La muerte de Domiciano sin
herederos puso fin a la Dinastía Flavia que había dado estabilidad al Imperio y
cuya política constructora dejó obras imponentes, entre ellas el que aún hoy es
el símbolo de Roma: el Coliseo. Al día siguiente del asesinato de Domiciano, el
Senado nombró emperador a Marco Coceyo Nerva, un veterano miembro de la Curia
de 66 años que adquirió un gran prestigio por su eficiencia durante los
Principados de Nerón, Vespasiano, Tito y Domiciano.
La forma en la que Nerva
llegó a ser emperador aún es motivo de debate; pues a pesar de haber ostentado
altos cargos, de ser leal partidario de la Dinastía Flavia y de tener grandes
dotes en tareas administrativas, no se sabe mucho de las tareas que llevó a
cabo. Algunos historiadores alegan que participó en la conspiración contra
Domiciano, pero con certeza nada se sabe. En realidad parece que por su edad, frágil
salud y ausencia de hijos, se pensó en Nerva como medida transitoria hasta
encontrar el emperador que deseaba tanto el Senado como la Guardia Pretoriana
como las legiones.
Nerva había vivido la
inestabilidad y los disturbios que tuvieron lugar tras la muerte de Nerón y
para evitar que se repitiera la misma situación aceptó el nombramiento. Asumió
sin ningún escándalo los títulos de Imperator Caesar Augustus.
Lo primero que hizo fue
jurar la restauración de los derechos que se habían perdido durante el gobierno del último
emperador Flavio y puso fin a las persecuciones de Senadores. Acto seguido,
aprobó junto al Senado la Damnatio
Memoriae hacia Domiciano: se fundieron todas sus monedas, se destruyeron
sus estatuas, se borró su nombre de todos los lugares públicos, y su Palacio
fue denominado como “Casa del Pueblo”.
El propio Nerva descartó vivir en él y se alojó en la antigua Villa de
Vespasiano en los Jardines de Salustio. Se buscaba borrar de la faz de la
tierra cualquier recuerdo de la existencia de Domiciano.
Al haber sido nombrado emperador sólo por el
Senado, Nerva llevó a cabo una serie de medidas para granjearse el favor del
pueblo, de la Guardia Pretoriana y de las legiones. Entre estas, destacan la distribución de 75 denarios a cada
ciudadano, un donativum de 5000
denarios a cada soldado y a los pretorianos. Además, para congratularse con
estos últimos que exigían la condena de los asesinos de Domiciano, restituyó a
Casperio Eliano como Prefecto del Pretorio.
A pesar de todo ello y
de haberse impedido una guerra civil gracias a la rápida transferencia de poder
desde Domiciano a Nerva, la posición del nuevo emperador era sumamente frágil.
A esto se unía su carácter benevolente que le dificultaba a la hora de imponer
su autoridad.
En conclusión, el papel
fundamental que jugó Nerva fue el de servir de puente para una nueva
transmisión de poder y la confirmación que el régimen imperial no podía
implicar nunca la plena marginación del Senado. Igualmente inició el ciclo que se conoce como el de los "cinco emperadores buenos"