domingo, 23 de agosto de 2015

Nuevos héroes

Una nueva etapa comenzó en el Principado tras la desaparición de Agripa. Augusto, a pesar de su gran pérdida, no podía permitirse el lujo de un duelo público prolongado pues la estabilidad de tan vasto Imperio dependía de su lucidez a la hora de tomar decisiones. No obstante, algo que le serenaba era saber que la sucesión estaba asegurada a través de los hijos de Agripa, sus adorados nietos Cayo y Lucio César. Mientras que estos crecían (a la muerte de su progenitor el primero tenía 8 años y el pequeño, 5), a su lado contaba para llevar la pesada carga del gobierno con dos jóvenes de gran talento, sus hijastros Tiberio y Druso. Ambos eran excelentes generales y se hicieron cargo de los ejércitos imperiales sin problema alguno.


Escultura de Tiberio. Siglo I d.C. París. Museo del Louvre
Fuente:  «Tiberius Capri Louvre Ma1248» de Marie-Lan Nguyen - Trabajo propio. Disponible bajo la licencia Dominio público vía Wikimedia Commons https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Tiberius_Capri_Louvre_Ma1248.jpg#/media/File:Tiberius_Capri_Louvre_Ma1248.jpg

Tiberio fue enviado a los Balcanes, donde las noticias sobre la muerte de Agripa habían provocado nuevos disturbios en Panonia. Druso por su parte, se dirigió una vez más a la Galia. Desde la distancia, Augusto supervisaba la actuación de sus hijastros. A partir de ahora, el emperador cambiaría su estilo de vida basado en grandes giras por las provincias alternadas con estancias en Roma; desde la muerte de Agripa, los viajes fuera de la capital serían cortos para estar pendiente de las operaciones por él planificadas. Es normal que acostumbrado a la eficacia de Agripa quisiera vigilar de cerca las campañas de sus nuevos generales, más inexpertos que su malogrado amigo.
No obstante pronto se hicieron patentes las grandes dotes de sus hijastros. En el mismo 12 a.C. Druso llevo a cabo un censo en la Galia con la finalidad de organizar la región, registrar las propiedades y los impuestos y a la vez asegurar los suministros para las siguientes campañas en el Rin, creando incluso una serie de bases militares permanentes para tal fin. A partir de entonces, Druso se centró en frenar una serie de incursiones de germanos en los territorios de Roma. Tales fueron sus éxitos contra estas tribus que le valieron el sobrenombre de Germánico, que a partir de entonces llevarían tanto el hijo de Livia como sus herederos. Por su parte, Tiberio también triunfaba en los Balcanes.

Moneda acuñada por Claudio para honrar los éxitos de su padre Druso en Germania
Fuente: «DRUSUS RIC I 74-80000544» de Classical Numismatic Group, Inc. http://www.cngcoins.com. Disponible bajo la licencia CC BY-SA 2.5 vía Wikimedia Commons - https://commons.wikimedia.org/wiki/File:DRUSUS_RIC_I_74-80000544.jpg#/media/File:DRUSUS_RIC_I_74-80000544.jpg

Ambos hermanos retornaron a Roma en 11 a.C. donde fueron premiados con una ovación con símbolos de triunfo. Augusto podía respirar tranquilo al sentir que sus legiones estaban en buenas manos. Sólo le quedaba un asunto para recuperar completamente el control de la situación: buscar un nuevo esposo para su hija Julia, que con sólo 27 años, había enviudado por segunda vez.

viernes, 14 de agosto de 2015

Ferragosto

Es quizás una de las festividades más importantes en el calendario italiano, y tanto en el país transalpino como en el resto del mundo católico se asocia en la actualidad con la festividad de la asunción de María a los cielos. En Italia muchos negocios cierran en Ferragosto y no abren hasta septiembre.


Las fiestas fueron instituidas por Augusto, cuando en el 18 a.C., dedicó la segunda quincena de Agosto (su mes) a las Feriae Augusti, una serie de celebraciones solemnes que se unían a las ancestrales que ya tenían lugar las semanas previas para celebrar el fin del período de trabajos agrícolas y recogida de la cosecha; alargando las fiestas Augusto pretendía que el pueblo pudiera disfrutar de un largo período de reposo en el caluroso verano romano tras la dura campaña en el campo. La más importante de estas ceremonias era la dedicada a Diana, diosa virgen de la luna y la maternidad, de ahí la futura asociación cristiana de esta diosa con María.
Igualmente se celebraban en todo el Imperio carreras de caballos decorados con guirnaldas de flores en las que participaban toda la población. En éstas se encontrarían los más remotos orígenes de las carreras de caballos que desde la Edad Media se celebran en la maravillosa ciudad de Siena en Ferragosto, conocidas como Palio de la Asunta, grandioso espectáculo de fama mundial, que cada año inundan de color las calles de la bellísima ciudad toscana. Incluso el nombre de la fiesta sienesa deriva de palium, el trozo de tela ricamente decorada que ganaban los vencedores de las carreras en la antigua Roma.

Carrera de caballos durante el Palio en la Piazza del Campo. Siena

domingo, 9 de agosto de 2015

Hasta siempre...Agripa



Marco Vipsanio Agripa. Siglo I a.C. París. Museo del Louvre
            
         En 14 a.C. las tribus de Panonia empezaron a organizarse contra Roma. Ante la incapacidad de los generales allí destinados de frenar la sublevación, Augusto mandó a Agripa a poner orden. A pesar de haber comenzado el crudo invierno, el yerno del Príncipe partió enseguida al mando de las tropas. Julia estaba embarazada de su quinto hijo, pues ya habían nacido en el matrimonio Cayo, Lucio, Julia Menor y Agripina Mayor. La escaramuza fue breve, pues la sola presencia de Agripa en la zona sirvió para sofocar la revuelta, así que en 12 a.C. inició su regreso a Roma, ciudad a la que no logró volver.
            Ya en la península Itálica, tuvo que parar en Campania al encontrarse gravemente enfermo. Augusto, que se encontraba presidiendo unos juegos en honor de Cayo y Lucio partió junto a él nada más conocer la noticia. No consiguió encontrarlo con vida. Corría el mes de marzo, el mismo mes en que empezó la historia de su vida tras el asesinato de César. 

Monumento a Agripa. Mérida 2014

Fue un golpe tremendo para Augusto pues Agripa había sido su más fiel amigo y colaborador desde la infancia, el único que jamás lo había traicionado, el que siempre había estado junto a él, su sombra, aquel que había puesto toda su inmensa inteligencia a su servicio y al del Estado, sin pedir jamás nada a cambio y sabiendo mantenerse en segundo plano. El emperador lloró amargamente, quizás por primera vez en su vida. Si la muerte de Marcelo (acaecida 11 años antes) fue un duro varapalo, la de Agripa supuso el primer gran vacío en el corazón del hombre más poderoso del mundo.
            No se sabe de qué murió el general, que contaba con 51 años y que siempre había tenido una salud de hierro. Quizás fuera víctima de una de las muchas epidemias habituales en el mundo antiguo o tal vez su salud se deteriorara debido a los estragos del invierno en la campaña que acabada de llevar a cabo. Si padecía alguna dolencia, tan acorde con su carácter, jamás lo manifestó públicamente.
Lo cierto es que la pérdida para Roma fue inmensa e irreparable pues aunque sin el apoyo de Augusto, Agripa no hubiera llegado a ser tan poderoso, él fue el instrumento que dio forma a toda la política pensada por el emperador, quien venció  en el campo de batalla a sus enemigos, quien modeló la ciudad de mármol soñada por Augusto y, a su imagen y semejanza, edificó multitud de pequeñas Roma distribuidas por todo el Imperio, su gran legado a la posteridad.


Teatro romano, patrocinado por Agripa. Siglo I a.C. Mérida 2014

Narran las fuentes que muchos presagios anunciaron la muerte de Agripa, entre ellos el incendio de la cabaña de Rómulo junto a su casa en el Palatino.



Mausoleo de Augusto. Roma 2005

            Augusto (que llevó luto durante un mes entero) le dedicó un funeral de Estado, encargándose él mismo de leer el discurso funerario así como de depositar la urna con las cenizas en su Mausoleo, donde ya reposaban las de Marcelo. Cuando nació su último hijo (al que no llegó a conocer) Augusto lo llamó Agripa Póstumo para que no se perdiera el nombre de su padre. Agripa en su testamento legó toda su fortuna al emperador y los baños que había construido y sus jardines, al pueblo de Roma, que aún hoy recuerda su figura con gran cariño. El Panteón, el más bello ejemplo arquitectónico de la antigua Roma, sigue exhibiendo su nombre en su dintel. La mejor manera de alcanzar la inmortalidad por parte de un hombre ejemplar.


Panteón de Agripa. Siglo II d.C. Roma 2013

   “Fue enterrado en el propio Mausoleo del emperador, aunque Agripa había preparado uno para sí mismo en el Campo de Marte. Este fue el final de Agripa, que en todos los sentidos se había mostrado claramente como el más noble de los hombres de su época y había utilizado su amistad con Augusto, con miras de ofrecer el mayor provecho tanto para el propio emperador como para el Imperio. El que superó a todos en excelencia, se mantuvo por su propia voluntad a las ordenes del emperador y al mismo tiempo dedicó toda su sabiduría y valentía a los más altos intereses de Augusto, y todos ellos prodigados y por el honor e influencia que recibió de él hacía el beneficio de los demás. 
Es por esto, en particular, que él nunca se convirtió en odiado por Augusto ni por sus conciudadanos, por el contrario, ayudó a Augusto para establecer la monarquía, como si fuera realmente un dedicado valedor del régimen autocrático. Y se ganó a la gente en su beneficio, como si fuera el más alto grado de un gobierno popular. 
En cualquier caso, incluso a su muerte dejó sus jardines y los baños que llevan su nombre para que en ellos puedan bañarse los ciudadanos sin pagar y, a tal fin dio a Augusto determinadas fincas. Y el emperador no sólo revirtió éstas al Estado, sino también distribuyó a la población cuatrocientos sestercios a cada uno, dando a entender que había sido Agripa quién así lo ordenara. De hecho Augusto había heredado la mayor parte de los bienes de Agripa, incluida la Chersonese en el Hellespont, que habían llegado de alguna manera u otra a ser propiedad de Agripa. 
Augusto sintió su pérdida durante mucho tiempo y, por tanto, propició que fuera honrado a los ojos del pueblo, y llamó al hijo póstumo nacido de él como Agripa”.
                                                                                  Dión Casio. Historia Romana

domingo, 2 de agosto de 2015

Agosto


Augusto retratado por José Antonio Duce (Zaragoza)

          El mes por excelencia de las vacaciones aún hoy lleva su nombre en honor de César Augusto.
El calendario romano empezaba en marzo (mes dedicado al dios Marte) siendo el actual mes de agosto el anteriormente denominado Sextilis.

Meses del Calendario Juliano

En 24 a.C., el Senado aprobó dedicar el nombre de un mes a su Príncipe, al igual que se le había consagrado a su padre adoptivo, César, el mes de su nacimiento: Julio, antes conocido como Quintilis. Augusto (que había nacido en Septembris) prefirió quedarse con el mes que lo precedía por ser en el que había obtenido sus más grandes éxitos: en él fue nombrado cónsul por primera vez, y sobre todo, en Sextilis venció a Marco Antonio y Cleopatra, convirtiéndose en el dueño absoluto del Imperio romano.
Existe un debate sobre por qué Julio y Agosto tienen ambos 31 días. La teoría más extendida es que el Senado no queriendo menospreciar a su primer emperador quitó un día a febrero (que se quedó con 29) para que su mes tuviera los mismos días que el de su padre adoptivo.
            El nombre de Augustus sigue conservándose en la mayoría de los países aunque con las variaciones propias de cada idioma:

  • Castellano: Agosto
  • Inglés: August
  • Italiano: Agosto
  • Francés: Août
  • Alemán: August
  • Portugués: Agosto
  • Rumano: August