Busto de Tiberio. Siglo I d.C. París. Museo del Louvre
Fuente: "Tiberius
bust". Con licenza CC BY-SA 3.0 tramite Wikimedia Commons - https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Tiberius_bust.jpg#/media/File:Tiberius_bust.jpg
En el año 1 a.C. habían expirado los poderes de tribuno y el imperium maius que ostentaba Tiberio (y que no fueron revocados cuando se exilió) por lo que a partir de ese momento el hijo de Livia dejó de ocupar cargo público alguno.
En
ese momento (con Julia ya en el exilio y legalmente divorciado) envío una carta
a Augusto solicitando permiso para volver a Italia como un privado para visitar
a su madre y a su hijo Druso el Menor a quienes echaba mucho de menos. La
petición fue duramente rechazada por el emperador que le espetó “debes
abandonar toda esperanza de visitar a la familia de la que estuviste tan
deseoso en desertar”. (Suetonio. Vida de Tiberio. 11-12). Tan tajante
respuesta puso de manifiesto el rencor de Augusto hacia su exyerno, a quien no
había perdonado su abandono ni la desgracia de Julia ya que en su fuero interno
lo consideraba responsable de la misma debido a la frialdad con la que siempre
trató a su hija. Ni siquiera cedió el Príncipe ante los ruegos de Livia, que
desde que Julia marchó hacia
Pandataria imploraba por el regreso de su hijo.
Lucio César. Siglo I a.C. Cuenca. Museo
No
obstante, el duro golpe que supuso para Augusto la repentina muerte de Lucio
César (acaecida el 2 d.C.) le hizo replantearse la situación de Tiberio y le
permitió regresar a Roma como un privado. Este cambio de opinión obedeció en
gran parte al temor que le producía el hecho de que la herencia imperial
recayeran exclusivamente sobre los frágiles hombros de Cayo César, aún tan joven e inexperto.
Aunque de momento no contaría con Tiberio para ningún trabajo oficial, tener un
hombre de su experiencia y valía cerca para caso de emergencia le inspiraba
cierta tranquilidad a un emperador que contaba en esas fechas con 64 años (una
edad muy avanzada para la época).
Previamente
Tiberio, al conocer el fallecimiento de su hijastro Lucio, había enviado a
Augusto una sentida condolencia repleta de elogios hacia el desventurado joven.
Cuando
regresó a Roma, Tiberio se alejó del centro de la vida pública y se trasladó a
vivir a la villa que había sido de Mecenas en el Esquilino. Incluso cuando
acompañó a su hijo Druso a asumir la toga virilis al templo de Marte
Vengador lo hizo con absoluta discreción para no llamar la atención ni irritar
al emperador.
Auditorium de Mecenas. Restos de la Villa donde vivió Tiberio. Siglo I a.C.
Fuente: Con licenza CC BY-SA 3.0
Sólo el amor de Augusto hacia Roma y su inseguridad ante su futuro
cuando él no estuviera consiguieron vencer a su orgullo. Una vez más el
emperador demostró que para él la eternidad de su ciudad de mármol estaba por
encima de todo, incluso de cualquier sentimiento o emoción.
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