Uno de los más importantes éxitos de Trajano fue la victoria sobre los dacios, en la actual Rumanía, un conflicto que se remontaba al año 87, cuando en tiempos de Domiciano el prefecto Cornelio Fusco cruzó el Danubio con varias legiones sobre un puente de barcas y avanzando hacia Banato fue sorprendido por un ataque dacio en Tapae, siendo aniquilada una legión entera y Cornelio Fusco asesinado. El comandante dacio victorioso se llamaba Decébalo, quien empezó reiteradamente a incumplir los términos de la paz pactados tras esta campaña. De hecho fue un acuerdo vergonzoso para Roma que se vio obligada a pagarle para frenar sus incursiones en territorio romano.
Hacia marzo del año 101,
Trajano inició su primera guerra contra los dacios liderados por Decébalo. Para
ello, el emperador pasó a la orilla septentrional del Danubio sobre un puente
de piedra con el mayor ejército visto desde tiempos de Augusto y se dirigió hacia la capital, Sarmizegetusa
con cuatro legiones. Derrotó a los dacios en Tapae, no obstante, las tropas de
Trajano sufrieron serios daños, por lo que el emperador prefirió replegarse
para atender a los heridos, recibir refuerzos y reagruparse.
Aprovechando esta
aparente debilidad, Decébalo lanzó un ataque cruzando el Danubio, pero fue
rechazado en la batalla de Adamclisi. El ejército romano se adentró en territorio dacio y forzó a
Decébalo, que se había proclamado rey, a someterse al año siguiente. Dacia fue convertida en un Estado tributario y aliado de Roma.
Al volver a Roma, el emperador obtuvo
el título de “Dácico” y celebró el triunfo. Sin embargo, Decébalo en 105 emprendió una nueva invasión sobre
territorio romano incitando a la sublevación a algunas tribus del norte del Danubio
contra Roma. Trajano se encaminó de nuevo hacia la Dacia con dos nuevas
legiones la Legio II Traiana fortis y
la Legio XXX Ulpia Victrix, levantó un
puente de piedra construido por Apolodoro de Damasco y conquistó
definitivamente la región en 106, a pesar de la resistencia de los dacios que
preferían suicidarse por su dios Zalmoxis antes de caer en manos romanas.
Las campañas dacias de
Trajano enriquecieron las arcas del Estado gracias a la explotación de sus
numerosas minas de oro y al tesoro escondido de Decébalo que ascendía a 165
toneladas de oro y el doble de plata. Además aportó miles de prisioneros
destinados al mercado de esclavos.