domingo, 24 de diciembre de 2017

Feliz Navidad y año 2018

Una vez más nos acercamos a los últimos días del año. Este 2017, que ha sido testigo de la liberación de Palmira y de la reapertura de dos nuevas domus en Pompeya, deja dos hitos importantes en la arqueología romana de la Ciudad Eterna: la apertura del anillo V del Coliseo que permite la visión del monumento más famoso de Italia desde una perspectiva hasta ahora inédita y el gran avance en las obras de restauración del Mausoleo de Augusto que se prevé finalicen en abril del año 2019.
Precisamente la Fundación Tim, principal mecenas del monumento, ha recibido en estos días uno de los premios Corporate Art Awards (premios destinados a reconocer la excelencias de las colaboraciones en el mundo del arte) por este apoyo a la recuperación del sepulcro circular más grande del Mediterráneo.
Gracias a esta colaboración ya ha sido posible una instalación artística que rodea al monumento, la iluminación nocturna, la creación de una página web: www.mausoleodiaugusto.it y la realización de un paseo virtual en el tiempo desde los orígenes de Roma hasta nuestros días. La dignidad ha vuelto al lugar del último reposo del más grande emperador.
Esperemos que el año 2018 siga reportando grandes satisfacciones a la arqueología romana ya sea en la capital del Imperio o en cualquier punto del que fue su extenso territorio. Y que no se destruya ningún vestigio cultural en el mundo ni por falta de conservación ni a causa de la barbarie humana.
Por mi parte, me despido hasta el final de las fiestas. Seguiremos en enero con los últimos momentos de vida de Calígula.


domingo, 17 de diciembre de 2017

El Acueducto Aqua Claudia


Reconstrucción de Roma con vista del Aqua Claudia

Cada vez que viajo a Roma, el Aqua Claudia es el primer monumento romano que divisan mis ojos desde la carretera, cuando el taxi que me traslada desde el aeropuerto de Ciampino hasta el interior de las Murallas Aurelianas sigue la ruta de la Via Appia. Las inmensas arcadas que aún permanecen en pie me conmueven enormemente, ya sea por su majestuosidad ya porque su contemplación me acerca inminentemente hasta el corazón del lugar que más amo en el mundo.
Iniciado por Calígula en el año 38 d.C. el Acueducto fue culminado por Claudio en el 52 d.C. Se tiene constancia de que 5 años antes de su finalización estaba ya activo debido a la gran necesidad de abastecimiento de agua que tenía la capital del Imperio.

Aqua Claudia

Es el octavo acueducto por antigüedad que se construyó en Roma, siendo uno de los más importantes levantados, tanto por las innovaciones técnicas que se plasmaron en él como por la calidad de su factura y el coste de su fabricación.
En los restos conservados en el conocido como Parque de los Acueductos, se pueden apreciar actualmente las características morfológicas del Aqua Claudia (al que después se sobrepuso el Anio Novo). Su altura varía desde un mínimo de 17 metros a un máximo de 27,40 metros; los pilones dictan unos de otros una distancia de 5,50 metros mientras que los vanos de las arcadas miden aproximadamente 6 metros. Aún hoy podemos observar la vistocidad de sus arcos en los que destaca el claroscuro conseguido a través de la alternancia de materiales en bruto, como el tufo volcánico o rojo, y bloques de mármol travertino.


Entraba a la ciudad por la zona llamada spem veterem junto a la Porta Maggiore, sobre cuyas arcadas monumentales, unidas hoy a las murallas aurelianas, se pueden ver aún el doble canal del Aqua Claudia y del Anio Novo. El agua desembocaba en una piscina limaria donde se le retiraban las impurezas que pudiera traer.

Porta Maggiore. Siglo I d.C. Roma
Fuente: Di Livioandronico2013 - Opera propria, CC BY-SA 4.0, 

domingo, 10 de diciembre de 2017

Conspiración en Germania

              La expedición de Calígula en Germania tuvo también otra consecuencia que afectó gravemente a su inestable estado mental: el descubrimiento de una conspiración para acabar con su vida en la que estaban involucrados altos miembros del ejército y sus familiares más cercanos. Aunque ésta había fracasado, el golpe que sufrió su confianza fue enorme.


Estandarte de una legión romana

              Nada más llegar a Germania, Calígula destituyó y mandó ejecutar a Cneo Cornelio Léntulo Getúlico, general de las legiones allí acantonadas, gran profesional veterano. Se rumoreaba que Getúlico había pronunciado alguna vez amenazas veladas sobre el gran número de legiones que tenía bajo su mando y que sus hombres lo obedecían a él, no al emperador. Acto seguido, Calígula mandó destituir a los dos Cónsules. Empezó a tomar cuerpo la noticia que los tres hombres habían participado en un complot para que los ejércitos del Rin derrocaran al César y pusieran en su lugar a un nuevo emperador. A finales del otoño las noticias se hicieron oficiales. La gran sorpresa era que el posible sustituto de Calígula no era otro que su gran amigo y excuñado, Marco Emilio Lépido, amante actual de su hermana Agripina. En la conspiración también habría formado parte la otra hermana del emperador, Julia Livila. No es extraño que al salir de Roma el emperador ya sospechara algo pues los tres habían viajado con él a Germania.
              Calígula, sumamente dolido ante la traición de tres de las personas más cercanas a él, mandó ejecutar a Lépido. Y a sus hermanas las exilió a la isla de Pandataria (donde también sufrió destierro la hija de Augusto). Agripina sufrió además la gran humillación de tener que trasladar en una urna hasta Roma los restos de su amante. Ésta, antes de partir al destierro, tuvo que sufrir además el más grande dolor de su vida, pues su marido acababa de morir, y la única persona que le importaba en la vida, su hijo Nerón, pasó al cuidado de la hermana de su esposo, Domicia, enemiga declarada de Agripina; aquella aprovechó la ocasión para ganarse el corazón de su sobrino y alejarlo para siempre de su madre. Consternada la orgullosa hija de Germánico partió hacia la isla junto con Livila. Antes de su partida, Calígula les recordó a ambas que “no sólo tenía islas, sino también espadas” (Suetonio. Vida de Calígula, 29). Hizo traer de Roma todas las joyas y posesiones valiosas de sus hermanas para subastarlas en Lyon a unos galos deseosos de poseer objetos de la familia imperial.


Agripina la menor. Siglo I d.C. Milán. Museo Arqueológico
Fuente: Por © José Luiz Bernardes Ribeiro /, CC BY-SA 3.0, 

              ¿Qué podría haber motivado  el odio de sus familiares más cercanos hacia el emperador? Está claro que tras la muerte de Drusila todos habían perdido privilegios. Lépido además había tenido que padecer la humillación constante que le suponía la desbordante obsesión de Calígula hacia su esposa y hermana de aquél, Drusila. Por otro lado, Agripina y Livila no debían haber visto con buen ojo la predilección de Calígula por ésta ni la pérdida de interés por ellas tras la muerte de la joven. A Agripina la empujaban también las grandes ambiciones que albergaba para su hijo, único descendiente varón del emperador. Más difícil discernir lo que animaba a Livila. Se rumorea que era amante de Séneca y que ésta había caído en desgracia ante el César. Pero son sólo conjeturas. De una manera u otra, de la noche a la mañana, Calígula se quedó sin familia, pues nunca mostró interés alguno por el pequeño Nerón.
              Aunque la conspiración fracasó, Calígula reforzó la seguridad en torno a él, sufriendo a partir de entonces un miedo atroz a ser asesinado. Su ánimo estaba tan alterado que cuando el Senado envió una delegación encabezada por su tío Claudio a felicitarlo por haber acabado con la conspiración, los trató con gran desprecio, mandado a arrojar a Claudio al río. Tanto el Senado como su propia familia lo habían traicionado y ya nadie estaría seguro cerca de él.

domingo, 3 de diciembre de 2017

Política exterior de Calígula

En Oriente, tanto Augusto como Tiberio habían mantenido una política dirigida al mantenimiento de una serie de reinos clientes en las fronteras del Imperio. Tiberio se vio obligado a intervenir más directamente anexionando Capadocia y Comagene a Roma. Calígula deshizo estas actuaciones pues entregó de nuevo Comagene al descendiente del antiguo rey ampliándole su territorio a costa de la provincia de Siria. No sólo eso, sino que también devolvió al rey todos los impuestos cobrados por Roma mientras estuvo anexionada. Este comportamiento puede deberse a relaciones de amistad con los hijos de algunos de estos reyes que se educaban en Roma más que a una política premeditada.


Ptolomeo de Mauritania. Siglo I d.C, París. Museo del Louvre

Sin embargo, en el otro extremo del Mediterráneo, en Mauritania, su intervención fue diametralmente opuesta pues mandó asesinar al rey Ptolomeo (primo segundo suyo en cuanto a nieto de Marco Antonio y Cleopatra) y anexionó la provincia. Mucho se ha debatido sobre esta decisión: algunos hablan de problemas internos en la zona mientras que otros historiadores, basándose en las fuentes clásicas, abogan por los celos del emperador ante un monarca de su sangre al que podía considerar un rival.
Por otro lado, preparó una expedición militar a Germania sin ningún fundamento objetivo. Es posible que deseara continuar con el proyecto de su padre de llevar la frontera hasta el Elba o que quizás Calígula deseara ganarse el título de imperator que ostentaba sin haber pisado un campo de batalla. La campaña fue totalmente inútil aunque no menos escandalosa que su vida en Roma. Llegó hasta el Rin acompañado de sus dos hermanas, de Lépido (viudo de Drusila) y un séquito de pretorianos. El estado de abandono en el que encontró el campamento le llevó a purgar al ejército de todos los generales incompetentes y se embarcó en una serie de incursiones contra los germanos. Hasta en 7 ocasiones fue saludado por las tropas como imperator, algo que él se encargó de magnificar en su publicidad en Roma. Antes de retirarse a pasar el invierno a Lugdunum (Lyon) puso en marcha el reclutamiento de tropas que conformarían dos nuevas legiones, las primeras creadas desde la batalla de Teutoburgo.
En nada quedó también su proyecto de conquistar Britania. A pesar de que ninguna legión había cruzado el canal de la Mancha desde hacía un siglo, la influencia romana había crecido allí de manera constante. La isla estaba dividida entre una serie de belicosos caudillos rivales. Uno de aquellos, hijo de Cunobelino, rey de los catuvellaunos, cuyos territorios abarcaban parte de la Britania central  y oriental, al fracasar en su intento de  conquistar Kent, se dirigiera a Calígula. Esto fue un gran golpe de efecto para el emperador pues propagó la noticia que Britania se había rendido a él. No obstante, su intervención se redujo a una concentración de tropas en la Galia para después devolverlas a los cuarteles tras pactar con los reyes britanos.

Sestercio de Calígula. En el reverso el emperador arenga las tropas

Otras versiones de sus gestas militares corrían por la ciudad del Tíber. Se decía que había salido huyendo nada más atisbar algunos contingentes bárbaros y que sus combates eran contra  germanos de su propia guardia privada “Como no tenía enemigo contra quien combatir, ordenó que unos germanos de su guardia atravesaran el Rin y se ocultaran, y que se le anunciara después del almuerzo, con el mayor alboroto posible, que el enemigo estaba cerca. Ejecutadas sus órdenes, se lanzó con sus amigos y una parte de la caballería pretoriana al bosque cercano y, después de haber cortado algunos árboles que cortaron a modo de  los trofeos, regresó a la luz de las antorchas, censuró la cobardía e indolencia de aquellos que no le habían seguido, y recompensó a sus compañeros y partícipes de su victoria con coronas de nuevo tipo y de una nueva denominación, adornadas con la figura del sol, la luna y las estrellas, que llamó corona exploratorias” (Suetonio. Vida de Calígula, 45,1). También se rumoreaba que de Britania el único tesoro que traía eran cofres llenos de conchas marinas recogidas por sus soldados “Como si se hallara dispuesto a dar fin a la guerra, colocó sus tropas en orden de batalla sobre el litoral del océano, sitúo balistas y máquinas de guerra sin que nadie supiera ni pudiera imaginar qué era lo que pensaba hacer, y, de repente, ordenó recoger conchas y llenar con ellas los cascos y los pliegues de las ropas, diciendo que eran los despojos del océanos que se debían al Capitolio y al Palatino” (Suetonio. Vida de Calígula, 46, 1)
Aunque estas habladurías hay que tomarlas con cierta prudencia, lo cierto es que salvo la anexión de Mauritania (y ésta conseguida de forma ignominiosa), Calígula no aportó gran cosa en la definición de las fronteras del Imperio.