lunes, 17 de diciembre de 2018

Claudio en su faceta de escritor

Durante su difícil adolescencia en el seno de la familia imperial, Claudio (ignorado por casi todos sus ilustres parientes) se volcó en la investigación histórica dando lugar a una vasta producción literaria que nadie se tomó muy en serio. Es una lástima que no haya llegado hasta nosotros ninguna de sus obras, pero por las fuentes antiguas sabemos que fue muy prolífico y que sus historias abarcaron desde los tiempos antiguos al Principado de Augusto (en el que vivió hasta su juventud).
Sus creaciones principales fueron una historia de los etruscos junto con un diccionario del idioma de esta enigmática civilización, 8 libros sobre la historia de Cartago y un curioso libro sobre el juego de dados. Escribió también una Defensa de Cicerón contra los libros de Asinio Galo. Asimismo Suetonio indica que firmó una autobiografía en 8 volúmenes, idea que recogió el genial Robert Graves para crear su mítica novela Yo, Claudio. Suetonio subraya que éste último libro era de escritura elegante aunque de contenido absurdo, según su opinión.
En cuanto a la historia romana tomó como punto de partida el asesinato de César para después continuar con la Pax Augusta, pero lo abandonó porque tanto su madre Antonia como su abuela Livia censuraron muchos pasajes de la obra, poniendo coto a su libertad de expresión. Así y todo completó 41 tomos.


Claudio. Siglo I d.C. Roma. Museos Vaticano

Claudio escribió influenciado por el gran historiador romano Tito Livio. Un rasgo común en todas sus obras era el gran detallismo en la narración, lo que en ocasiones podía cansar al lector, pero que demuestran sus grandes conocimientos sobre multitud de temas históricos. De hecho, en su política puso de manifiesto la gran admiración que sentía por Julio César intentando llevar a cabo, durante su Principado, muchos de los proyectos interrumpidos por la muerte del dictador.
Sin embargo, debido a la opinión que sus contemporáneos tenían de él, no tuvo mucha suerte en la difusión de su obra. Cuenta Suetonio que “la primera vez que la confió a un auditorio numeroso, a duras penas consiguió acabar de leerla, pues él mismo enfriaba a cada paso su propio ardor. En efecto, al comienzo de su lectura, la obesidad de uno de sus asistentes hizo que se rompieran varios asientos, y este hecho dio lugar a que estallaran las risas; luego, incluso cuando se calmó el alboroto, no podía dejar de recordar a cada instante el incidente, lo que volvía a provocar las carcajadas” (Vida de Claudio, 41, 1). Por circunstancias de este tipo, continúa Suetonio, que siendo ya emperador “dio constantemente lecturas públicas [de lo que escribía] recurriendo a los servicios de un profesional” (Vida de Claudio, 41, 2).
Escribió también dos historias en griego: la de los tirrenos, en 20 volúmenes, y la de los cartagineses (ya mencionadas). “Por este motivo, se añadió al antiguo Museo de Alejandría otro nuevo que llevaba su nombre, y se estableció que todos los años, en una fechas determinadas, se leyeran, como en un auditorio, en uno la historia de los tirrenos, y en el otro la de los cartagineses, por entero y alternándose lectores” (Suetonio. Vida de Claudio, 42, 2).
Las fuentes también hablan de que Claudio inventó tres letras nuevas y siendo emperador logró que se generalizara su empleo. No obstante, cayeron en desuso a su muerte por no considerarse necesarias. Dos de ellas, cumplían la función de las actuales Y y W.

Letras Claudias
Fuente: De Desconocido - English Wikipedia[1], Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=2914092

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