Tiberio
como Júpiter con rasgos muy juveniles. Detalle. Siglo I d.C. Museos Vaticano. Roma 2018
Esta corriente negativa
hacia su figura puede tener su origen en varias causas. Ante todo, el carácter
del emperador, tan alejado del de Augusto que siempre fue cercano y afable con
todo el mundo. Tiberio era muy introvertido, tímido, “caminaba con la cabeza erguida y echada hacia atrás, de ordinario
fruncido el entrecejo y casi siempre en silencio, sin cambiar ninguna o muy
contadas palabras incluso con los que estaban a su lado, y aún éstas con una
extrema lentitud y acompañándolas de un blando movimiento de sus dedos”.
(Suetonio. Vida de Tiberio. 68,3). La
desaparición de las dos únicas personas que amaba: su hermano Druso y su amada
esposa Vipsania (de la que se divorció obligado para casarse con Julia) lo
convirtieron en un hombre amargado y resentido con el mundo, que dio rienda
suelta a su condición vengativa en cuanto tuvo el poder. Por ejemplo, durante
el mismo año 14 dejó morir lentamente de hambre y miseria a la que había sido
su esposa, Julia, y que se encontraba desterrada en Reggio.
Aunque durante el Principado de Augusto, el hijo de Livia se comportó de manera prudente escondiendo su verdadera naturaleza, tras la muerte de Germánico, de su hijo Druso y, sobre todo, de su madre, su manera de conducirse fue empeorando. “Su carácter cambió con el tiempo: mientras que durante el Principado de Augusto se distinguió por su vida y por su fama, tanto en los asuntos privados como públicos; reservado y simulador de virtudes mientras vivieron Germánico y Druso; una mezcla de bien y de mal hasta la muerte de su madre; fue de una execrable crueldad pero ocultando sus vicios, mientras amó o temió a Sejano; al final se lanzó, a un tiempo, al crimen y al deshonor, una vez que alejados el pudor y el miedo, sólo obraba según su carácter” (Tácito. Anales. Libro VI. 51,3).
Tiberio en el Ara Pacis Augustae. 9-13 a.C. Roma 2014
Aunque durante el Principado de Augusto, el hijo de Livia se comportó de manera prudente escondiendo su verdadera naturaleza, tras la muerte de Germánico, de su hijo Druso y, sobre todo, de su madre, su manera de conducirse fue empeorando. “Su carácter cambió con el tiempo: mientras que durante el Principado de Augusto se distinguió por su vida y por su fama, tanto en los asuntos privados como públicos; reservado y simulador de virtudes mientras vivieron Germánico y Druso; una mezcla de bien y de mal hasta la muerte de su madre; fue de una execrable crueldad pero ocultando sus vicios, mientras amó o temió a Sejano; al final se lanzó, a un tiempo, al crimen y al deshonor, una vez que alejados el pudor y el miedo, sólo obraba según su carácter” (Tácito. Anales. Libro VI. 51,3).
¿Hasta dónde son ciertas
estas afirmaciones?. Aunque Tácito y Suetonio coinciden en la modestia y buen
gobierno de Tiberio en sus primeros años como emperador, ambos tienen una
concepción peyorativa de él, sobre todo el segundo que hace especial hincapié
en su obra de la depravación moral a la que se abandonó el emperador en su
villa de Capri en sus últimos años de reinado, aunque él mismo acaba
reconociendo que “se le atribuían vicios
aún peores y más indignos, de tal
naturaleza que apenas es lícito exponerlos u oírlos contar, y menos aún
creerlos” (Vida de Tiberio.
44,1). Los pocos historiadores favorables a Tiberio suelen esgrimir que esas
historias son la venganza de los dos historiadores latinos, miembros de
familias senatoriales muy perjudicadas por la consolidación del poder imperial.
Yo siempre me he preguntado ¿por qué no atacaron en ese caso del mismo modo a
Augusto?. Mi opinión es que debe haber
algo cierto en la manera cruel de comportarse de Tiberio aunque ellos hayan
exagerado la realidad y que sobre todo fue víctima de su propio carácter. En esta dirección apunta el hecho de que a Tiberio no se
le aplicara la Damnatio Memoriae (reservada
a los emperadores más nefastos) ni que se destruyeran sus imágenes.
Busto de Tiberio. siglo I d.C. Palermo. Museo Archeologioco Regionale
Fuente: "Tiberius palermo" di User:ChrisO - Opera propria. Con licenza Pubblico dominio tramite Wikimedia Commons - https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Tiberius_palermo.jpg#/media/File:Tiberius_palermo.jpg
Por otro lado, la dejadez de las funciones
inherentes a su cargo provocó el abandono de sus obligaciones. Ello unido a las
sospechas del pueblo sobre su intervención en la muerte de su venerado
Germánico y el período de terror llevado a cabo en Roma por Sejano (su
principal consejero) mientras Tiberio disfrutaba de su retiro en Capri le granjearon
el odio y la animadversión de un pueblo romano que a su muerte gritaba con
alegría “¡Al Tíber con Tiberio!” (Suetonio.
Vida de Tiberio. 75,1).
En cuanto a su aspecto
físico nos tenemos que remitir obligatoriamente a la descripción de Suetonio y
a los múltiples esculturas que de él han llegado hasta nuestros días “Era corpulento y robusto, de una estatura
que sobrepasaba lo normal; ancho de espaldas y de pecho, tenía también sus
restantes miembros bien proporcionados y armoniosos de la cabeza a los pies; su
mano izquierda era más ágil que la
derecha, de unas articulaciones tan firmes que podía taladrar con el dedo una
manzana fresca y sana, o herir de un capirotazo en la cabeza a un niño, o
incluso a un adolescente. Su tez era blanca, y se dejaba crecer bastante el
cabello en el cogote, de suerte que le cubría incluso la nuca, lo que parecía
ser en él un rasgo distintivo de la familia; tenía un rostro noble aunque lleno
de granos que le salían de repente, y unos ojos muy grandes, que cosa
extraordinaria podían ver incluso de noche y en las tinieblas, pero por poco
tiempo y nada más despertarse” (Suetonio. Vida de Tiberio. 68,1-2). A mí siempre me ha llamado la atención
cuando contemplo sus retratos el gran parecido de la expresión de los ojos de
Tiberio con los de su madre Livia y su hermano Druso.
Livia (Siglo I d.C. Copenhage. Carlsberg Glyptotek) flanqueda por Druso a la izquierda y Tiberio a la derecha (Copias de busto en el Ara Pacis Augustae).
Por lo demás, era una
persona culta que había recibido la mejor educación estando siempre muy
interesado en las letras griegas y latinas al mismo tiempo que en las historias
míticas. A pesar de que conocía perfectamente el griego, lo usaba muy poco,
prohibiendo en algunas ocasiones que no se usara otro idioma que no fuera el
latín.
Sin embargo, la gran pasión
de Tiberio fue siempre la astrología. Convencido que el destino de cada uno
está trazado por las estrellas, era indiferente a las prácticas religiosas y al
culto a los dioses.
Mucho más conservador
que Augusto, puso límites a los honores y privilegios que debían recibir las
mujeres, de ahí el origen de sus rencillas con su madre.
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