“Aun hoy cuando el lujo ha llegado a tanto exceso, los jardines de
Lúculo, se cuentan entre los más magníficos de los emperadores” (Plutarco. Lúculo, XXXIX).
Si bien Plutarco
escribió sus Vidas Paralelas casi 200 años después de la muerte de Lúculo, como
deja bien claro en su texto sus espléndidos jardines todavía despertaban gran
admiración en siglos sucesivos.
Reconstrucción de la Villa y Jardines de Lúculo
Fuente: http://riqualificazionevillaborghese.blogspot.com/2013/01/villa-borghese-e-lantica-roma.html
Lucio Licinio Lúculo
vivió entre los años 118 y 56 a.C.
Partidario de Sila, tuvo un papel relevante en la tercera guerra mitridática.
Anulado con posterioridad por Pompeyo el grande, volvió a Roma en torno al año
66 a.C., donde amargado por haberse visto privado de un triunfo, se retiró de
la vida política, dedicándose a una existencia de lujo y ocio, lo que pudo
permitirse gracias al inmenso botín de guerra amasado durante sus años en
África.
Por ello, en el monte
Pincio se construyó una espectacular villa, cuya magnificencia fue sólo
igualada por la Domus Aurea levantada
por Nerón tras el incendio de Roma del año 64. Alrededor de ella, Lúculo creó
los más impresionantes jardines que se habían visto, en los que introdujo
especies no conocidas en Roma hasta ahora, como el melocotón, la cereza o el
albaricoque. Parte de estos jardines se conservan en el Pincio mientras que la
villa se encontraba en la zona de la Trinità dei Monti y Piazza di Spagna.
Villa Médicis en la actualidad
Años después los
jardines fueron adquiridos por Valerio Asiático, y tras su muerte Mesalina se
apoderó de ellos y de la espléndida villa. Las fuentes antiguas insinúan que la
caída de Valerio Asiático fue orquestada por la emperatriz sólo porque
ambicionaba los jardines. Lo cierto es que desde este momento se convirtieron
en propiedad de la familia imperial.
En el Renacimiento en el
mismo lugar comenzó a construirse una villa que en 1576 fue adquirida por
Fernando I de Médicis y acabada por Bartolomeo Ammannati; es la famosa Villa
Médicis inmortalizada por Velázquez y que aún hoy se alza en el mismo lugar
albergando la Academia Francesa en Roma.
Vista del Jardín de la Villa Medicis en Roma. Diego Velázquez. 1630. Madrid. Museo del Prado
Fuente: De Diego Velázquez - Galería online, Museo del Prado., Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=45401505
Desde el año 2007,
trabajos de restauración en la zona de Piazza Spagna sacaron a la luz restos de
la Villa, en concreto de una escalera monumental que unía los diferentes
niveles de la colina hasta llegar a un ninfeo semicircular gigantesco,
compuesto por una amplia gruta artificial donde se sucedían juegos de agua
procedentes del Acqua Virgo, la misma que surte a la Fontana de Trevi. También
se encontraron restos de mosaicos y esculturas, de inspiración egipcia, muchos
de la época de Mesalina.
Tanto amaba la
emperatriz el lugar, que aquí se refugió tras caer en desgracia, siendo
asesinada por la guardia imperial en la villa que tanto había codiciado. Su
última mirada fue hacia los jardines de Lúculo que habían llegado a sus manos
con sangre y, que nuevamente se regaban con la sangre de una joven que arruinó
su vida de opulencia cegada por la ambición.
No hay comentarios:
Publicar un comentario