Tiberio como ya he apuntado en algunas ocasiones
no se caracterizó por su afán de renovación, sino que siguió durante todo su
Principado las mayoría de las directrices marcadas por Augusto. Su principal
objetivo fue salvaguardar el Imperio, asegurando la seguridad interna y
externa, además de consolidar el nuevo sistema político, intentando de evitar
que diera lugar a una autocracia. Para llevar a cabo sus proyectos se rodeó de
consejeros de su confianza a los que conocía desde su juventud pues lo habían
acompañado en sus largas campañas militares.
Tiberio. Siglo I d.C. Florencia. Museo Arqueológico
Fuente: Di I, Sailko, CC BY 2.5, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=5539382
Sin embargo, las
relaciones entre Tiberio y los miembros del Senado fueron muy diferentes a las
que mantuvo Augusto. El hijo de Livia, que albergaba desde siempre cierto espíritu
republicano, intentó que su relación con la más alta institución romana estuviera
gobernada por una cierta moderación. Tiberio pretendió establecer un equilibrio
de poderes en lugar de que el emperador estuviera en un nivel jerárquico
superior. En la misma línea, quiso dejar claro una neta diferencia entre los
honores que se debían tributar al emperador en vida y aquellos que se otorgaban
a los divinos Julio y Augusto.
Sin embargo, muchos
senadores acostumbrados a un papel secundario no asimilaron bien volver a
desempeñar un papel fundamental en cuestiones de Estado y continuaron adulando
al emperador, obstaculizando así el deseo de Tiberio de restaurar la
importancia de esta institución republicana. Así y todo, el emperador sobre
todo en los primeros años de su gobierno, consultaba cada cuestión con los
senadores respetando la libertad de expresión. Igualmente, amplió las funciones
administrativas de la Curia. Por ello, las magistraturas conservaron su
dignidad y el Senado se vio favorecido mediante algunos procedimientos:
- Aunque era habitual que el emperador propusiese algunos candidatos para determinados cargos, que eran electos con posterioridad formalmente en la Asamblea de los Comicios Centuriados, Tiberio abolió esta medida y otorgó a los senadores la labor de elegir a los magistrados.
- Al mismo tiempo, Tiberio decidió asignar a los senadores el poder juzgar a los miembros de la Curia y a los caballeros de alto rango que hubieran sido acusados de delitos particularmente graves, como homicidio o traición.
- Los senadores también fueron investidos con la potestad de juzgar, sin la intervención del emperador a los gobernadores de provincia.
- También se designó al senado la jurisdicción de temas religiosos y sociales en toda Italia.
No obstante, cuando
Tiberio se recluyó en Capri, para evitar que el Senado tomase decisiones no
gratas para él, especialmente en los numerosos procesos de lesa majestad
promovidos por Sejano, estipuló que cada decisión tomada por el Senado debía
aplicarse sólo 10 días después para de
este modo poder controlar, aún en la lejanía, la actividad de los senadores.
Curia Julia. Siglo IV d.C. Roma 2013
Tiberio consultaba
frecuentemente al Senado mediante senatus
consulta sobre cuestiones fuera de su competencia, como por ejemplo en lo
relativo a cuestiones de carácter religioso, ámbito en el que el emperador
mostró una especial aversión contra los cultos orientales. En el año 19 se
consideraron ilegales los cultos caldeos y judaicos en Italia siendo aquellos
que los profesaban expulsados del país u obligados a enrolarse en el ejército.
De una forma u otra los alejaba de Italia y, en caso del ejército, ordenaba
enviarlo a las peores regiones para evitar así la difusión de su fe.
Por otro lado, Tiberio
reformó parcialmente las leyes de Augusto contra el celibato, creando una
Comisión para imponer penas menos severas a los solteros o a aquellos que
estando casados no tenían hijos.
Entre las novedades más
importantes del gobierno de Tiberio estaría la aprobación de la lex de maiestate, que estipulaba que
fueran perseguidos y condenados todos aquellos que cometieran delito de ofensa
a la majestad del pueblo romano. Sobre la base de una ley tan vaga podía
considerarse culpable el responsable de una derrota militar o aquel que hubiese
gestionado mal la administración del Estado. La ley se convirtió en un
instrumento en manos del emperador, del Senado y sobre todo, del prefecto del
Pretorio Elio Sejano para incriminar a opositores políticos. Tiberio, sin
embargo, se mostró frecuentemente contrario a las sentencias políticas,
evitando que los procesos fueran determinados de recomendaciones o enemistades,
incitando a los magistrados a reaccionar con total honestidad. No obstante,
esta ley fue uno de los pilares del odio hacia Tiberio sobre todo debido a la
arbitrariedad con la que actuó Sejano.
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