No hay para mí escena
más épica en la historia del cine que aquella en que Judá Ben Hur se enfrenta
sobre una cuadriga, tirada por cuatro bellísimos caballos blancos, a otra, si cabe
más hermosa de caballos negros, bajo la égida del malísimo Mesala en el circo
de Jerusalén.
Aunque las carreras de
caballos en Roma derivan de las etruscas y griegas, según una leyenda fue
Rómulo quien celebró una primera competición de este tipo al poco tiempo de la
fundación de la ciudad, como estrategia para entretener a los sabinos mientras
que los romanos raptaban a sus mujeres.
Poco a poco, estos
espectáculos alcanzaron gran popularidad en la ciudad del Tíber, tanto que eran
frecuentes los altercados entre los aficionados de uno y otro equipo. Éstos
estaban financiados por diferentes grupos. Los aficionados no sólo apostaban
grandes cantidades de dinero por uno u otro equipo, incluso a veces hasta su
propia libertad. En muchos casos las
peleas entre aficiones acaban convirtiéndose en batallas campales.
Mosaico de carrera de
cuadrigas. Siglo IV d.C. Akaki. Chipre
Foto propiedad del Departamento
de Antigüedades de Chipre
Los juegos se iniciaban
mediante un desfile ritual presidido por un magistrado montado en una cuadriga
y vestido con los atributos de Júpiter Capitolino. Le seguían sus clientes
vestidos de blanco, los aurigas y los sacerdotes que portaban las imágenes de
los dioses. Las carreras podían durar desde el amanecer hasta el ocaso.
A continuación se
realizaba un sorteo para determinar qué posición ocuparía cada auriga. La
posición más codiciada era la más cercana a la spina pues el carro recorría menos espacio al girar.
Existían 4 equipos: los
Rojos, los Verdes, los Blancos y los Azules. Domiciano creó dos nuevas
facciones (Púrpuras y Dorados) que desaparecieron tras su muerte. En cada
carrera participaban 3 carros de cada color. Los conductores de carros solían
ser esclavos, cuya fama no tenía límites. Si ganaban suficientes carreras
podían incluso comprar su libertad, aunque la esperanza de vida en el gremio no
era muy alta. Algunos nobles también en ocasiones bajaron a competir a la arena
del circo, incluso emperadores como Calígula y Nerón, pero era algo muy
excepcional.
Mosaico de los aurigas que representa las 4 facciones. Siglo II- III d. C. Museo de las Termas. Roma 2011
Los carros habitualmente
eran tirados por 4 caballos (quadrigae)
o dos (bigae). En cuanto a los
caballos, auténticos protagonistas de las carreras, estaban muy bien
adiestrados. Su disposición en el tiro de la cuadriga era fundamental para
aprovechar las capacidades de cada uno de ellos. El más importante era el más
cercano a la spina pues debía saber
cómo y cuándo girar para evitar chocar y conservar la posición. Los preferidos
por los romanos eran los caballos de Hispania, de Sicilia, África, Tesalia y
Capadocia.
Una vez comenzada la
carrera, unos jueces se encargaban de que todo fuera legal, aunque era
frecuente que las corporaciones los sobornaran para que favoreciesen a sus
aurigas.
Una carrera normal
consistía en 7 vueltas alrededor de la spina,
corriendo en sentido contrario a las agujas del reloj. Los huevos y delfines
situados en los extremos indicaban los giros. La única arma con la que contaban
los aurigas era un cuchillo para cortar las riendas que llevaba atada a la cintura y a los caballos,
en caso de accidente. Por tanto, es falso que un carro pudiera llevar cuchillas
en las ruedas como el de Mesala en la famosa película.
Mosaico de un auriga. Siglo III- IV d. C. Villa romana del Casale. Sicilia
Fuente: De No machine-readable author provided. Urban~commonswiki assumed (based on copyright claims). - No machine-readable source provided. Own work assumed (based on copyright claims)., CC BY-SA 3.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=295128
Los accidentes eran algo
cotidiano. En cada carrera había unas cuadrillas que se dedicaban a retirar los
restos de los accidentados. Debían de ser muy veloces porque corrían el riesgo
de ser arrollados por el resto.
La carrera la ganaba el
primer carro en completar las 7 vueltas reglamentarias, independientemente si
llevaba el auriga subido encima o no. De ahí la importancia de la pericia de
los caballos.
Al principio de la época
imperial sólo se celebraban 12 carreras, Calígula las amplió a 24 y en la época
Flavia se elevaron a 48.
El circo por excelencia
era el Circo Máximo de Roma. Ubicado entre el Palatino y el Aventino tenía
capacidad para 250.000 espectadores (muchas más que los mayores estadios de
futbol). Su origen se remonta a la época de los etruscos, aunque fue
reconstruido por Julio César en torno al año 50 a.C. Un edificio imponente del
que sólo queda su trazado y algunos vestigios arqueológicos.
Reconstrucción del Circo Máximo de Roma
Fuente: https://www.youtube.com/watch?v=aksOAH7dYsQ
Este tipo de
competiciones tienen hoy un claro reflejo en el famosísimo Palio de la Asunta que
se celebra todos los años en Siena durante Ferragosto.
Hola:
ResponderEliminarEn el video de la reconstrucción parece que uno de los lados esta con una pequeña curva, no es recto como el lado contrario. Supongo que era para facilitar el giro de las cuadrigas, pero en la película de Hollywood no se aprecia esa ligera curvatura.
En la peli hay 9 delfines, jjajaja así la escena dura más y la disfrutamos mucho más.
Mesala no cortó las riendas y quedó a los pies de los caballos. Se lo merecía por malo.
Por último, creo que esta escena se rodó en el mismo solar donde estaba el Circo Máximo, aunque con decorados claro.
Efectivamente uno de los lados del circo era curvo y otro recto, la diferencia estribaba también en que en uno de ellos se colocaban las carceres o puertas de salida. He investigado y la escena se rodó en los estudios cinecittá en la propia Roma. Aún hoy sigue siendo insuperable. Tengo que reconocer que sólo me gusta el cine de romanos por la recreación ambiental pues como norma general está lleno de tópicos e incorrecciones históricas, siempre en contra de los romanos, jjj.
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