La pasada semana tuvo lugar un descubrimiento
excepcional en el Foro Romano ligado a los orígenes de la ciudad, y más en
concreto a Rómulo, el mítico fundador de Roma. Bajo la escalera de acceso a la
Curia Julia ha aparecido un sarcófago de 1,40 metros realizado en toba, que se
ha asociado con Rómulo. Según los arqueólogos del Parco Colosseo no se trataría de su tumba (pues no se ha encontrado
ningún resto humano) pero sí afirman que estaríamos ante un cenotafio dedicado
a la memoria del héroe, levantado en el siglo VI (en fechas próxima a su
muerte) junto al Lapis Niger para
honrar su memoria. El Lapis Niger
está asociado funestamente a Rómulo pues algunos creen que marcaba el lugar de
la tumba o el lugar donde fue asesinado, aunque otras fuentes sitúan este
suceso en el Campo de Marte.
Los antiguos romanos afirmaban que Rómulo había sido
asesinado por un grupo de senadores y que su cuerpo había sido despedazado. No
obstante, la leyenda recogida por algunos historiadores clásicos afirmaba que
Romulo había ascendido a los cielos convirtiéndose en el dios Quirino. Ambas
versiones refuerzan la idea de que el sarcófago esté vacío.
Algo que también refuerza las teorías de los arqueólogos
es que Varrón escribió en el siglo I a.C. que Rómulo había sido sepultado
detrás de la Rostra en la misma
posición que se ha encontrado el espacio funerario.
Los investigadores iban tras la pista dejada hace 120
años por el arqueólogo Giacomo Boni que había señalado que en “El Foro Romano a pocos metros del Santuario
del Lapis Niger y del Comicio, está la tumba de un héroe”. No sabemos por
qué no le dio la debida importancia y la idea se perdió en la memoria del
tiempo, ayudada por la construcción de la escalinata de la Curia Julia en 1990
que tapó por completo la zona.
No obstante, hay que ser muy prudentes y esperar a los
resultados finales de la investigación que se reanudará en el mes de abril y se
pretende que sea visitable dentro de dos años
Independientemente a la leyenda a mí me gusta creer que
el primer rey de Roma existió y estos descubrimientos arqueológicos nos acercan
a esa teoría. Esperemos que en unos meses podamos tener algo más claro.
La loba Capitolina. Siglo V a.C. Museos Capitolinos, Roma 2018. Foto propiedd de Francisco Javier Díaz Benito
“Su elevación a la inmortalidad se produjo cuando Rómulo pasaba revista a
su ejército en el "Caprae Palus" en el Campo de Marte. Una violenta
tormenta se levantó de pronto y envolvió al rey en una nube tan densa que le
hizo casi invisible a la Asamblea. Desde ese momento ya no se volvió a ver a Rómulo
sobre la Tierra. Cuando los temores de los jóvenes romanos se vieron aliviados
por el regreso de un sol brillante y de la calma tras un tiempo tan temible, vieron
que el asiento real estaba vacío. Creyendo plenamente la afirmación de los senadores,
que habían estado situados cerca de él, de que había sido arrebatado al cielo
en un torbellino, todavía quedaron, por el miedo y el dolor, algún tiempo sin habla
como hombres repentinamente desconsolados. Por fin, después que algunos tomasen
la iniciativa, todos los presentes aclamaron a Rómulo como "un dios, el
hijo de un dios, el rey y Padre de la Ciudad de Roma". Suplicaron por su
gracia y favor, y rezaron para que fuera propicio a sus hijos y les guardase y
protegiese. Creo, sin embargo, que aun entonces hubo algunos que secretamente
dieron a entender que había sido descuartizado por los senadores (una tradición
en este sentido, aunque ciertamente muy tenue, ha llegado a nosotros).
La
otra, que yo sigo, ha prevalecido debido, sin duda, a la admiración sentida por
los hombres y la aprensión causada por su desaparición. Esta creencia
generalmente aceptada fue reforzada por la disposición inteligente de un
hombre. La tradición cuenta que Próculo Julio, un hombre cuya autoridad tenía
peso en los asuntos de la mayor importante, viendo cuán profundamente sentía la
plebe la pérdida del rey y lo indignados que estaban contra los senadores, se
adelantó en la asamblea y dijo: "¡Quirites! al rayar el alba, hoy, el
Padre de esta Ciudad de repente bajó del cielo y se me apareció. Mientras que,
emocionado de asombro, quedé absorto ante él en la más profunda reverencia, rogando
ser perdonado por mirarle, me dijo: "Ve y di a los romanos que es la voluntad
del cielo que mi Roma debe ser la cabeza de todo el mundo". Que en adelante
cultiven las artes de la guerra, y hazles saber con seguridad, y que transmitan
este conocimiento a la posteridad, que ningún humano podrá resistir las armas
romanas".
Es prodigioso el crédito que se dio a la historia de este hombre, y cómo
el dolor del pueblo y del ejército se calmó con el convencimiento que él creó sobre
la inmortalidad de Rómulo”. (Tito Livio, Ad Urbe Condita, Libro 1).