antigua amante de Nerón), con quien seguía manteniendo amistad, para que hablara con él y lo calmara.



Supuesto retrato de Popea Sabina, Siglo I d. C., París, Museo del Louvre
Fuente: De Desconocido - Marie-Lan Nguyen (2007), Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=2201731

Si bien parecía que las relaciones entre madre e hijo habían mejorado, Nerón ya había decidido acabar con su madre. Para no levantar un escándalo mandó preparar un barco mortal que regaló a la Augusta con la finalidad de que naufragara en el mar, pero la estratagema no le salió bien.
A Nerón “le pareció bien aquella astucia, a la que además favorecían las circunstancias, dado que celebraba las fiestas de los Quincuatros en Bayas. Atrae allí a su madre, diciendo una y otra vez que hay que soportar las iras de los padres y refrenar los impulsos, a fin de provocar el rumor de la reconciliación y de que Agripina lo acogiera con la fácil credulidad de las mujeres ante las noticias gratas. Luego, cuando ella llegó, le salió al encuentro a la orilla del mar (pues ella venía de Anzio), le ofreció su mano, la abrazó y la acompaña a Baules. Es ese el nombre de una villa situada entre el cabo Miseno y el lago de Bayas, y bañada por un brazo de mar”  (Tácito. Anales, XIV, 4, 1-2).



Agripina coronando a Nerón. Siglo I d.C. Afrodisias, Museo

Esa misma tarde Nerón la invitó a un banquete para que el crimen fuera cometido al amparo de la noche. “Allí las ternuras disiparon su miedo [Agripina dudaba del cambio de actitud de su hijo]: fue recibida afectuosamente y colocada en lugar superior al del propio Nerón. El caso es que con conversaciones diversas, ya procediendo con juvenil familiaridad, ya con seriedad como aparentando confidencias importantes, Nerón alargó el banquete, la acompañó cuando se marchaba y la abrazó besando sus ojos y estrechándose contra su pecho, ya para completar su simulación, ya porque el contemplar por última vez a su madre que iba a morir impresionaba su ánimo por feroz que fuera” (Tácito. Anales, XIV, 4, 4). Añade Dión Casio que las últimas palabras de Nerón a su madre, antes de que ésta subiera a la nave mortal, fueron “por ti vine al mundo y gracias a ti gobierno” (Historia romana, 61, 13, 2).
Siguen contando las fuentes antiguas que al poco de partir el techo del camarote de Agripina se desprendió matando en el acto a uno de sus sirvientes. Ella y su criada Acerronia se salvaron por poco. La nave comenzó a hundirse por lo que Agripina y su esclava acabaron en el agua. Ésta última empezó a pedir socorro gritando que era Agripina, por lo que fue asesinada golpeada en la cabeza con unos remos. La madre del emperador percatándose de la situación se alejó en silencio nadando hasta que fue recogida por unas barcas que la trasladaron a su villa.



Intento de asesinato de Agripina en la nave regalada por su hijo

Siendo consciente de que su hijo había querido matarla prefirió hacer como si no supiera nada y le mandó a éste una nota diciéndole que estaba a salvo pero que no la visitara pues necesita recuperarse de sus heridas y de la traumática experiencia.
Cuando Nerón recibió las noticias se aterrorizó pensando en las posibles venganzas de su madre. Consultando a Séneca y Burro sobre cómo debía reaccionar, ambos concluyeron que era necesario acabar con Agripina pues ésta aún tenía poder suficiente para acusar a su hijo de intento de asesinato, pero desaconsejaron enviar a los pretorianos a darle muerte pues eran fiel a toda la casa de Germánico y que su liberto Aniceto (el encargado de preparar la nave mortal) debía concluir lo que había comenzado. Así “Aniceto rodea la villa [de Agripina] con un destacamento y tras violentar la puerta se deshace de los esclavos que le salieron al paso hasta que llegó a la puerta de la alcoba, junto a la cual permanecían sólo unos pocos, pues a los demás los había puesto en fuga el pánico ante aquella irrupción. En la alcoba, había una luz escasa y sólo una de las sirvientas, y Agripina más y más angustiada porque nadie llegaba de parte de su hijo, ni siquiera Agermo [el mensajero que había enviado a Nerón][…]. Luego cuando la criada se iba, le dijo cara a cara: ¿también tú me abandonas?, ve tras de sí a Aniceto, acompañado por el trierarco Herculeyo y por Obarito, centurión de la flota; le dice que si ha venido a visitarla, podía anunciar que se había recuperado, pero que si estaba allí para cometer un crimen, no estaba dispuesta a creer nada de su hijo; no se le había ordenado un parricidio. Los asesinos rodean el lecho y primero el trierarco la golpeó en la cabeza con un bastón; cuando ya el centurión desenvainaba su espada para darle muerte, mostrándole sus entrañas le gritó: hiéreme en el vientre, y al momento acabaron con ella cosiéndola a cuchilladas” (Tácito. Anales, XIV, 8, 2-5).



Nerón ante el cadaver de su madre, Agripina la menor, 1887, Madrid, Museo del Prado

De esta manera acabó sus días Agripina la menor, pensando en su hijo hasta el último aliento de vida. Ésta y la muerte de Octavia son las dos únicas que se pueden atribuir a Nerón sin lugar a dudas.
Es una lástima que debido a las luchas de poder la relación entre madre e hijo acabaran así. Es cierto que la muerte de Agripina se justificó como una conspiración contra el emperador, aunque yo dudo que Agripina en el fondo hubiera sido capaz de cumplir las amenazas continuas contra su hijo. No hay duda de que era ambiciosa y muy orgullosa, pero en realidad ella siempre fue muy consciente que su supervivencia dependía de una situación de poder fuerte como los hechos de su vida le habían demostrado.
Por otro lado, en realidad ella sabía que hubiera sido la descendiente natural de Augusto y que fue privada de ese privilegio debido a su condición de mujer, algo que a mi entender Agripina no toleraba, pues se consideraba tan capaz como cualquier hombre. Pero no estábamos en el siglo XXI, sino en la antigua Roma, donde sólo Livia fue capaz de detentar un gran poder durante décadas, y eso porque fue lo suficiente prudente de no destacar y mantenerse siempre a la sombra de su marido.

viernes, 12 de abril de 2019

Reapertura de la Domus Transitoria de Nerón

“En ningún asunto gastó tanto como en sus construcciones, pues edificó una casa que llegaba desde el Palatino hasta el Esquilino y a la que llamó primero Transitoria y luego, después que fue consumida por un incendio y restaurada, Dorada”.
Suetonio. Vida de Nerón, 31, 1

          Antes de que Nerón se trasladara a la Domus Aurea tras el incendio de Roma del año 64 d.C., vivió en la Domus Transitoria en el Palatino, que recibe este nombre porque el emperador la usaba para transitar desde el Palatino al Esquilino (de una parte a otra de la ciudad).
Hoy, 12 de abril, Roma vuelve a asombrar al mundo abriéndola por primera vez al público tras 10 años de restauración. La visita será en pequeños grupos guiados previa reserva.

Reconstrucción de la Domus Transitoria


El recorrido comienza con el descenso de una de las dos antiguas escaleras originales. De frente nos encontramos con la estructura arquitectónica de un ninfeo , concebido como la escena de un teatro, que acogía juegos acuáticos en un espectáculo teatral para entretener a Nerón y sus invitados. Sobre el púlpito se abrían pequeños nichos decorados con finas columnillas del mármol policromado de los que salían, hace 2000 años, explosiones de saltos de agua sincronizados con la cascada del ninfeo. La casa era un refugio estivo donde Nerón encontraba frescor en verano.

Ninfeo


Ninfeo

En frente destaca un pequeño pabellón central donde a Nerón le gustaba relajarse, que es el preámbulo de una serie de salas abovedadas lujosamente decoradas con frescos, donde se crearon los fundamentos de la Domus Aurea.


Ninfeo

También podemos ver una imponente letrina de 80 puestos de época de Domiciano.
El recorrido irá acompañado de una iluminación especial y proyecciones en 3 D de la casa reconstruida que permiten hacernos una idea de la grandiosidad de la estructura.
También se mostraran a partir de ahora en el Museo Palatino los frescos que decoraban las bóvedas, hasta hoy en el Museo Arqueológico de Nápoles y que han vuelto a Roma gracias a un acuerdo entre instituciones.

Fuente: http://www.rainews.it/dl/rainews/media/Domus-Transitoria-Roma-apertura-al-pubblico-reggia-di-Nerone-0105b89f-a29a-4e03-8a12-a864739c2958.html#foto-1
https://www.ilcaffe.tv/articolo/52447/da-aprile-aprira-al-grande-pubblico-la-domus-transitoria-prima-casa-di-nerone

jueves, 4 de abril de 2019

Nerón conoce a Popea Sabina


Supuesto retrato de Popea. Siglo I d.C. Museo de las Termas. Roma 2018


              Tras la muerte de Británico, Agripina fue progresivamente apartada por Nerón del centro del poder. Esto se hizo más evidente tras la aparición en la vida del emperador del que sería el gran amor de su vida: Popea Sabina.
              Popea era hija Tito Olio (que había sido pretor en época de Tiberio) y de una aristócrata romana que se suicidó a instancias de Mesalina. Nació probablemente en Pompeya durante el año 30 d.C. (por lo tanto era 7 años mayor que Nerón). Tras un primer matrimonio con el prefecto de la Guardia Pretoriana,  Rufrio Crispino (con el que tuvo un hijo), casó con Marco Salvio Otón, amigo íntimo del emperador. Durante una cena que éste organizaba en su casa conoció Nerón a la bella dama. El hijo de Agripina quedó fascinado desde el primer momento por la belleza Popea, quien no tuvo reparos en convertirse en su amante casi desde el primer momento; no obstante, Otón estaba enamorado de Popea y no estaba dispuesto a compartirla, por lo que Nerón anuló el matrimonio y lo envío como gobernador a Lusitania (actual Portugal) donde permaneció durante los siguientes 10 años.


Aureo con la imagen de Otón, quien llegó a ser emperador
Fuente: De http://ancientrome.ru/art/artworken/img.htm?id=383, Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=1244490

              La llegada de Popea a la Corte fue el detonante final de la ruptura definitiva entre Agripina y Nerón, pues ambas mujeres veían en la otra una rival en su ambición de poder. Popea no cesaba de reprochar al emperador su situación de concubina y la falta de libertad de él para elegir a la esposa que deseaba. Al mismo tiempo atacaba a Agripina espetándole continuamente a Nerón entre lágrimas que si el hecho de no tenerla como esposa “era que se temía que al menos una esposa le descubriera los agravios hechos al senado y los odios del pueblo motivados por la soberbia y avaricia de su madre. Si Agripina no podía aceptar una nuera que no fuera enemiga de su hijo, a ella debía devolverla al matrimonio con Otón; prefería marchar a cualquier lugar de la tierra donde oiría de los ultrajes proferidos contra el emperador de mejor grado que teniéndolos ante su vista, implicada en los peligros que él corría” (Tácito, Anales, XIV, 1, 2).
              Locamente enamorado de Popea y hastiado de la actitud de su madre (que no perdía ocasión de mostrarse cercana a su nuera Octavia y de reunirse con amigos influyentes a espaldas suyas), Nerón expulsó a Agripina de Palacio, instalándola en una villa anexa que había sido propiedad de su abuela Antonia la Menor. Al mismo tiempo le retiró la escolta militar y la guardia germana. Cada vez que Nerón la visitaba “lo hacía rodeado de un pelotón de centuriones y se retiraba tras un beso apresurado” (Tácito, Anales, XIII, 18, 3).


Agripina la Menor. Siglo I d.C. Nápoles. Museo ARcheologico Nazionale

              De la noche a la mañana, Agripina vio como todos sus amigos desaparecían y se enfrentó a la más absoluta soledad pues nunca fue una mujer capaz de inspirar amor. Como escribe sabiamente Tácito, “ninguna cosa humana es tan inestable e insegura como la fama de poder no apoyada en la propia fuerza” (Anales, XIII, 19, 2).

miércoles, 27 de marzo de 2019

Nerón y Agripina


Nerón y Agripina en una moneda


         La relación entre Nerón y Agripina siempre fue tumultuosa y oscilante entre el amor y el odio, ambos sentimientos llevados a sus máximos extremos.
Nerón apenas recordaba a su madre cuando en el año 41 (tras el asesinato de su tío Calígula), se reencontró con ella a la vuelta del exilio. El niño tenía en aquel momento 4 años. Entonces vio cómo su vida cambiaba enormemente pues, de habitar con su tía Domicia en una ambiente humilde se trasladó a vivir con Agripina y su nuevo esposo, uno de los hombres más ricos de Roma.
Desde que nació, Nerón había sido la única obsesión de su madre ¿lo quería verdaderamente o era simple ambición lo que la ataba a su pequeño?. A pesar de los grandes proyectos que Agripina planeaba para su hijo (único descendiente de Germánico y tataranieto de Augusto), que fueron evidentes desde el primer momento al solicitar a Calígula que le pusiera nombre (con la esperanza que lo adoptara y lo designara sucesor), pienso que Agripina quería a su hijo. Su pasión por él nace de la soledad de la mujer, huérfana de padres desde su más tierna infancia y obligada a contraer matrimonio con un marido despreciable siendo apenas una adolescente que no le profesaba el más mínimo cariño. ¿Cómo no iba a querer en estas circunstancias al fruto de su vientre?. No es extraño que se volcara en él pues el bebé era lo único enteramente suyo, el único ser que podía inspirar amor en una mujer con corazón pétreo, consecuencias de una vida carente de afectos.

Agripina coronando a Nerón. Siglo I d.C. Afrodisias, Museo


          Cuando se convirtió en emperatriz, Agripina ya no tuvo reparos en preparar el camino de su hijo al trono, algo que ella consideraba legítimo pues Claudio sólo era sobrino nieto de Augusto, mientras que ella era su biznieta e hija de Germánico. En Nerón confluían las sangres Julia y Claudia en mayor medida que en la descendencia legítima de Claudio.
En esta época, ninguna fisura hay en la relación entre madre e hijo. Ella lo mima hasta la saciedad y lo cubre de honores, que Claudio tolera. Él, consciente de su papel decisivo en su acceso al trono imperial, la complace en todo: su primer santo y seña fue dedicado a ella, “la mejor de las madres”, permite esculturas en las que Agripina corona sus sienes y monedas en las que ambos están al mismo tamaño. Nunca una madre fue más honrada por un hijo. No hay ningún indicio de que el amor entre ellos no sea sincero en estos momentos, incluso excesivo en una sociedad que no toleraba las muestras públicas de afecto.
De ahí los rumores de incesto entre ambos que los persiguió desde siempre, aunque ninguna fuente antigua los confirman. Incluso existen divergencias entre ellas, mientras Tácito afirma que “Agripina, en su pasión por conservar el poder llegó hasta tal punto que en pleno día, a horas en que Nerón se hallaba excitado por el vino y el banquete, se ofreció varias veces a su hijo borracho, muy arreglada y dispuesta al incesto” (Anales, XIV, 2), Suetonio señala que fue Nerón quien “deseó incluso tener trato carnal con su madre” (Vida de Nerón, 28, 2). Lo que sí coinciden ambas fuentes es que nada llegó a ocurrir entre ellos. Por tanto, pienso que esa historia fue una treta más de Agripina para desprestigiar a su hijo, y que si en la época se dio veracidad fue por el carácter extremo de la relación entre ambos.                                                                                                                                      
Moneda que representa a Agripina junto a Nerón
   
¿Cuándo empezaron los problemas entre ellos? Claramente, cuando Nerón empezó a convertirse en un hombre y a no soportar la absoluta posesión que Agripina pretendía ejercer sobre él. 
Varios episodios que ya hemos ido desgranando evidenciaron el distanciamiento entre ellos: la pretensión de Agripina de ocupar un sitial junto a Nerón para recibir a los embajadores abortada por el emperador en el último momento (en Roma ninguna mujer podía sentarse junto el Príncipe en actos de gobierno), la voluntad de la otrora emperatriz de interferir en la vida privada de su hijo (por ejemplo sus protestas airadas ante la relación de éste con la liberta Acté) y, por último, cuando fue consciente de que Nerón reaccionaba a sus presiones alejándose cada vez más de ella, sus amenazas de elevar a Británico al trono. A partir de aquí la ruptura fue total.

viernes, 15 de marzo de 2019

La muerte de Británico


Británico y Nerón. Siglo I d.C. Afrodisias (Turquia)

        Las amenazas de Agripina empezaron a poner nervioso a Nerón, de carácter inseguro por naturaleza, lo que provocó que aumentaran sus reservas en relación a Británico. Agripina insistía que se “declaraba dispuesta a marchar con él [Británico] a los cuarteles; pedía que se oyera, por una parte, a la hija de Germánico, por otra a Burro, un inválido, y a Séneca, un desterrado, reclamando el uno con su mano truncada y el otro con su lengua de profesor el gobierno del género humano” (Tácito, Anales, XIV, 3).
         El siguiente episodio que alteró al emperador fue durante la fiesta de las Saturnalia; en un banquete organizado por él mismo jugaron entre los jóvenes a un juego que designaba a que persona participante tocaría reinar. La suerte recayó sobre Nerón, que como dictaba el juego podía trasladar al comensal que decidiera una orden. Éste eligió a Británico pidiéndole que cantara un poema (con la esperanza de ridiculizarlo). El adolescente en cambió  “entonó un canto en el que daba a entender que había sido derribado del trono de su padre y del supremo poder” (Tácito, Anales, XV, 2). Esto provocó una gran compasión de todos los presentes hacia el hijo de Claudio. Nerón se mostró consternado ante la idea de que Británico levantara tanta simpatía.


Britanico. Siglo I d.C.

          En este ambiente, a mediados de febrero del año 55, Nerón organizó otro banquete en el que invitó a toda la familia: a su madre, a su esposa Octavia y a Británico. Durante la comida Británico empezó a ahogarse, mientras intentaba respirar sin lograrlo. Múltiples espasmos sacudieron su cuerpo ante la mirada angustiada de los que lo rodeaban, que no pudieron hacer nada para salvar la vida del joven. Desde ese primer momento todas las miradas recayeron sobre Nerón, que indicó que la muerte la había provocado un ataque de epilepsia. Agripina no tardó en expandir la versión de que el emperador había asesinado a Británico.
Los tres historiadores antiguos más críticos con Nerón: Tácito, Suetonio y Dión Casio lo admitieron sin reservas. Sin embargo, otros como Plutarco (que detalla pormenorizadamente en su obra los crímenes del emperador) o Flavio Josefo (contemporáneo a aquel) no mencionan en su obra algo tan relevante si hubiera sido cierto. Algunos autores actuales como el italiano Massimo Fini sostienen la inocencia de Nerón y sus argumentos tienen sentido según mi opinión. He resumido los que considero más interesantes.
En primer lugar, Nerón de ninguna manera era un usurpador pues como tataranieto de Augusto tenía derecho legítimo al trono imperial. Hay que recordar que Augusto cuando adoptó a Tiberio obligó a éste a que adoptara a Germánico, casado con Agripina la mayor, nieta del primer emperador. Por tanto, si Germánico no hubiera muerto prematuramente y teniendo en cuenta que fue su único nieto, hubiera sido el heredero legítimo del Imperio. Británico en cambio sólo era descendiente de Augusto a través de sus padres, ambos hijos de los sobrinos nietos del primer emperador. Además en Roma la adopción tenía una gran importancia pues el hijo adoptivo tenía los mismos derechos que un hijo natural.


Nerón. Siglo I d.C. Roma. Antiquario del Palatino

En segundo lugar, el joven Británico sufría de epilepsia como algunos miembros de la dinastía julio Claudio con anterioridad. Por otro lado, algunos investigadores han demostrado que no existían venenos tan fulminantes en la antigua Roma. Incluso Claudio sufrió una gran agonía durante bastantes horas antes de morir.
En tercer lugar, si Nerón vivía en el mismo palacio que su hermanastro ¿tenía necesidad de envenenarlo públicamente delante de todo el mundo señalándose como el principal incitador?. La idea parece un tanto descabellada.
Finalmente, cabe reseñar que el futuro emperador Tito fue gran amigo de Británico y nunca acusó a Nerón  de haberlo asesinado.
Massimo Fini concluye diciendo que probablemente Británico murió a causa de un aneurisma provocado por el ataque epiléptico.
Aunque no considero descabelladas las teorías de Fini, tengo que reconocer que a Nerón le vino muy bien la desaparición de Británico no sólo porque eliminaba a un rival directo, que siempre podía agrupar en sí a personas contrarias a su Principado, sino que fue un gran golpe para Agripina, que se quedó sin argumentos ante la lucha de poder que había iniciado contra su  hijo.

sábado, 9 de marzo de 2019

Nerón se distancia de Agripina


Nerón y Agripina en una moneda

Nerón cada vez más hastiado de las luchas por controlar su voluntad entre su madre y Séneca comenzó a alejarse progresivamente de los dos. Contribuyó a ello la entrada en la vida del joven de nuevos amigos, siendo el más importante Marco Salvio Otón, que le animaba a una vida más mundana, alejada de la estricta doctrina de Séneca, que le recordaba continuamente cuáles eran sus obligaciones.
Así, el emperador empezó a frecuentar los barrios menos recomendables de Roma en los que encontraba cada vez nuevos estímulos y experiencias. El momento álgido de este tipo de vida se produjo cuando Nerón se enamoró profundamente por primera vez en su vida. El problema es que su amada era una liberta llamada Acté.
Nerón estaba casado desde hacía años con la hija de Claudio, Octavia, una joven matrona virtuosa que como la hermana de Augusto del mismo nombre era muy amada y respetada por el pueblo. Teniendo en cuenta el gusto por la extravagancia de Nerón, hacía tiempo que la dulce Octavia lo aburría enormemente.


Supuesto retrato de Claudia Octavia. Siglo I d.C. Museo de las Termas. Roma 2018

Desde el momento que Agripina se enteró de la relación de su hijo con una ex -esclava, montó en cólera. De este modo Nerón (para evitar conflictos con su progenitora) veía a su amante a escondidas con la ayuda de Séneca, que aunque tampoco veía la unión con buenos ojos, lo disimulaba mejor; al mismo el tiempo, el filósofo veía una oportunidad de separar al joven César de la influencia de su madre. Poco a poco Nerón fue relajándose y desafió a su madre cuando manifestó su deseo de divorciarse de su esposa para contraer matrimonio con Acté.
Eso fue la gota de la paciencia de Agripina que enfurecida comenzó a recordarle a Nerón que sólo a ella debía el Imperio. No obstante, cuanto más rabiosa se mostraba la hija de Germánico más rebeldía causaba en su hijo, “Agripina, con una reacción típicamente mujeril, bramaba que tenía como rival a una liberta, como nuera a una sierva, y otras cosas por el estilo; no esperaba al arrepentimiento o la saciedad de su hijo, y cuanto más deshonrosamente lo increpaba, más hacía arder su pasión, hasta el punto de que dominado por la fuerza del amor, abandonó toda consideración para con su madre y se puso en manos de Séneca” (Tácito. Anales. Libro XIII,1).
Continúa Tácito contando que entonces Agripina cambió de táctica y empezó a mostrarse zalamera con el joven, ofreciéndole incluso su alcoba para sus encuentros íntimos con su amante. Pero los nuevos amigos de Nerón lo instaban a no dejarse engañar por la falsedad de la mujer. Otro incidente entre ellos se produjo cuando Nerón decidió hacer un espléndido regalo a Agripina para aliviar la tensión entre ellos, “casualmente por aquellos días el César, tras examinar los atavíos con que habían resplandecido las esposas y las madres de los príncipes, eligió un vestido y unas piedras y la envió como regalo a su madre, sin escatimar nada y adelantándose a ofrecerle lo mejor y lo que las demás mujeres ambicionaban. Pero Agripina exclama que con aquello no se enriquecía su ajuar, sino que se la privaba del resto, y que su hijo repartía lo que, en su totalidad, poseía gracias a ella” (Tácito. Anales. Libro XIII,4).
Muy irritado por el incidente, Nerón se vengó despidiendo al liberto Palas (el más firme aliado de Agripina, quien apostó por ella para que Claudio la tomara en matrimonio). Así, la otrora emperatriz perdía su más importante fuente de información cercana de Nerón.




Supuesto busto de Británico. Siglo I d.-C. Roma, Museos Vaticano

 Por ello, Agripina se atrevió a usar su última, y más peligrosa baza: Británico. El hijo de Claudio tenía ya 14 años, y hasta ese momento vivía marginado en la corte. La madre del emperador comenzó a amenazarlo con usar sus influencias para promover a Británico como legítimo heredero al trono imperial “Agripina, perdiendo el control, se lanzó a asustarlo y a amenazarlo [a Nerón], sin recatarse de proclamar ante los oídos del príncipe que Británico ya había crecido, que era estirpe verdadera y digna de recibir el imperio, ejercido por un advenedizo adoptado, y en medio de agravios a su madre” (Tácito. Anales. Libro XIV,2).
Después de esto, las relaciones entre madre e hijo quedaron completamente rotas, a pesar que durante un tiempo ambos se molestaron en guardar las apariencias.

viernes, 1 de marzo de 2019

Inicia el Principado de Nerón


Nerón. Siglo I d.C. Munich. Glyptotek

Los primeros años del Principado de Nerón, según coinciden todas las fuentes, fueron de gran prosperidad para el Imperio y de una buena administración por parte del joven emperador (recordemos que sucedió a Claudio con tan solo 16 años). En los meses iniciales de su gobierno cedió el control y la gestión de la mayoría de los asuntos a su madre a Agripina, pero quiso dejar claro que gobernaría siguiendo el modelo de Augusto.
Según Suetonio “hizo gala, en cuantas ocasiones se le presentaron, de liberalidad, de clemencia, e incluso de amabilidad. Abolió o disminuyó los impuestos demasiado gravosos. Redujo a la cuarta parte las recompensas establecidas para los delatores de las infracciones a la ley Papia. Repartió al pueblo 400 sestercios por cabeza; asignó a todos los senadores de ilustre abolengo, pero carentes de patrimonio, unos emolumentos anuales que ascendieron en algunos casos a quinientos mil sestercios, e igualmente a las cohortes pretorianas una distribución gratuita de trigo todos los meses” (Vida de Nerón, 10, 1).
No obstante, las influencias que ejercían sobre él su madre Agripina, su tutor Séneca y el Prefecto del Pretorio Afranio Burro empezaron a agobiar a Nerón a medida que aumentaba la rivalidad entre ellos para controlarlo.



Agripina la menor, Siglo I d.C. Roma, Centrale Monemartini

El primer encontronazo entre sus consejeros surgió cuando una embajada Armenia llegó a Roma para solucionar una serie de problemas que se habían originado en aquel territorio. Agripina dio por supuesto que ella debía sentarse junto a su hijo para recibirla. Séneca se escandalizó por lo que convenció al emperador para que cuando su madre entrara en la sala descendiera del trono, le saliera al encuentro y la invitase a colocarse en otro lado. Algo que irritó tremendamente a la enérgica Agripina, quien solía recordar continuamente a su hijo a quien le debía su actual posición de poder.
La crisis armena se resolvió con el envío de un veterano de las legiones de Germania para que pusiera orden. Mientras tanto en Roma, Nerón siguió gobernando de forma benévola: declaró que se habían terminado los juicios por traición, no aceptó honores desmesurados y actuó demostrando clemencia. La primera vez que le pusieron una sentencia a muerte para que la firmara afirmó que ojalá no supiera escribir.



Busto de Séneca. Siglo XVII. Madrid. Museo del Prado
Fuente: De Jean-Pol GRANDMONT - Fotografía propia, CC BY 3.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=27620840

A pesar de ello, la rivalidad creciente entre Agripina y Séneca angustiaban a Nerón cada vez más, pues los dos querían manipularlo para que hiciera su voluntad. Y a ambos los necesitaba: no podía prescindir ni de la red de aliados y experiencia de gobierno de su madre ni de la cercanía de su tutor al Senado. Pero cada día se cansaba más de los dos y más deseaba volar en solitario. Si bien no podía renunciar a ninguno, como hemos comprobado en el asunto de Armenia Nerón veía más beneficiosa la influencia de Séneca y determinados acontecimientos acabaron alejándolo cada vez más de su madre, cuya asfixiante presencia pretendía imponerse hasta en los asuntos más íntimos de la vida de su hijo. Y eso no podía agradar a Agripina.