sábado, 27 de junio de 2020

Semblanza de Tito


Cabeza colosal de Tito, Siglo I d.C. Munich. Gliptoteca
Fuente: De Desconocido artist - User:Bibi Saint-Pol, own work, 2007-02-08, Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=1888196

Tito es uno de los emperadores que las fuentes clásicas tratan con más benevolencia; así Suetonio empieza el relato de su vida diciendo que “fue el amor y la delicia del género humano: tan grande eran sus dotes naturales, su habilidad o su fortuna para captarse la voluntad de los hombres, y, lo que es sumamente difícil, durante su Imperio, pues mientras fue un simple particular, e incluso durante el Principado de su padre, no se libró del odio y menos aún de la difamación pública” (Vida de Tito, 1). De todos modos, como todo, su opinión está sujeta a matices.
Tito Flavio Vespasiano nació el 30 de diciembre del año 39 d.C., y recibió el mismo nombre de su padre, que por entonces era un simple tribuno militar que aspiraba a ascender en el cursus honorum y que el mismo año del nacimiento de Tito había sido nombrado edil curul.

Cabeza de Tito encontrada en la Isla de Pantelleria. Siglo I d.C.
Fuente: De Ed Uthman from Houston, TX, USA - Titus, CC BY-SA 2.0.

Debido a la influencia que Antonia Cenis (amante de Vespasiano) tenía en la corte del emperador Claudio, Tito fue educado junto a Británico (hijo del César), del que se convirtió en gran amigo.
Desde muy pequeño demostró muchas capacidades físicas e intelectuales pues del mismo modo que era muy diestro en el manejo de las armas, en la práctica de ejercicios militares y en montar a caballo, también lo era en oratoria. Escribía poemas en griego con gran soltura e incluso tocaba la cítara. “Según he sabido por numerosas fuentes, solía asimismo escribir en taquigrafía con una enorme velocidad, compitiendo en broma con sus secretarios para divertirse, y podía imitar cualquier tipo de letra que hubiera visto, lo que le hacía declarar a menudo que habría podido ser el más grande falsificador” (Suetonio, Vida de Tito, 3, 2).

Tito. Siglo I d.C. Nápoles, Museo Arqueológico

Durante los años 57-59, Tito sirvió como tribuno militar en Germania Inferior y en el año 60 en Britania. Después obtuvo el cargo de censor. No obstante, su gran fama la consiguió durante la campaña de Judea, primero como ayudante de su padre, y cuando éste marchó a Roma para ser proclamado emperador, en solitario culminó la conquista de Jerusalén.  A pesar de los rumores que empezaron a circular sobre que Tito deseaba independizarse de su padre, éste corrió a Roma para ponerse al servicio de Vespasiano.
Ya allí fue recompensado con un  triunfo en el año 71 que celebró junto a su padre y su hermano Domiciano. Ambos herederos fueron nombrados Césares. El pueblo romano se rindió a Tito. A partir de ese momento fue nombrado cónsul en siete ocasiones, y se convirtió en la mano derecha de Vespasiano, que lo nombró Prefecto del pretorio.

Tito. Siglo I d.C. Nápoles, Museo Arqueológico

Tito estuvo casado en dos ocasiones: en primeras nupcias con Arrecina Tertula, que murió al poco tiempo, siendo probablemente la madre de la única hija de Tito que sobrevivió, Flavia Julia y en el año 63 casó con Marcia Furnila de la que se divorció al conocerse que varios familiares suyos estaban implicados en la conspiración de Pisón contra Nerón. No volvió a casarse ni sobrevivieron más hijos suyos; Su gran pasión fue la reina oriental Berenice de Cilicia, hija del rey Herodes Agripa I, a la que tuvo de concubina durante cerca de 20 años y a la que incluso pensaba convertir en su esposa legítima.
En cuanto al carácter de Tito, a pesar de las palabras de Suetonio, todos los historiadores coinciden en un drástico cambio de personalidad desde la violencia y la agresividad cuando trabajaba al servicio de su padre a la magnanimidad y la generosidad cuando se convirtió en emperador.

Tito con toga, siglo I d.C., Roma, Museos Vaticanos

De hecho durante el Principado de su padre, Tito se ganó fama de brutal como jefe de la guardia pretoriana pues no dudó en sentenciar a muerte a cualquier persona que le resultara sospechosa. Igualmente, al destapar una conjura liderada por Aulo Cecina en el año 79, lo invitó a cenar ordenando que fuera asesinado a sangre fría antes de abandonar la casa. También se ha ganado fama de violento por las campañas judaicas y la toma de Jerusalén, aunque el historiador Flavio Josefo (que era judío) nos narra que Tito ordenó que no se saqueara la ciudad ni el templo, siendo ignorado por sus soldados.
También se le criticaba el gusto por los festines hasta largas horas de la madrugada y las extravagancias, por lo que se temía que fuera un nuevo Nerón. Y era muy impopular su relación con Berenice, pues cualquier reina oriental cercana al corazón de sus dirigentes, despertaba en Roma el fantasma de la odiada Cleopatra. De este modo, según Suetonio que tanto lo admira afirma que “apenas se encontrara persona que haya ascendido al Principado con unos rumores tan adversos y más contra la voluntad de todos” (Vida de Tito, 6, 2).


Tito. siglo I d.C., Roma, Villa Borghese

Sin embargo, coinciden las fuentes que Tito cambió por completo su comportamiento cuando empezó a gobernar y según Dión Casio “después de convertirse en gobernante, no cometió ningún asesinato ni se dejó llevar de la pasión amorosa, sino que se mostró honesto, pese a los complots contra él, y moderado, aunque Berenice regresó nuevamente a Roma. Esto puede deberse a que cambiase verdaderamente; de hecho, para los hombres resulta muy diferente ejercer un gran poder en nombre de otros a ejercer la autoridad independientemente por sí mismos” (Historia Romana, LXVI, 18). A Berenice la envió de vuelta a Oriente contra su voluntad y no dio muerte a nadie durante su Principado; él mismo afirmó que “resulta imposible que se me insulte o se abuse de mí en modo alguno. Pues nada hago que merezca censura y no me preocupo de lo que se afirme falsamente. Pues en cuanto a los emperadores que han muerto , ya ellos se vengarán en caso de que alguien les haga algún mal, si en verdad son semidioses y tienen algún poder” (Dión Casio. Historia Romana, LXVI, 18). Con esta afirmación queda claro que Tito abolió los juicios de lesa majestad contra su figura o la de otros emperadores.
En cuanto a su físico, según Suetonio era agraciado y poseedor de una belleza peculiar en la que no faltaba autoridad ni gracia. Era de baja estatura y tenía tendencia a engordar. Gozaba también de un gran vigor y  de una memoria prodigiosa. Era generoso y de muy buen carácter. Durante su Principado ocurrieron varias catástrofes importantes como la erupción del Vesubio, un  grave incendio en Roma y una pestilencia, y él actúo como un padre, dando todo el consuelo y ayuda que podía. De hecho se desplazó dos veces a Campania para estar cerca de los afectados por la violencia del volcán.

Tito arengando las tropas, Siglo I d.C.
Fuente: De Desconocido author - Urban (Dec. 2004), from fr.wikipedia, CC BY-SA 3.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=1665552

En conclusión, y según mi opinión, Tito fue una gran persona para la época, y al igual que Augusto tuvo a veces que mostrar dureza para consolidar su poder (en este caso el ascenso de la Dinastía Flavia), pero finalmente ambos cuando estuvieron seguros en el trono se permitieron ser generosos y gobernar sabiamente, sin represiones contra sus enemigos. De hecho Dión compara a los dos emperadores “A este respecto, en verdad, se le recuerda como habiendo igualado el largo Principado de Augusto, pues se sostiene que Augusto nunca habría sido amado de haber vivido menos tiempo, ni Tito de haber vivido más. Ya que Augusto, aunque al principio se mostró más duro a causa de las guerras y las luchas entre facciones, pudo más tarde, en el transcurso del tiempo, lograr una brillante reputación por sus actos bondadosos; Tito, por otra parte, gobernó con suavidad y murió en el apogeo de su gloria, mientras que si hubiese vivido largo tiempo, puede que hubiera resultado que debía su fama presente más a la buena fortuna que al mérito” (Historia Romana, LXVI, 18). En realidad el Principado de Tito duró sólo 2 años y medio y Dión afirma que fue tan breve que no le dio tiempo a hacer mal alguno. En eso difiero, porque en sólo tres años Calígula se convirtió en uno de los gobernantes más crueles de la historia.

miércoles, 17 de junio de 2020

Vespasiano y Tito

Vespasiano y Tito mantuvieron siempre una profunda relación en la que predominó el afecto mutuo y una gran complicidad. De hecho el primer emperador Flavio lo tuvo clarísimo: no buscó su mano derecha y más cercano colaborador en ningún sitio, sino que desde el primer momento depositó la máxima responsabilidad y confianza en su primogénito. Lo cierto es que Vespasiano tuvo una gran predilección por Tito, ya fuera porque éste era su primer hijo, por los 12 años que le llevaba a Domiciano que impedían que pudiera contar con él o por la diferencia de caracteres entre los dos herederos.

Vespasiano, Tito y Domiciano en un denario

Aun así, algunas fuentes apuntan un poco de manera infundada algunas discrepancias entre ellos o posibles deslealtades de Tito hacia su padre. Este primer recelo surgió tras la toma de Jerusalén por parte del hijo del emperador, pues era tal la devoción que le profesaban sus soldados que “suscitó la sospecha de que había intentado independizarse de su padre y reclamar para sí el reino de Oriente; sospecha que se vio incrementada cuando, de camino a Alejandría, consagró en Menfis al buey Apis llevando en la cabeza una diadema, según la costumbre y el ritual de esta antigua religión, pero no faltaban quienes lo interpretaran de otro modo. Por este motivo se apresuró a regresar a Italia, arribando a Regio y luego a Pozzuoli en una nave de carga; de allí se dirigió a Roma con la mayor rapidez, y dijo a su padre, que no lo esperaba, como para demostrar la insignificancia de los rumores esparcidos sobre él: Ya estoy aquí, padre, ya estoy aquí (Suetonio, Vida de Tito, 5, 2-3). Como vemos el mismo Suetonio descarta la traición de Tito y la respuesta de Vespasiano también lo confirma: cubrió a Tito de honores y no sólo compartió con él el gobierno del Imperio sino que lo  nombró prefecto del pretorio, un cargo de suma importancia desde que los pretorianos eran los que ponían o quitaban emperadores. Si Vespasiano hubiera desconfiado de su hijo, jamás lo hubiese nombrado en ese cargo.

El triunfo de Tito y Vespasiano. Giulio Romano, 1537, París, Museo del Louvre

Incluso el triunfo por la victoria sobre los judíos lo celebraron juntos. Y como continúa Suetonio, Tito “desde ese momento no dejó de actuar como partícipe e incluso como protector de Imperio” (Vida de Tito, 6). Además ejerció la censura y la potestad tribunicia junto a Vespasiano, y ambos compartieron siete consulados.
Hasta el último momento Tito estuvo al lado de su padre. Por eso también es infundada la acusación que recoge Dión Casio en su Historia Romana que hiciera el emperador Adriano, acusando a Tito de estar implicado en la muerte de su padre (LXVI, 17, 1). Todos los historiadores, incluso Dión, coinciden que la muerte de Vespasiano fue por causas naturales y él mismo deja claro que el rumor lo crearon para dañar la imagen impoluta de Tito. “Vespasiano cayó enfermo; a decir verdad, no fue a causa de su acostumbrada gota, sino de una fiebre, falleciendo en Cotilia, en territorio sabino. Algunos, sin embargo, en el intento engañoso de incriminar a Tito (entre otros el emperador Adriano), propagaron la información de que fue envenenado en un banquete”.


Las tres columnas de los estos del templo de Vespasiano y Tito en el Foro Romano, Siglo I d.C., Roma 2018

Por tanto no hay nada que haya podido empañar la relación tan sólida y entrañable entre Vespasiano y Tito, no muy común en una época en las que las luchas por el poder y las traiciones estaban por encima de los lazos familiares, como se demostró después con el segundogénito Domiciano.

domingo, 7 de junio de 2020

Muerte de Vespasiano. Tito Emperador


Monumento a Vespasiano en Castro Urdiales, ciudad cántabra fundada por él

A pesar que según las fuentes antiguas tuvo que hacer frente a varias conspiraciones que pretendían acabar con su gobierno, Vespasiano logró consolidar y devolver la calma al Imperio romano tras el convulso año que siguió a la muerte de Nerón. Él no perdió nunca la fe en su predestinación al trono imperial y en su anhelo de establecer una dinastía; así que “se atrevió a afirmar al Senado que o le sucederían sus hijos o nadie” (Suetonio. Vida de Vespasiano, 25).
Después de 10 años de Principado, en junio del año 79, cuando se encontraba en Campania se sintió indispuesto. Consciente de su gravedad y, sin perder el sentido del humor, que le había acompañado toda su vida. exclamó “ ¡Ay!, creo que voy a convertirme en dios” (Suetonio. Vida de Vespasiano, 23,4), aludiendo a su probable deificación tras su muerte. Volvió inmediatamente a Roma y se retiró a Reate, donde solía veranear, y aunque padecía fiebre y diarrea, no dejó de ejercer sus funciones, llegando a dar audiencias desde su misma cama. “De repente sufrió una diarrea que lo dejó exhausto, tras lo cual exclamó que un emperador debía morir de pie; y mientras se esforzaba por levantarse, falleció en brazos de quienes lo sostenían, el noveno día antes de las calendas de julio (el 23 de junio), a la edad de 69 años, 7 meses y 7 días” (Suetonio. Vida de Vespasiano, 24). De esta forma, 55 años después de la muerte de Augusto, un emperador moría de muerte natural.

El triunfo de Tito. Alma Tadema.1885. 
En primer plano aparece Vespasiano como Pontifex Maximus, seguido por Domiciano y su esposa Domicia Longina. Tito les sigue vestido con atavío religioso.
Fuente: De Lawrence Alma-Tadema - http://www.artrenewal.org/asp/database/image.asp?id=108, Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=2334600

Junto a él probablemente se encontraba su hijo Tito, que de manera instantánea y con naturalidad se convirtió en emperador, el día siguiente de la muerte de Vespasiano. Tenía 39 años. Esto deja patente el éxito del fallecido emperador al  fundar una dinastía. De hecho, Tito ya había sido nombrado César por su padre (junto a su hermano Domiciano) y desde los inicios del Principado de aquel se hizo cargo de múltiples tareas de gobierno, dictando cartas en nombre de Vespasiano, redactando incluso edictos y leyéndolos en el Senado, además de ejercer la prefectura del pretorio. Se puede decir que Tito ya actuaba de co-emperador en vida de Vespasiano.


Tito. Siglo I d.C. Nápoles. Museo Arqueológico

Haciendo honor a las palabras de su padre, Tito deificó a Vespasiano inmediatamente y comenzó en el Foro Romano la construcción de un templo dedicado a su memoria.
No conocía mucho la figura de Vespasiano antes de comenzar los artículos que le he dedicado, pero tengo que reconocer que me ha gustado su personalidad y su dedicación a la hora de recuperar las finanzas, engrandecer y consolidar el Imperio. Siempre tendremos que agradecerle que iniciara la construcción del Coliseo, el mayor legado que nos ha dejado la Antigua Roma a la posteridad. De hecho él pudo contemplarlo casi en su totalidad, pues a su muerte sólo quedaba un año para su inauguración.