lunes, 16 de julio de 2018

La Villa de Mesalina

“Aun hoy cuando el lujo ha llegado a tanto exceso, los jardines de Lúculo, se cuentan entre los más magníficos de los emperadores” (Plutarco. Lúculo, XXXIX).
Si bien Plutarco escribió sus Vidas Paralelas casi 200 años después de la muerte de Lúculo, como deja bien claro en su texto sus espléndidos jardines todavía despertaban gran admiración en siglos sucesivos.


Reconstrucción de la Villa y Jardines de Lúculo

Lucio Licinio Lúculo vivió  entre los años 118 y 56 a.C. Partidario de Sila, tuvo un papel relevante en la tercera guerra mitridática. Anulado con posterioridad por Pompeyo el grande, volvió a Roma en torno al año 66 a.C., donde amargado por haberse visto privado de un triunfo, se retiró de la vida política, dedicándose a una existencia de lujo y ocio, lo que pudo permitirse gracias al inmenso botín de guerra amasado durante sus años en África.
Por ello, en el monte Pincio se construyó una espectacular villa, cuya magnificencia fue sólo igualada por la Domus Aurea levantada por Nerón tras el incendio de Roma del año 64. Alrededor de ella, Lúculo creó los más impresionantes jardines que se habían visto, en los que introdujo especies no conocidas en Roma hasta ahora, como el melocotón, la cereza o el albaricoque. Parte de estos jardines se conservan en el Pincio mientras que la villa se encontraba en la zona de la Trinità dei Monti y Piazza di Spagna.


Villa Médicis en la actualidad


Años después los jardines fueron adquiridos por Valerio Asiático, y tras su muerte Mesalina se apoderó de ellos y de la espléndida villa. Las fuentes antiguas insinúan que la caída de Valerio Asiático fue orquestada por la emperatriz sólo porque ambicionaba los jardines. Lo cierto es que desde este momento se convirtieron en propiedad de la familia imperial.
En el Renacimiento en el mismo lugar comenzó a construirse una villa que en 1576 fue adquirida por Fernando I de Médicis y acabada por Bartolomeo Ammannati; es la famosa Villa Médicis inmortalizada por Velázquez y que aún hoy se alza en el mismo lugar albergando la Academia Francesa en Roma.


Vista del Jardín de la Villa Medicis en Roma. Diego Velázquez. 1630. Madrid. Museo del Prado
Fuente: De Diego Velázquez - Galería online, Museo del Prado., Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=45401505

Desde el año 2007, trabajos de restauración en la zona de Piazza Spagna sacaron a la luz restos de la Villa, en concreto de una escalera monumental que unía los diferentes niveles de la colina hasta llegar a un ninfeo semicircular gigantesco, compuesto por una amplia gruta artificial donde se sucedían juegos de agua procedentes del Acqua Virgo, la misma que surte a la Fontana de Trevi. También se encontraron restos de mosaicos y esculturas, de inspiración egipcia, muchos de la época de Mesalina.
Tanto amaba la emperatriz el lugar, que aquí se refugió tras caer en desgracia, siendo asesinada por la guardia imperial en la villa que tanto había codiciado. Su última mirada fue hacia los jardines de Lúculo que habían llegado a sus manos con sangre y, que nuevamente se regaban con la sangre de una joven que arruinó su vida de opulencia cegada por la ambición.

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