Aunque la captura de
Carataco supuso un antes y un después en la pacificación de Britania, la zona
continuó siendo fuente de conflicto; la
población autóctona (hastiada del abuso de los gobernadores romanos y de ver
como las fuentes de riqueza de su país apenas recaía en ellos) comenzó a
aliarse con pueblos fronterizos hostiles a Roma. Suetonio Paulino fue enviado
al país britano para dar estabilidad a la conquista.
Britania romana
Mientras que Paulino
estaba intentando apaciguar una revuelta en la Isla de Mona (actual Anglesey),
al norte de Gales varias tribus se unieron contra los romanos tomando como
líder a una mujer, Boudica, viuda del rey de los icenos, Prasutago. Éste, antes
de morir había nombrado herederas a sus hijas junto con Nerón. Sin embargo a su
muerte, las autoridades romanas se apropiaron de todas sus riquezas y
posesiones, violaron a sus hijas y azotaron a Boudica. Ésta encabezó la
rebelión. Su primer objetivo fue Camulodunum
(convertida en colonia romana) que fue arrasada por los rebeldes. Muchos
funcionarios romanos huyeron a la Galia. Había un peligro latente de que Roma
pudiera perder Britania. Suetonio Paulino acudió con rapidez a Londinium, el próximo objetivo de
Boudica, pero no pudo defenderla y se retiró. Los rebeldes la incendiaron y
masacraron a su población.
En la batalla de Watling Street se enfrentaron ambos
contingentes. A pesar de estar en inferioridad numérica, las más disciplinadas
y mejor armadas legiones romanas batieron con relativa facilidad a las huestes
britanas. Boudica y sus hijas se envenenaron para evitar ser apresadas con
vida.
La reina Boudica hablando a los icenos. John Opie. Finales siglo XVIII. Loncres. National Gallery
Las fuerzas romanas
atacaron también los símbolos religiosos que unían a la población nativa como
los centros druidas de isla Mona que fueron devastados. Tal fue el grado de
violencia que los romanos aplicaron para disciplinar Britania que en los siglos
venideros la provincia se mantuvo en paz. Incluso Nerón redujo las legiones en
Britania de cuatro a tres.
El emperador mostró su
disgusto contra de la dureza de los métodos usados por los soldados romanos por
lo que ordenó la sustitución de Suetonio (en parte temeroso de que se volviera contra
él). Para recuperar la administración en
Britania nombró a un galo, Julio Clasiciano, que mostraba el ejemplo de lo que
podía ofrecer Roma a los pueblos sometidos, no sólo opresión sino la ciudadanía
romana e integración.
Nerón, poco interesado
en asuntos militares, no hizo de acto de presencia en la isla durante la
sublevación.
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