sábado, 28 de diciembre de 2013

Augusto de Prima Porta

Siglo I d.C. Roma. Museos Vaticanos


Augusto de Prima Porta. Roma 2015

         Sin lugar a dudas, ésta es mi pieza favorita de la exposición, no sólo por su belleza y por evocar la máxima expresión del poder imperial, sino por lo que siempre ha significado para mi. Desde el momento en que la vi por primera vez ojeando un libro de historia me enamoré del mundo y la civilización romana. Y éste es uno de los hechos que ha marcado mi vida.
La escultura fue encontrada en 1863 en la Villa que Livia, la esposa del emperador, poseía en Prima Porta, en las afueras de Roma y a la que se trasladó tras enviudar en el 14 d.C. Ya en el momento del descubrimiento las crónicas de la época narraban que “había sido hallada una de las más bellas e interesantes esculturas  que en este género se podían contemplar”.


Descubrimiento del Augusto de Prima Porta

La obra en mármol que ha llegado hasta nosotros es una copia privada, perteneciente a Livia. Se data aproximadamente en el 20 d.C., unos 6 años después de la muerte de Augusto. El original en bronce coronaba el Mausoleo del mismo.
Representa al emperador como Imperator, con vestidura militar (coraza y paludamentum) arengando las tropas, simbolizando el triunfo absoluto.
  La figura está inspirada en el Doríforo de Policleto del siglo V a.C. presentado el mismo contrapposto y escorzo de aquella. En la exposición se han colocado las dos juntas por primera vez en la historia.

 Doríforo de Polícleto
Fuente:http://historiarrc.blogspot.com.es/2012/09/el-doriforo-de-policleto.html 

No se puede concretar la edad del emperador porque esta escultura no encarna a un hombre, ni siquiera a uno rejuvenecido, personifica a un héroe, lo que lo coloca por encima de cualquier semblanza humana. Su rostro sereno y atemporal, cuya mirada se pierde en el infinito, refuerza esta visión. Se nos muestra descalzo y acompañado de Eros, hijo de Venus, antepasada de la gens Julia, cabalgando sobre un delfín, lo que acentúa su carácter divino.

Detalle frontal del rostro. Roma 2011

Detalle de perfil del rostro
Fuente: Takashi Okamura. www.amazon.es

Detalle de Eros. Roma 2011

Detalle del pie descalzo. Roma 2011

La coraza que porta es uno de los más bellos ejemplos del relieve romano y encierra una gran simbología. En la parte central de la misma se representa el momento en que  Fraates IV, rey de los partos, devuelve las águilas, insignias perdidas por las legiones romanas en el campo de batalla en el 53 a.C. La figura que las recibe puede tratarse de la diosa Roma, pues tiene claramente formas femeninas y aparece acompañada por una loba. A los lados la representación alegórica de Hispania y la Galia, ambas en actitud de derrota, al ser los últimos territorios pacificados por Augusto. En la parte superior nos encontramos el Cielo y la Aurora, que montada en su carro personifica el nuevo amanecer que supuso el Príncipe para la ciudad de Roma y en la inferior, la Tierra que abraza a dos niños que podrían tratarse de Rómulo y Remo. Flanqueando a la tierra aparecen los dioses Apolo y Diana cazadora, muy vinculados a la figura del emperador. Todo ello en una perfecta simbiosis para ensalzar a Augusto imperator.


Detalle de la coraza. Roma 2011

Detalle del paludamentum. Roma 2011

La parte posterior de la coraza no presenta relieves. Sin embargo la original también estaba decorada. Por los restos de pintura encontrados en la escultura en mármol se sabe que era policromada, como la mayoría de las esculturas clásicas.




En la actualidad existen múltiples copias de esta obra maestra repartidas por diferentes lugares vinculados de una u otra manera a la figura de Augusto. En la misma Roma se levanta una copia en bronce en la Via de los Foros Imperiales delante del Foro del emperador. En España existen copias en Mérida (Emerita Augusta), Zaragoza (Caesaraugusta), Astorga (Asturica Augusta), Gijón (Gegionem), Tarragona (Tarraco)...
Aunque ya había tenido el placer de contemplarla en dos ocasiones en los Museos Vaticanos, admirarla en le Scuderie del Quirinale ha sido una experiencia sin igual pues me ha ofrecido una visión peculiar: con una iluminación distinta y colocada a ras de suelo he podido por primera vez  rodearla en sus 360 grados. Matices diferentes y sugestivos para una misma imagen, la representación inmortal de un dios.

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