viernes, 1 de marzo de 2019

Inicia el Principado de Nerón


Nerón. Siglo I d.C. Munich. Glyptotek

Los primeros años del Principado de Nerón, según coinciden todas las fuentes, fueron de gran prosperidad para el Imperio y de una buena administración por parte del joven emperador (recordemos que sucedió a Claudio con tan solo 16 años). En los meses iniciales de su gobierno cedió el control y la gestión de la mayoría de los asuntos a su madre a Agripina, pero quiso dejar claro que gobernaría siguiendo el modelo de Augusto.
Según Suetonio “hizo gala, en cuantas ocasiones se le presentaron, de liberalidad, de clemencia, e incluso de amabilidad. Abolió o disminuyó los impuestos demasiado gravosos. Redujo a la cuarta parte las recompensas establecidas para los delatores de las infracciones a la ley Papia. Repartió al pueblo 400 sestercios por cabeza; asignó a todos los senadores de ilustre abolengo, pero carentes de patrimonio, unos emolumentos anuales que ascendieron en algunos casos a quinientos mil sestercios, e igualmente a las cohortes pretorianas una distribución gratuita de trigo todos los meses” (Vida de Nerón, 10, 1).
No obstante, las influencias que ejercían sobre él su madre Agripina, su tutor Séneca y el Prefecto del Pretorio Afranio Burro empezaron a agobiar a Nerón a medida que aumentaba la rivalidad entre ellos para controlarlo.



Agripina la menor, Siglo I d.C. Roma, Centrale Monemartini

El primer encontronazo entre sus consejeros surgió cuando una embajada Armenia llegó a Roma para solucionar una serie de problemas que se habían originado en aquel territorio. Agripina dio por supuesto que ella debía sentarse junto a su hijo para recibirla. Séneca se escandalizó por lo que convenció al emperador para que cuando su madre entrara en la sala descendiera del trono, le saliera al encuentro y la invitase a colocarse en otro lado. Algo que irritó tremendamente a la enérgica Agripina, quien solía recordar continuamente a su hijo a quien le debía su actual posición de poder.
La crisis armena se resolvió con el envío de un veterano de las legiones de Germania para que pusiera orden. Mientras tanto en Roma, Nerón siguió gobernando de forma benévola: declaró que se habían terminado los juicios por traición, no aceptó honores desmesurados y actuó demostrando clemencia. La primera vez que le pusieron una sentencia a muerte para que la firmara afirmó que ojalá no supiera escribir.



Busto de Séneca. Siglo XVII. Madrid. Museo del Prado
Fuente: De Jean-Pol GRANDMONT - Fotografía propia, CC BY 3.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=27620840

A pesar de ello, la rivalidad creciente entre Agripina y Séneca angustiaban a Nerón cada vez más, pues los dos querían manipularlo para que hiciera su voluntad. Y a ambos los necesitaba: no podía prescindir ni de la red de aliados y experiencia de gobierno de su madre ni de la cercanía de su tutor al Senado. Pero cada día se cansaba más de los dos y más deseaba volar en solitario. Si bien no podía renunciar a ninguno, como hemos comprobado en el asunto de Armenia Nerón veía más beneficiosa la influencia de Séneca y determinados acontecimientos acabaron alejándolo cada vez más de su madre, cuya asfixiante presencia pretendía imponerse hasta en los asuntos más íntimos de la vida de su hijo. Y eso no podía agradar a Agripina.

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