lunes, 7 de enero de 2019

Claudio en la literatura y el cine




      Aunque Claudio ha aparecido tanto en numerosas obras literarias como en cine y televisión como personaje secundario, su gran papel protagonista se lo otorgó el gran escritor británico Robert Graves, que ha definido para siempre la imagen que de Claudio se tiene en la actualidad.
La novela Yo, Claudio datada en 1934 recrea magistralmente los Anales de Tácito, la Historia romana de Dión Casio y las Vidas de los doce Césares de Suetonio, entre otros. No obstante, alguna de las teorías del autor, hilvanadas a partir de ellas, dejan en mal lugar, sin demasiado fundamento a algunos personajes, como sería el caso de la emperatriz Livia, a quien es muy difícil desprenderla de la etiqueta de envenenadora y maquiavélica que Graves le impuso.
A pesar de ello, su deliciosa narrativa y la personalidad de sus personajes, le redimen. Hay que entender que es una obra que tiene casi 100 años y que en un siglo la historiografía ha avanzado muchísimo. Particularmente, se cuenta entre mis libros favoritos, si no el que más. Me ha acompañado desde que tenía 15/16 años y fue mi primera aproximación a la dinastía Julio-Claudio. Además me lo regaló una persona muy querida, que desgraciadamente ya no está entre nosotros, lo que dimensiona el cariño que le tengo a la obra. Su continuidad, Claudio el dios y su esposa Mesalina, completa una pieza maestra que ha encumbrado al emperador.
La obra, narrada como autobiografía (un guiño maestro del escrito a la obra del mismo género que escribió el propio emperador y que se ha perdido) ha sido llevaba a la televisión en varias ocasiones.
Ya en 1937 Josef Von Sternberg intentó rodar la película, pero tras varios incidentes el proyecto fue abandonado. Ya en 1976 la BBC lo retomó creando la maravillosa serie del mismo nombre, con guion de Jack Pullman. La producción obtuvo un gran éxito siendo galardonada con tres premios Emmy, en 1978 y cuatro premios Bafta en 1977. La ficción consagra a personajes como Livia interpretado magistralmente por Siam Phillips o al propio Claudio en el que soy incapaz de pensar sin recordar a Derek Jacobi.



De igual modo la telenovela mexicana Imperio de cristal está basada en la novela que también fue adaptada al teatro en 1972 siendo escrita por John Mortimer y protagonizada por David Warner o en 2006 por José Luis Alonso de Santos.
Con las últimas palabras escritas por Claudio anunciando su propia muerte en la obra de Robert Graves quiero despedirme de este gran emperador (Claudio el dios y su esposa Mesalina, XXXII):
“Mis ojos están fatigados y mi mano tiembla tanto, que apenas puedo formar las letras. Últimamente se han presenciado extraños presagios. En el cielo de la medianoche brilla un gran cometa, como el que presagió la muerte de Julio César. En Egipto se ha hablado de un fénix. Voló hasta allí desde Arabia, como es su costumbre, con una bandada de otros pájaros que lo admiraban. No creo que sea un verdadero fénix, porque aparece una vez cada 1461 años, y sólo han trascurrido 250 desde que se lo vio por última vez en Heliópolis, durante el reinado del tercer Tolomeo. Pero sin duda era una especie de fénix. Y si un fénix y un cometa no son maravillas suficientes, ha nacido un centauro en Tesalia, y me lo han traído a Roma (por vía de Egipto, donde los médicos de Alejandría lo examinaron por primera vez), y yo lo he tocado con mis propias manos. Sólo vivió un día, y llegó hasta mí conservado en miel, pero era un centauro indiscutible, y del tipo que tiene un cuerpo de caballo, no de la clase inferior que tiene cuerpo de asno. Fénix, cometa y centauro, un enjambre de abejas entre los estandartes del campamento de la guardia, un cerdo con garras como las de un halcón y el monumento de mi padre herido por un rayo. ¿Prodigios suficientes, adivinos?
No escribas más Tiberio Claudio, dios de los britanos, no escribas más".

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