miércoles, 12 de octubre de 2016

La Administración provincial

El Principado de Augusto supuso una prosperidad hasta ahora desconocida en las provincias, propiciada sobre todo por el final de las guerras civiles y que se puso de manifiesto esencialmente en el gran número de edificios mandados construir por el emperador en múltiples puntos del Imperio que no sólo dieron un nuevo perfil a las ciudades sino que muchos de ellos propiciaron un aumento de la calidad de vida de la población.

Imperio romano en tiempos de Augusto. 30 a.C. 6 d.C.

Por ello, la gratitud que muchas provincias sentían por el emperador ha quedado reflejada en numerosas inscripciones halladas que se expresan en el mismo tono que una datada en el año 9 a.C. descubierta en Asia transcrita por Ehrenberg y Jones, “La divina providencia que guía nuestra existencia demostró su celo y bondad al ordenar para nuestra vida el bien más perfecto, ya que nos concedió a Augusto, a quien ella llenó de virtudes para beneficio de la humanidad, pues lo empleó como salvador nuestro y de nuestros descendientes, a ese que puso fin a las guerras y aseguró la paz; César (Augusto), habiéndosenos manifestado, sobrepaso las esperanzas de todos aquellos que antes trajeron buenas nuevas, no sólo al superar a todos los benefactores que vivieron antes que él, sino también al no dejar esperanza alguna de poder superarlo a aquellos que vendrán después de él; de modo que el día del nacimiento del dios es el comienzo de todas la buenas nuevas que él trajo al mundo”.
Y es que Augusto además de reconstruir y dotar de nuevas estructuras a tantos lugares asolados por la guerra realizó algunas reformas para mejorar la administración de las provincias. La primera de ellas fue sustituir el sistema impositivo provincial por uno más justo suprimiendo la figura de los publicanos, que se quedaban con todo lo que recaudaban por encima de lo estipulado, por lo que cometían serios abusos.

Copa de Augusto recibiendo honores de los dioses y las provincias del Imperio. Tesoro de Boocoreale (cerca de Pompeya). Siglo I d.C. París. Museo del Louvre.

Otros cambios fueron la estipulación de un sueldo fijo para los gobernadores provinciales para evitar arbitrariedades así como la creación de un correo público para facilitar las comunicaciones entre las provincias y Roma. El emperador dispuso un sistema novedoso de carros y troncos a lo largo del camino para facilitar que el mismo mensajero fuera el que entregara el mensaje, siendo la información transmitida de forma más fidedigna.
Augusto también inició la práctica de juzgar casos de extorsión en las provincias no ante el corrupto tribunal público sino por el Senado, pues aunque éste órgano no estaba libre de corrupción si Augusto asistía a la sesión se podía asegurar un veredicto justo.
Hacia finales del Principado había un gran número de colonias, municipalidades romanas y comunidades latinas en muchas provincias. Éstas no estaban bajo las órdenes del gobernador aunque éste sí debe haber tenido autoridad sobre los tribunales.
Así y todo, Augusto, empeñado en respetar los conceptos republicanos, no introdujo grandes cambios en la organización de las provincias. Por ello, el mandato de los procónsules y sus legados y cuestores seguía siendo de 1 año. Del mismo modo los ex-consules, ex-pretores y cuestores continuaban obteniendo sus provincias por sorteo, aunque en casos muy concretos el emperador elegía a alguien afín al cometido a llevar a cabo en alguna de ellas.

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