Roma se mira en el Coliseo como en un espejo y la
imagen que proyecta es la de su eternidad. Es curioso que un arte romano en
tantas ocasiones infravalorado haya sido capaz de levantar dos de los edificios
más imponentes y bellos del mundo: el Anfiteatro Flavio y el Panteón de Agripa.
Con éste, inicio hoy una serie de artículos
dedicados al monumento romano más legendario e icónico, reflejo genuino de la
grandeza del mayor Imperio que ha existido.
Antecedentes
En el año 29 a.C. se construyó en
el Campo de Marte el primer gran anfiteatro de la ciudad de Roma, que quedó
destruido durante el incendio del año 64 d.C. en época de Nerón.
Así, tras la muerte de éste, y en
un llano entre las colinas del Celio, Esquilino y Palatino en unos terrenos que
ocupaba la Domus Aurea (lugar
destinado al disfrute del último emperador de la dinastía Julio- Claudia) Vespasiano durante el año 70 d.C. mandó edificar con el botín de las guerras
judías el más espectacular edificio para al entretenimiento del pueblo romano. La
ubicación del nuevo anfiteatro era el espacio ocupado por el gran lago
artificial de los jardines de Nerón ante el coloso con su imagen, de ahí que el
anfiteatro Flavio se conociera popularmente como Coliseo. Su construcción duró
unos 10 años, por lo que el encargado de inaugurarlo fue Tito en el año 80 d.C.
Materiales y
estructuras
El Coliseo es sin duda la obra
cumbre de la ingeniería romana y en su edificación se usaron las más variadas
técnicas constructivas. La propia ubicación del edificio obligó a excavar hasta
14 metros y realizar una cimentación a una profundidad de 13 metros de hiladas alternando
argamasa de cal y piedras.
Se utilizaron diferentes materiales en su
construcción tales como travertino, hormigón, madera, ladrillo, piedra, mármol
y estuco.
Los arcos y las pilastras son de travertino realizados
sin argamasa. En la parte inferior y en los sótanos se usó toba colocada del
mismo modo. Por su parte, las bóvedas de los pasillos internos se hicieron
vertiendo argamasa de cemento directamente sobre las cimbras de madera, una
innovación para aligerar el peso.
Para aliviar el impacto del sol, el edificio
constaba de un velario (cubierta de tela) que se desplegaba a través de poleas
durante los meses más calurosos del año. La tela (primero realizada en vela y
después en lino) se apoyaba en un entramado de cuerdas, sin bien, el mecanismo
exacto utilizado se desconoce aún hoy en día. Se han encontrado los huecos
donde se sujetaban los 250 mástiles de madera que soportaban las cuerdas que
irían ancladas al suelo para contrarrestar el excesivo peso.
Exterior
La planta elíptica del Coliseo
mide 188 metros de largo por 156 metros de ancho y se eleva a más 50 metros.
Su fachada externa se compone de tres
niveles que se dividen en 80 arcadas en las que se superponen los tres órdenes:
toscano, jónico y corintio, en una fórmula ya usada en el Teatro Marcelo y que
tendrían gran difusión a partir del Renacimiento. El cuarto piso en forma de
pared ciega con pilastras adosadas y pequeñas ventanas fue añadido por
Domiciano. Las comunicaciones entre los pisos se realizaban a través de
escaleras y galerías concéntricas.
El revestimiento exterior es de
travertino pero algunos pasillos fueron enyesados y adornados con relieves
policromados de los que aún se conservan algunos restos. Bajo los arcos se
alzaban una serie de esculturas.
Interior
Con capacidad para más de 50.000 espectadores y
estructura radial, el graderío seguía el esquema de este tipo de edificios en
la Antigua Roma, es decir, en ellos se distribuía el público según su condición
social.
Dividido en cinco niveles, en el piso más cercano a
la arena se situaba el palco imperial y otro reservado al magistrado que a
veces presidía los juegos. Los dos palcos se ubicaban en ambos extremos del eje menor. El resto de
este graderío inferior lo ocupaban senadores, magistrados, sacerdotes y quizás
las vestales. Los espectadores, al estar tan próximos a la arena, estaban
protegidos por una red metálica.
A medida que se ascendía se acomodaban
los magistrados que no pertenecían al Senado, los ciudadanos ricos y los
pobres, y en el último, cuyos asientos eran de madera (el resto eran de mármol)
la plebe, los esclavos y las mujeres.
El acceso hasta las gradas se
realizaba a través de 76 vomitorios que permitían la entrada y el desalojo de
mucha gente en poco tiempo (unos 20 minutos tardaba en vaciarse), en un sistema
que aún se usa en los estadios actuales.
La arena, que era un óvalo de 75
por 44 metros, se apoyaba sobre un laberinto subterráneo donde se instalaban
las jaulas para las fieras, se alojaban los gladiadores y condenados. Aquí
también se ha hallado un sistema impermeable de conducción de agua que permitía
transformar la arena en un estanque para la organización de naumaquias. Este
subterráneo, con una profundidad de 6 metros es conocido como hipogeo y es de
época de Domiciano. El suelo disponía de varias trampillas y montacargas que
comunicaban el sótano con el exterior y eran usados en los espectáculos.
Usos
Aunque el anfiteatro estaba diseñado principalmente
para albergar las luchas entre gladiadores también se destinó a otros usos muy
populares entre el pueblo romano como las venatio
o caza de animales, representaciones mitológicas con condenados a muerte o naumaquias, aunque no está claro si
estas últimas se llevaron alguna vez a cabo en el Coliseo, si bien la
arqueología demuestra que sí.
En cuanto a los martirios infringidos
a los cristianos, los escritos antiguos no dejan claro que hayan tenido lugar
en el Coliseo, a pesar de que la Iglesia Católica lo nombró lugar santo en el
siglo XVIII y aún celebra entre sus muros el Viacrucis cada Viernes Santo. Los
lugares de martirio están muy vagamente descritos y podían haber sido sin duda
cualquier estadio o incluso el Circo Máximo.
El Coliseo a través
de los siglos
El Coliseo desde el primer momento se convirtió en
el centro de gravedad del mundo romano y por todo el imperio se edificaron
anfiteatros siguiendo su esquema constructivo, aunque ninguno igualaría su
grandeza y leyenda.
En el año 217, el edificio fue gravemente dañado
por un incendio que destruyó el suelo de madera, por lo que tuvo que
restaurarse en múltiples ocasiones, mientras estuvo en uso hasta mediados del
siglo VI, aunque la última pelea de gladiadores sobre su arena tuvo lugar
en el año 435.
En la Edad Media el majestuoso inmueble experimentó
grandes cambios: se construyó una pequeña iglesia en su interior, sus arcadas se
usaron para acoger fábricas, fue una fortaleza e incluso un
cementerio…..así hasta caer en un estado de abandono que le produjo un gran
deterioro, agravado por los sucesivos terremotos. Uno de éstos en 1349 derrumbó
el lado sur. A partir de ahí el monumento sirvió como cantera para construir
otros edificios en la ciudad de Roma, tónica que siguió durante la Edad
Moderna, hasta que en 1749 Benedicto XV consagró el monumento como lugar
sagrado dedicado a los mártires cristianos que fueron allí torturados (aunque
hoy en día se cree que aquellos murieron sobre todo en el Circo Máximo). A
partir de ahí se inició un proceso de mejora y consolidación del monumento que
continua en la actualidad.
Designado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco
en 1980 (junto al resto del centro histórico de la Ciudad Eterna) hoy en día el
Coliseo es Roma, y no sólo eso, pues es el monumento más visitado de Italia, el
único de Europa elegido por el público como una de las Siete maravillas del
Mundo Moderno, concurso celebrado en Lisboa en el año 2007. En julio de 2016
terminó la restauración de todo el exterior, sufragado por el empresario
italiano Diego della Valle, dueño de Tod’s
. Aún siguen los trabajos en el interior del edificio. 1940 años después el
Coliseo desafía al tiempo más deslumbrante que nunca y sigue en pie,
sosteniendo entre sus arcadas milenarias la
inmortalidad de Roma.
Impresionante!!!!! seguramente también habría bares con bebidas frías y comidas calientes, aunque todavía no se fabricaba hielo. También tendrían letrinas pero eso nunca te lo enseñan cuando lo visitas, o yo no me acuerdo.
ResponderEliminarSeguramente, pero hay q recordar que lo q queda de él es su esqueleto interno. A saber todo lo q se ha perdido. Saludos
ResponderEliminarEs que no hay nada que añadir.... Lo más majestuoso que podemos ver de aquella época, una verdadera lástima que sus compañeras, la meta sudans y el coloso no hayan sobrevivido, siempre me ha llamado la atención la historia del coliseo... Conoces algún sitio en donde se pueda encontrar con detalle como fue la historia de este monumento?
ResponderEliminarComo has dicho, no se puede añadir más...este artículo que te dejo me gustó mucho https://www.alejandradeargos.com/index.php/es/completas/11-viajes/41621-el-coliseo-maquina-de-poder y las fotos son espectaculares. Si encuentro alguno más te lo diré. Saludos
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