lunes, 28 de septiembre de 2020

Tito y Berenice

          

Tito y Berenice. Salón de Venus. Palacio de Versalles, París 1678
Fuente: De René-Antoine Houasse - RMN, Dominio público, 

            Cuando Tito se trasladó a Oriente para ponerse al frente de la guerra judaica conoció al que fue el gran amor de su vida Berenice de Cilicia, hija del rey de Judea Herodes Agripa I.

Berenice ya era célebre en el Renacimiento por su tumultuosa vida amorosa, fama que debe a los escritores antiguos romanos, siempre desconfiados de las princesas orientales. Después de una serie de matrimonios fallidos y de rumores de incesto con su hermano Agripa II, conoció a Tito en torno al año 68-69, con el que inició una intensa relación amorosa.

Tácito menciona en sus Historias que Berenice usó toda su riqueza e influencias para apoyar a los Flavio en su lucha por el trono imperial (II, 8, 1).

En cuanto a Tito (que tenía once años menos que ella), de todos era sabido “su conocida pasión por la reina Berenice, a quien según se decía, había prometido incluso matrimonio” (Suetonio. Vida de Tito, 7, 1). De hecho, Tito había estado casado dos veces (antes de conocer a Berenice), y tras la desaparición de su segunda esposa en el año 65, ya no volvió a casarse. Fue un emperador sin emperatriz, pues nunca llegó a contraer matrimonio con Berenice.

En el año 75, Berenice viajó a Roma con su  hermano Agripa II y reanudó la relación con Tito, con quien se instaló en el Palacio Imperial, llegando a actuar como una verdadera esposa. “Berenice estaba en la cúspide de su poder, y por consiguiente, vino a Roma junto a su hermano Agripa. A este último se le concedió el rango de pretor, mientras ella permanecía en palacio, cohabitando con Tito. Ella esperaba casarse con él y se comportaba a todos los efectos como si fuera su esposa” (Dión Casio, Historia Romana, LXV, 15).


Tito y Berenice

Así y todo los romanos no perdían ocasión de manifestar su disconformidad con esta relación “porque además que todas las habladurías que había, ciertos sofistas de la escuela cínica, se las arreglaron también de algún modo para deslizarse de algún modo en la ciudad. Y primero, Diógenes presentándose en el teatro cuando estaba lleno, denunció a la pareja en un largo e insolente discurso por el cual fue azotado” (Dión Casio, Historia Romana, LXV, 15). A su pesar Tito cedió a la presión y alejó de Roma a su concubina después de este incidente.

 La reina volvió, pero debido a la gran animadversión que sentía el pueblo romano hacía las reinas extranjeras desde los tiempos de Cleopatra, Tito al convertirse en emperador 4 años después obligó a Berenice a volver a Oriente y se separó de ella definitivamente. Es curioso que ese mismo pueblo romano había tolerado sin rechistar que su emperador conviviera con una liberta (recuérdese el caso Vespasiano y Antonia Cenis). Suetonio cuenta que Tito “hizo salir inmediatamente de Roma a Berenice contra su propia voluntad y la de ella” (Suetonio. Vida de Tito, 7, 2). Este hecho debió ser sonado porque también lo recoge Dión Casio en su Historia Romana “Tito después de convertirse en gobernante, no cometió ningún asesinato ni se dejó llevar por la pasión amorosa, sino que se mostró honesto, pese a los complots contra él, y moderado, aunque Berenice regresó nuevamente a Roma” (Libro LXVI, 18). Me llama la atención que para los romanos el tener una relación con una reina oriental estuviera al mismo nivel de cometer un asesinato.

No sabemos si Tito pretendía llamarla cuando consolidara su poder (algo que impidió su corto Principado), lo cierto es que Berenice abandonó Roma, y tras la muerte del emperador, desapareció también de las fuentes antiguas. No obstante, debió ser una mujer importante cuando muchos autores la nombran y aparece incluso mencionada en los Hechos de los Apóstoles al visitar Pablo de Tarso su corte en Cesárea. Algunos historiadores modernos la definen “como una Cleopatra en miniatura”. Ese fue su gran pecado, parecerse demasiado a la reina egipcia, cuyo recuerdo, incluso más de 100 años después de su muerte, seguía inquietando a la urbe más poderosa de la antigüedad.



La historia de Berenice y Tito ha inspirado desde el siglo XVII numerosas obras tanto artísticas como literarias e incluso de teatro y cine, entre las que destacan La clemenza de Tito (ópera italiana de 1734) de Antonio Caldara y Pietro Metastasio, más tarde musicada por más de cuarenta compositores entre ellos el gran Mozart.

miércoles, 16 de septiembre de 2020

Herculano y Estabia

            Aunque Pompeya es la más mediática  de las ciudades arrasadas por el Vesubio en el año 79 d.C., por ser la mayor y la que más restos arqueológicos ha legado a la posteridad, también Herculano y Estabia fueron sepultadas por la furia del volcán ese fatídico día y tienen cosas interesantes que contarnos sobre la cultura romana.

Herculano


La ciudad que recibió su nombre de su legendario fundador: Hercules, sufrió una suerte más fatídica aún que Pompeya, pues durante las primeras horas de la erupción, el volcán descargó sobre ella una nube a 400 ºC que recorrió la ciudad a una velocidad de 80 km/h, provocando la muerte por shock térmico de un gran número de habitantes. Siguieron en las siguientes horas cinco oleadas piroclásticas.

El lodo volcánico calcinó la ladera del propio monte y arrastró hasta el mar en su camino siniestro todo lo que encontró a su paso. Este fenómeno provocó que en Herculano la parte de abajo de los edificios estén muy dañadas, mientras los pisos superiores quedaron intactos, suspendidos sobre el magma petrificado.


Balcón de la Casa de los Marcos de madera
Fuente: De Quinok - Trabajo propio, CC BY-SA 3.0, 

Las diferencias en la manifestación de la tragedia en Herculano también provocaron que se haya conservado gran cantidad de material orgánico, aunque carbonizado: trozos de madera, vigas, muebles, bibliotecas llenas de papiros, escritos sobre tablillas, tejidos….todo aquello que en Pompeya pereció.

No obstante,  sólo se han excavado 6 de las 20 hectáreas que ocupaban la ciudad, y muchos de sus emblemáticos edificios nunca podrán ser recuperados por estar enterrados bajo la ciudad moderna.

Como en Pompeya se han sacado a la luz construcciones de todo tipo: termas, termopolios, palestras y suntuosas villas, la mayoría de ellas con vistas al Golfo de Napóles.


        
Palestra
Fuente: De Quinok - Trabajo propio, CC BY-SA 3.0, 

         
Termas femeninas
Fuente: De Quinok - Trabajo propio, CC BY-SA 3.0, 

      
Termopolio grande

Especialmente interesante es el frente marítimo. Éste se utilizaba para guardar barcas de pesca bajo una amplia terraza levantada en paralelo a la línea de costa donde se construyeron doce espacios abovedados divididos en dos grupos de seis por una escalinata que conducía al interior de la ciudad. En estos hangares se encontraron cerca de 300 esqueletos de personas que en su huida hacia la costa se refugiaron mientras esperaban que algún barco los sacara de allí. Sin embargo, el mar se agitó de tal manera que nadie pudo llegar a por ellos. Es conmovedor ver como algunas personas llevaban sus ahorros en un saquito, otras, sus joyas, un médico cargaba incluso su instrumental quirúrgico, un soldado su armadura y vestimenta completa; todos estos objetos fueron testigos mudos de la gran tragedia de sus portadores. También en la playa se encontró una barca encallada entre la arena y el lodo volcánico.


Frente marítimo
Fuente: De Quinok - Trabajo propio, CC BY-SA 3.0, 

Esqueletos encontrados en un  hangar de Herculano


        En cuanto a las villas sobresalen la Casa de Neptuno y Anfítrite, en la que destaca la rica decoración del triclinio y el hermoso ninfeo revestido con mosaicos coronado por máscaras teatrales de mármol, la Casa del Esqueleto donde encontramos otro gran ninfeo o la Villa de los Papiros.


Casa de Neptuno y Anfitrite
Fuente: Di Mentnafunangann - Opera propria, CC BY-SA 3.0, 


Ninfeo de la Casa del Esqueleto
Fuente: Di User:MatthiasKabel - Opera propria, CC BY-SA 3.0, 

Esta última es una gran mansión suburbana orientada al Golfo de Nápoles que se cree fuera propiedad del suegro de Julio César, Lucio Calpurnio Pisón Cesonio. Las dimensiones de la villa eran impresionantes: su fachada se extendía 253 metros a lo largo de la costa. Tenía un inmenso peristilo que podía contener el Foro de Pompeya en su interior, pero aún no se ha excavado en su totalidad. Desde la entrada principal, que daba al mar, se accedía a un atrio toscano (sin columnas) que comunicaba con un pequeño peristilo cuadrado con 10 columnas por lado y una fuentecita en forma de concha en cada esquina. En el centro había una piscina larga y estrecha. Desde el lado oriental del peristilo se accedía la biblioteca donde se encontraron cientos de rollos de papiros carbonizados, que dio nombre a la villa. El gran peristilo poseía una gran piscina central y jardín decorado con una verdadera colección de escultura de gran calidad artística.


Villa de los Papiros
Fuente: De http://wiki.epicurus.info/User:Erik_Anderson, CC BY-SA 3.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=12887391

Reconstrucción de la Villa de los Papiros

Reconstrucción del Peristilo

Fuente: https://www.youtube.com/watch?v=QjsnYQBS7EQ

Estabia

Se encontraba a unos 6 kilometros al sur de Pompeya y a unos dos kilómetros del mar. En esta ciudad murió Plinio el Viejo sofocado por los gases en la Villa de su amigo Pomponiano. La ciudad sufrió menos daños que Pompeya y Herculano, de ahí que volviera a ser habitada y que haya arrojado menos restos que las otras dos, aunque son de gran interés la monumentalidad de sus grandes villas urbanas.


Atrio de la Villa San Marco
Fuente: De Mentnafunangann - Trabajo propio, CC BY-SA 3.0, 

Estos edificios se distribuían en terrazas, adaptándose a la orografía del terreno. A lo largo de las excavaciones se han encontrado importantes murales pictóricos, mosaicos y multitud de objetos de diferentes materiales.


Villa Arianna

En Estabia se han excavado parcialmente nueve complejos siendo los lugares más importantes a Villa San Marcos con un gran patio porticado con piscina y un ninfeo), la Villa Arianna con una impresionante pintura dedicada a ese tema o la Villa del Pastor, un posible balneario).

sábado, 5 de septiembre de 2020

Últimas noticias sobre el Mausoleo de Augusto (VII)


Tras estas atípicas vacaciones en la que nada ha sido normal, vuelvo al universo romano con la mejor de las noticias, aunque no exenta de polémica. Por fin, y tras algunos meses de incertidumbre, se han retomado las obras de restauración y cobertura del Mausoleo de Augusto.
La idea es cubrir el monumento con una estructura de acero y vidrio ubicada a una altura de 23,70 metros colocada sobre una serie de esbeltos pilares también de acero, o sea se trataría de una especie de plaza urbana como techo de la tumba del Príncipe, en una intervención que a los más puristas les parecerá impactante.


La intervención en el interior es ahora mismo una mezcla de arquitectura moderna sobre los restos antiguos que ha incluido la demolición del anillo cilindro central, construido sobre 1930 donde se pensaba que estaba enterrado Augusto en un tumba subterránea.
No obstante, están surgiendo dudas en el Capitolio sobre el impacto visual de esta intervención urbana que prevé una conexión con la Via dei Pontefici, a pesar de que el proyecto resalta la reversibilidad de la arquitectura, siendo totalmente desmontable.
Al mismo tiempo se han iniciado los trabajos de restauración de la plaza que preside el monumento y que está dedicada al primer emperador: la Piazza di Augusto Imperatore, intervención que deben finalizar antes de 2 años.
Tras estas noticias, espero con expectación y algo de escepticismo, la finalización de las obras del Mausoleo, algo que llevo aguardando desde hace tantos años. Y es que yo puedo considerarme purista y suele desagradarme demasiada modernidad sobre los restos arqueológicos. Entiendo que la arquitectura antigua debe adaptarse a los nuevos tiempos, pero sin perder su verdadera esencia.
Teniendo en cuenta los tiempos que corren y la inmensidad del patrimonio de la Ciudad Eterna, sólo el hecho de que cada día falte uno menos para que el Mausoleo esté a salvo, ya me hace muy feliz, al igual que saber que la conservación de la obra de mi Príncipe sea prioritaria en la mente del Capitolio. Pues a pesar de no ser tan mediático como otros personajes de la historia romana, Roma no olvida a quien le regaló su eternidad y no escatima recursos ni esfuerzo para perpetuar su legado y recordar su memoria.