domingo, 28 de octubre de 2018

Porta Maggiore


Porta Maggiore
Fuente: De Livioandronico2013 - Trabajo propio, CC BY-SA 4.0, 

La zona donde se ubica la Porta Maggiore (el Esquilino) es donde convergían 8 de los 11 acueductos que abastecían Roma. Uno de los que finalizaban su recorrido allí, el Acqua Claudia (iniciado por Calígula y concluido por Claudio en el año 52 d.C.) acababa en forma de doble arcada, lo que le daba un aspecto de monumental arco de triunfo en el punto donde confluían la Via Labicana y la Via Praenestina. De ahí que en el año 272 d.C., el emperador Aureliano lo incluyera en sus murallas como puerta, siendo conocida desde entonces como  Porta Praestina o Labicana.
El ático de la puerta se divide en 3 partes por finos canales, correspondiendo lo dos de arriba al Acueducto Anio Novus y el de abajo al de Claudio. Sucesivas inscripciones en las dos fachadas del ático recuerdan a Claudio, a Vespasiano y a Tito (estos últimos restauraron los acueductos en los años 71 y 82 d.C.). Ya en el siglo V d.C., Arcadio y Honorio añadieron un bastión más avanzado. Al mismo tiempo abrieron dos puertas (por debajo de la cuales transcurrían la Via Labicana y la Via Praenestina. Esta última estructura fue demolida por Gregorio XVI, quien quería devolver el aspecto original a la puerta. Desde entonces recibió el nombre de Porta Maggiore, probablemente por ser un paso obligado hacia la Basílica de Santa Maria Maggiore.



La Porta Maggiore en las Murallas Aurelianas

       Actualmente luce como una puerta monumental en la zona oriental de las Murallas Aurelianas. Consta de dos vanos separados por pilares en los que se abren ventanas coronadas con frontones triangulares sostenidos sobre semicolumnas corintias. Está realizada en mármol travertino a base de sillares rústicos típicos del período de Claudio.

domingo, 21 de octubre de 2018

Las obras en el Lago Fucino


Garbado del Lago Fucino

El lago Fucino se encuentra en la provincia de L’Aquila, a unos 120 kms de Roma. Es el tercero de Italia por extensión. Debido al nivel irregular de sus aguas desde época romana ha sido objeto de numerosas intervenciones, pues sus crecidas causaban continuamente graves daños en los terrenos y cosechas cercanas, al mismo tiempo que favorecía el paludismo en la zona debido al estancamiento de las aguas.
Ya Augusto tuvo en mente un proyecto para drenar el lago, sin embargo, no lo llevo a cabo por su dificultad y el escaso éxito que auguraba. A pesar de ello, Claudio, ante la petición de uno grandes terratenientes que se comprometieron a pagar 2/3 de la obra,  e decidió a llevar a cabo la ardua tarea, pues uno de sus principales objetivos siempre había sido evitar la escasez de alimento en Roma; así, este proyecto se unió al ya llevado a cabo en el Puerto de Ostia.
Las obras se prolongaron durante 11 años, aunque pronto Claudio se dio cuenta del motivo de las reticencias de Augusto, pues la complejidad aumentaba cada vez que se excavaba más profundo. De todos modos no quiso abandonar y se vio obligado a ocupar a más de 30.000 hombres bajo la dirección de Narciso, el liberto imperial.

Gran tunel de desagüe del lago. Siglo I d.C.
Fuente: Di Claudio Parente - Opera propria, CC BY-SA 4.0, 

El trabajo consistió en construir una gran galería subterránea, que con su inclinación del 0.05% trasvasaría el agua sobrante hasta el rio Liris y desde allí acabaría en el Tirreno. A este enorme túnel acompañaban otros 30 más pequeños también excavados en la roca.
El año 52 se inauguró la gran obra de ingeniería con una naumaquia al estilo de la que celebró Augusto en un estanque cercano al Tíber. En este espectáculo se pronunció por vez primera la Famosa frase “Ave Caesar, moriturim te salutant! A lo que Claudio contestó “¡o no!” (Suetonio, Vida de Claudio, 21, 6). Los hombres lucharon tan valerosamente que se les eximió de darse muerte.
Al finalizar el espectáculo se hizo una inspección y se comprobó que el túnel no era lo suficientemente hondo, por lo que hubo que emplearse otros 4 meses de trabajo
Por fin llego el día esperado, se abrió la compuerta del enorme túnel ante una gran expectación; sin embargo, la profundidad del mismo tampoco fue suficiente y el agua acabó desbordándose y llevándose todo a su paso. A pesar de ello, pudo recuperarse un 40% de las tierras adyacentes. Sólo a mediados del siglo XIX se consiguió la desecación total del lago.

Salida del agua
Fuente: Di F.angelo - Opera propria, CC BY-SA 4.0, 

“Mas al término del espectáculo se abrió paso a las aguas. Y quedó de manifiesto la incuria con que se había realizado la obra, pues no era lo bastante profunda como para alcanzar el nivel más bajo del lago. El caso es que se dejó pasar un tiempo para hacer más hondo el túnel, y a fin de reunir de nuevo a la multitud se da un espectáculo de gladiadores, tras tender puentes para la lucha a pie. Incluso se ofreció un banquete junto al desagüe del lago, que fue ocasión de gran pánico para todos, porque la fuerza impetuosa de las aguas arrastraba lo que hallaba a su paso, haciendo temblar las zonas más alejadas y causando en ellas el terror con su retumbar y estrépito. Justo en tal momento, Agripina, aprovechando el miedo del Príncipe, acusa a Narciso, encargado de las obras, de codicia y de robos; mas él no se quedó callado, echándole en cara sus mujeriles apasionamientos y su excesiva ambición” (Tácito. Anales. XII, 57).
La rivalidad entre Agripina y Narciso se puso de manifiesto en todo su apogeo. La lucha por la sucesión de Claudio se hizo más encarnecida pues el liberto era el principal valedor de Británico contra Nerón.

domingo, 14 de octubre de 2018

La captura de Carataco

¿Cómo pueden ellos, teniendo tales posesiones, ambicionar nuestras pobres cabañas? Palabras de Carataco, líder britano, al contemplar Roma.
Dión Casio. Historia romana

Claudio. Siglo I d.C. Museos Vaticano. Roma 2018

En el año 51 d.C., Carataco (el principal líder britano que había conseguido escapar tras la conquista de la isla), nueve años después del inicio de las guerras britanas fue hecho prisionero por un caudillo rival, quien lo cargó de cadenas y lo envió a Roma.
Claudio aprovechó la ocasión para brindar a Roma un desfile en el que se mostraba al que otrora fuera rey de Britania caminando por sus calles encadenado, en un espectáculo que tanto placía al pueblo romano. En este caso la expectación fue máxima pues todos querían ver al que había escapado del yugo romano durante tanto tiempo. “En efecto, se convocó al pueblo como si se tratara de un espectáculo insigne; formaron armadas las cohortes pretorianas en el campo que se extiende ante sus cuarteles. Entonces pasaron los clientes del rey, se hicieron desfilar sus medallas, sus torques y cuantos trofeos había conquistado en guerras exteriores; después fueron exhibidos sus hermanos, su esposa y su hija y, al final, él en persona. Las súplicas de los demás, dictadas por el miedo no estuvieron a su propia altura; pero Carataco sin bajar los ojos y sin implorar misericordia, una vez que subió a la tribuna habló en los siguientes términos: si cuanta fue mi nobleza y fortuna tanta hubiera sido mi moderación en la prosperidad, hubiera venido a esta ciudad más como amigo que como cautivo, y no hubieras desdeñado acoger en paz y en alianza a un hombre nacido de esclarecidos mayores y que imperaba sobre tantos pueblos. Mi suerte presente es tan triste para mí como gloriosa para ti. He tenido caballos, armas, hombres, recursos: ¿qué hay de extraño en que los haya perdidos a mi pesar? pues si vosotros pretendéis imperar sobre todos ¿se sigue de ello que todos acepten la servidumbre? Si se me hubiera arrastrado aquí tras haberme entregado al  momento, no hubieran resplandecido ni mi fortuna ni tu gloria. Por otra parte, a mi suplicio le seguirá el olvido de mí; si en cambios, respetas mi vida, seré un ejemplo duradero de tu clemencia” (Tácito. Anales, XII, 37, 1-4).

Carataco ante el tribunal de Claudio. Henry Fuseli. Finales siglo XVIII
Fuente: De Andrew Birrell (fl. 1782–1809), after Henry Fuseli (1741–1825) - Library of Congress, Prints & Photographs Division, LC-DIG-pga-00226 (digital file from original print), uncompressed archival TIFF version (107 MB), level color (pick white point), face repaired, desaturated, cropped, and converted to JPEG (quality level 88) with the GIMP 2.6.1., Dominio público, 

 Claudio conmovido por la dignidad exhibida por el britano y su sentido discurso, le perdonó la vida a él y a su familia, lo que fue recibido con grandes aplausos por parte del pueblo y el Senado. Los britanos, liberados de las cadenas, se volvieron hacia Agripina (sentada en una tribuna cercana) y le dirigieron las mismas palabras de gratitud y alabanza que al César. Una vez más quedó clara la preponderancia de Agripina, pues nunca antes una mujer se había sentado ante los estandartes romanos. El Senado elogió a Claudio extensamente, poniéndolo al nivel de los grandes generales romanos que habían mostrado clemencia con sus enemigos, tales como Escipión el Africano.

domingo, 7 de octubre de 2018

Séneca vuelve del exilio

Una de las primeras medidas que tomó Agripina tras establecerse en el Palacio Imperial fue la de buscar el mejor tutor para su hijo Nerón. Por ello, convenció a Claudio para que perdonase al filósofo y escritor Lucio Anneo Séneca que se encontraba exiliado en la isla de Córcega por orden del propio Claudio desde el año 41 (acusado de un improbable adulterio con la hermana menor de Agripina, Livila). Así, en el año 49, Séneca fue nombrado Pretor de la ciudad, y dos años después, preceptor del joven Lucio Domicio de 13 años. Probablemente Agripina lo eligió debido a su enorme popularidad e influencia. También pretendía ganar un potente aliado muy ligado al Senado en sus planes de entronizar a Nerón.

Posible busto de Séneca. Siglo I d.C. Museo de las Termas. Roma

Séneca sin dudarlo aceptó el reto pues la oportunidad de educar al futuro gobernante del mundo era única. En su mente siempre estuvo el recuerdo de Alejandro Magno y Aristóteles. No obstante, a Agripina no le interesaba tanto la enseñanza de filosofía como la oratoria. Desde el primer momento que Nerón se dirigió al Senado, siendo apenas un adolescente, quedó clara la influencia de su maestro. El joven dejó impresionados a todos, al no mostrar nerviosismo ni inquietud, con una perfecta modulación de las palabras y elocuencia. Quedó patente que había nacido para ello.
A pesar de sentirse orgulloso de sus logros, pronto pudo darse cuenta Séneca de que su joven pupilo ni se iba adaptar fácilmente a sus dictados ni poseía las virtudes de Alejandro Magno. De hecho apunta Suetonio que se decía que la noche que conoció a Nerón, Séneca soñó que su alumno era Calígula. (Vida de Nerón, 7.1).

El pequeño Nerón aún con la bulla infantil en su cuello. París. Museo del Louvre

Así y todo, Séneca no desistió en el intento de mostrar a Nerón las vías más adecuadas de detentar el poder supremo. A pesar de ser consciente del verdadero papel del emperador como monarca absoluto, el cordobés creía en las antiguas tradiciones que había defendido Augusto. Por ello centró sus enseñanzas en algunos preceptos que él consideraba fundamentales: obediencia a los que estaban al mando, férrea disciplina de las legiones,  defensa de la familia como centro de la vida del individuo y respeto por el deber. Esos eran los pilares que había llevado a Roma a dominar el mundo y su deseo era que Nerón no lo olvidase nunca. Al mismo tiempo intentó inculcarle el valor sagrado de la benevolencia
Su influencia, imprescindible durante adolescencia de Nerón, fue diluyéndose con el pasar de los años.

Nerón y Séneca. Eduardo Barrón. Finales del siglo XIX. Madrid. Museo del Prado

Agripina había completado el círculo, pues Palas su principal valedor estaba firmemente al mando de las finanzas, a la cabeza de los pretorianos había colocado a Afranio Burro, mientras que Séneca actuaba de enlace con el Senado. Todos los puestos claves estaban ocupados por afines a ella, dispuestos a despejar el camino de la sucesión para Nerón.