lunes, 4 de mayo de 2015

Atenas en época de Augusto

“Los griegos fueron trascendentes; los romanos, prácticos. Los griegos se preguntaban sobre el ser; los romanos, sobre el estar. Los primeros tendían puentes de sabiduría y arte; los segundos, puentes para agrandar su imperio terrenal. Aquellos quisieron un pensamiento racional para comprender el mundo; a estos sólo les interesaba conquistarlo. Por eso la filosofía de ambas culturas es tan diferente. Mientras los griegos crearon la metafísica, los romanos inventaron, por ejemplo, el derecho civil ¿qué es más útil?. Que cada cual ofrezca su respuesta”.
Javier Reverte. Un otoño romano.

Acrópolis de Atenas

Las comparaciones entre Grecia y Roma han sido una constante a lo largo de la historia, quedando en general mal parada la segunda. Yo particularmente por más que ame la belleza y las proporciones helénicas, me considero eminentemente práctica y romana hasta la médula por lo que me cuesta digerir el menosprecio hacia la cultura y el arte romanos por parte de muchos círculos académicos; lo sufrí en mis propias carnes durante los cinco años que duró mi carrera universitaria de Geografía e Historia y Arte en los que sólo me mostraron de pasada breves esbozos de la civilización a la que más debemos. La primera vez que contemplé los frescos de la Villa de Livia, actualmente en el Museo de las Termas de Roma lloré de rabia al no entender cómo podía desconocer la existencia de las pinturas antiguas más hermosas que jamás había visto, si bien en la asignatura de Arte Clásico tuve que sufrir durante cinco eternos meses cada una de las tipologías de la cerámica griega.
Está claro que los romanos se embebieron de influencias helenas del mismo modo que lo hicieron de las etruscas; a sabiendas de que no podían superar la perfección tomaron lo que les interesaba de ambas para crear cosas si cabe más hermosas, porque además de encerrar una belleza sublime estaban destinadas en gran medida a mejorar la calidad de vida de los ciudadanos, siendo por encima de todo, duraderas. Por eso mientras que Atenas desgraciadamente languidece víctima de los embistes del capitalismo, Roma, la favorita de los dioses, ha resistido mucho mejor el devenir de los siglos.
No obstante, no pretendo quitar méritos al arte y la cultura griegas que amo tanto como los amaron mis antepasados romanos, incluido el propio Augusto que en su periplo por Oriente hizo una parada en Atenas para rendirse ante la grandiosidad de la ciudad de Pericles. Como ya apunté, a causa de esa admiración sin límites, Augusto fue magnánimo con Atenas (ciudad que no recibió castigo por apoyar a sus enemigos durante las guerras civiles) protegiéndola y custodiándola, siendo el iniciador de una tendencia entre los emperadores y las élites romanas que hicieron gozar a la capital de Grecia de una gran prosperidad durante el Imperio Romano.
El Príncipe quiso imprimir su sello en la ciudad más loada de la antigüedad en dos monumentos construidos bajo su mandato: el Ágora romana y el Odeón de Agripa.

  • Ágora romana de Atenas

Ágora Romana de Atenas
             Fue mandada construir por Augusto entre los años 19 y 11 a.C. al este del Ágora antigua de Atenas que se remonta al siglo VI a.C. El Ágora era un lugar de mercado y reunión en las ciudades griegas, equiparable al Foro Romano.
            De forma rectangular, el Ágora romana (situada al norte de la Acrópolis en el barrio de Plaka) medía 111 x 98 metros. Estaba rodeada de stoas (pórticos) que albergaban negocios. Tenía dos entradas: una por el oeste  a través de la puerta de Atenea Arqueguetis y otra por el este a través de un propíleo (entrada monumental con columnas).
            La puerta de Atenea Arqueguetis (dedicada a la patrona ateniense) era de grandes dimensiones. En ella un amplio frontón se apoya sobre cuatro columnas dóricas; el zócalo está realizado con mármol del pentélico. El propíleo por su parte estaba compuesto por 4 columnas jónicas  de mármol gris de Himeto.

Puerta de Atenea Arqueguetis

            Quedan también algunos restos del Agoranomion del siglo I (tal como menciona una inscripción edificio dedicado a culto al Divino Augusto y a Atenea Arqueguetis) pertenecientes a la fachada, que tenía tres puertas con dinteles en arco y una amplía escalera; del mismo modo se conservan las letrinas públicas (sala cuadrada con bancos en sus cuatro lados provistos de agujeros y una tubería de desagüe por debajo).
            El emperador Adriano en el siglo II amplío el Ágora construyendo una biblioteca.

  •  Odeón de Agripa

Reconstrucción del Odeón de Agripa

          Agripa también quiso dejar su huella en Atenas construyendo un edificio diseñado por él mismo que volvía a dejar de manifiesto sus impresionantes dotes constructivas. Éste (levantado entre 16-14 a.C) era el Odeón una sala para conciertos y conferencias ubicado en el centro del Ágora antigua.
            De planta cuadrada, medía 51,4 x 43,20 metros. Era una gran sala cubierta de dos pisos dominada por una cavea dividida en dos sectores. Comprendía además un escenario decorado con mármol coloreado decorado con esculturas y la orchestra pavimentada con mármoles de colores.

Planta del Odeón de Agripa

            La iluminación la recibía a través de una apertura en la parte alta de las paredes y de una columnata doble compuesta por 6 grandes columnas corintias abiertas en la parte posterior.
            Tenía dos entradas: una norte que llevaba directamente a la orchestra (para los actores seguramente) compuesta por pilares decorados con grandes esculturas de gigantes y tritones  y otra sur, precedida por dos filas de columnas corintias.

Esculturas de gigantes

           Agripa lo regaló a los atenienses, por lo que éstos en agradecimiento le  dedicaron un monumento erigido en la entrada de los Propíleos de la Acrópolis.
            En la actualidad apenas quedan restos del Odeón sustituido en el siglo V d.C. por un edificio bizantino. 

2 comentarios:

  1. Hola Livia:

    No creo que Atenas languidezca por los embates del capitalismo sino por la ineptitud y corrupción de sus clases dirigentes anteriores. Ahora están enrocados en su Acrópolis esperando refugiarse de las invasiones "bárbaras" (europeas) como hace 2500 años de los medos o persas, pero no hay 300 valientes que defiendan la verdad y la justicia como entonces sino que se esconden en el engaño y la mentira para llegar al poder y mantenerse a toda costa, y a la vez culpar a otros. ¡¡¡Vaya novedad !!!
    Yo estuve en Atenas en el 2011, y me gustó mucho recorrer los escenarios de la Historia Griega, que aunque sólo sean ruinas te hacen volar tu imaginación, y por eso quizá la fascinación por la cultura Clásica viene de los relatos Homéricos de la Ilíada y la Odisea. Mito y leyenda, Aquiles, Ulises, Héctor, Helena y Troya, y demás personajes se han metido en nuestra cabeza como algo más fascinante que los puentes, acueductos, calzadas y leyes romanas que son más útiles en nuestra vida diarias.

    Sí, también visitamos el ágora romana, con la torre de los vientos, y vimos las letrinas que dices, que curiosamente la acequia o desagüe supongo que iba calle abajo por delante de la Biblioteca de Adriano, pero justo en esa calle encontramos un bonito restaurante donde descubrimos la ensalada griega y la musaka, que es un plato como una lasaña con carne de cordero y berenjenas. Una delicia.
    En fin, desde que se fue Octavio y Agripa parece que Atenas entró en barrena hasta hoy, que siguen perforando la roca hacia abajo.

    fotos de Atenas:
    http://www.panoramio.com/user/4672065/tags/ATENAS?photo_page=1

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    1. Tienes toda la razón Javi, lo que pasa que yo tengo que resumir dándole un cariz poético. Realmente es lamentable la situación de un país tan hermoso como Grecia. Creo que como hizo Augusto, la cultura debería ser tutelada por encima de todo pues es el motor de la economía de muchos lugares. Me rompen el alma esos andamios del Partenón que llevan ahí una eternidad. Atenas es una asignatura pendiente en mi ruta viajera.
      Preciosas, como todas, tus fotos; al verla me dan ganas de salir corriendo y plantarme en medio de la Acrópolis. Aunque no lo creas, soy una fanática de la Iliada y de Aquiles. Me encantaría visitar también las ruinas de Troya. A ver cuando me animo. No he hablado de la Torre de los Vientos, a pesar de conservarse muy bien, porque no es de época Augustea. Muchas gracias por tus comentarios.

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