Dos años después de ser
nombrado emperador Trajano entró triunfalmente en Roma siendo acogido con gran
entusiasmo por todos.
Y durante un año se
dedicó a gobernar. Todos coinciden en que Trajano sabía gestionar bien los
asuntos públicos, y jamás usó su posición para eludir la ley, a la que
reconocía su supremacía absoluta sobre todas las personas, incluido él. De
hecho, Trajano ejerció la totalidad de su poder pero en beneficio del pueblo y
del Estado, y respetando los valores tradicionales de la cultura romana.
Eliminó los rituales
exportados de Oriente, como el besarles los pies o la manos. La maquinaria
administrativa heredada era tan sólida que Trajano no tuvo que hacer grandes
cambios, siendo su política es conservadora pues creía que el progreso derivaba
más de una administración ordenada que de revolucionarias reformas, pero por
primera vez se aprecia un gran interés de equilibrar las desigualdades entre
Italia y las provincias.
Concedió al Senado mayor poder, entregándole a
muchos senadores el gobierno de las provincias, pero conservó un control muy
fuerte sobre ellos pues era él quien tomaba las decisiones pero sopesando los
deseos de los senadores y escuchándolos. Muchos de éstos fueron investigados
por mal gobierno de las provincias, aunque los juzgaba el propio Senado y las
sentencias eran generalmente favorables al acusado. Trajano vigilaba
atentamente que no se cometieran abusos,
y conservó los permisos para construir edificios públicos, buscando evitar
delitos como la malversación de fondos,
muy habitual durante el Principado de Nerva. Creó un nuevo órgano judicial el Consilium Principis del que formaron
parte importantes juristas de la época.
En materia judicial
disminuyó los tiempos de los procesos, prohibió las denuncias anónimas así como
la condena sin pruebas claras. Aunque sí juzgó a los asesinos de Domiciano, si
bien, liberó a muchas de personas encarceladas bajo el Principado de aquel y
les devolvió sus propiedades.
En materia económica y
social promulgó leyes a favor de la pequeña propiedad campesina al mismo tiempo
que favoreció la repoblación de campesinos libres en la península,
proporcionando a los colonos los medios para sustentarse y trabajar en el
campo; a cambio éstos invertían parte de la cosecha para el pago de la deuda.
Este sistema, denominado colonato, necesito del control del Estado para funcionar.
Para evitar el declive de la agricultura en Italia impuso a los senadores que invirtieran
aquí, como mínimo la tercera parte de sus capitales. Puso límites a la
emigración desde la península, para intentar consolidar en Italia la presencia
de la clase social empresarial y la mano de obra. Trajano destruyó el registro
de impuestos atrasados tanto en Italia como en las provincias y creó una caja
de ahorros popular que concedió préstamos a los pequeños campesinos y
empresarios romanos, lo que favoreció las primeras cooperativas y asociaciones
profesionales.
Con los beneficios de
las reformas, el emperador edificó colegios y orfanatos para los hijos
ilegítimos y los huérfanos de los soldados garantizándoles un subsidio mensual
y una instrucción adecuada. Esto permitió la creación de una clase social hábil
y capaz. Las arcas del Estado estaban llenas gracias los botines de guerra para
poder afrontar esos gastos.
Trajano llevo a cabo una
política constructora equiparable a la realizada por Augusto, dándole un
esplendor sin precedentes a la ciudad de mármol modelada por el divino primer
emperador. De su mano llegó a Roma el gran Apolodoro de Damasco (supuesto autor
del Panteoón de Agripa) para diseñar el Foro de Trajano con la espectacular
columna conmemorativa, la basílica Ulpia y los mercados que aún perpetúan la
grandeza imperial. También amplió los canales subterráneos de la Cloaca Máxima
y amplió el Circo Máximo. Otra de sus grandes obras, que fue en detrimento de
una joya de la arquitectura, fueron las Termas de Trajano que se erigieron
sobre las Domus Aurea de Nerón. Aprovechando
las ruinas de una obra creada para el deleite de una única persona, Trajano levantó
otra para el disfrute del Pueblo Romano. También quiso mejorar la vida de
súbditos restaurando las principales calzadas que conectaban el Imperio con la
capital.
En las provincias
también levantó estructuras imponentes como el Puerto de Ostia, el de Ancona o
el Arco de Benevento. En Egipto unió el mar Rojo con el Nilo a través de un
gran canal. Además, construyó varios puentes, entre los que destaca el del
Danubio, el de Alcántara o el de Salamanca en Hispania.